El jueves 5 se presentó una obra titánica en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, México. Este libro se logró escribir en menos de un año bajo el impulso del comité coordinador que entre sus miembros destaca el Dr. Jorge Quiroga Canaviri, de la Universidad Mayor de San Andrés, además de otros destacados investigadores de la Universidad de Guadalajara, La Red Mexicana de Bioeconomía Circular y la Revista Iberoamericana de Bioeconomía y Cambio Climático
La obra, que en poco estará disponible de forma digital, consta de cuatro volúmenes divididos en 11 secciones especializadas. Son 60 capítulos que fueron escritos por más de 120 autores, especialistas en diversas disciplinas y áreas que se complementan o contribuyen al desarrollo de la bioeconomía. Justamente, por invitación del Dr. Quiroga acepté el desafío de escribir uno de estos capítulos: “Modelos de Colaboración Público-Privada y Social en Biotecnología para el Impulso de la Bioeconomía en América Latina”.
Entre otras autoras, también tengo el gusto de compartir esta publicación con mi colega Virginia Gonzales, que desarrolló el tema de bioinsumos con especial énfasis en Bolivia. Esta diversidad de autores, ofrece una visión amplia, integral y multidisciplinaria sobre los avances, hallazgos, desafíos y oportunidades que se tiene en la región en cuanto al desarrollo de la bioeconomía. Otro de los objetivos principales de la obra, es reflexionar sobre cómo esta disciplina puede contribuir a la sostenibilidad y el desarrollo de diversas geografías, sociedades y economías latinoamericanas, promoviendo soluciones innovadoras para los retos ambientales y económicos del continente.
El desafío sin duda fue lograr generar este contenido en un tiempo bastante ajustado, proceso al que muchos académicos están acostumbrados. Debo reconocer que mis tres semanas completas con el resultado, solo fueron posibles gracias a las distintas personas que he ido conociendo a lo largo de los años, quienes me han llevado a conocer lo que es la bioeconomía en distintas etapas y con los distintos desarrollos que realizan en sus países.
Las experiencias de investigadores y gestores de la bioeconomía en Colombia, Costa Rica, Uruguay, Argentina, Paraguay, México y España, sin duda fueron de mucha guía al momento de plantear mi contenido. El 2019, cuando conocí a este selecto grupo de profesionales, no imaginé que sus experiencias, investigaciones y lo que aprendí de ellos, me sería piedra fundamental para desarrollar el contenido que ahora forma parte de este completo libro.
En el capítulo que desarrollé, destaca mucho el impulso que marca la conformación de clústeres o conglomerados, que impulsan emprendimientos o laboratorios que desarrollan distintos tipos de productos derivados de la biotecnología, logrando captar inversión y también avanzando en el desarrollo e implementación de nuevas tecnologías, que les permita ser reconocidos en los mercados internacionales. Todo esto a su vez, buscando las mejores maneras de aprovechar la biodiversidad con la que cuenta nuestro continente.
El capítulo que desarrollé incluye un acápite sobre Bolivia. Desarrollar esta parte, evidentemente me ocasiona una mezcla de impotencia, en vista que los demás países avanzan al desarrollo de la biotecnología de acuerdo a sus necesidades y ampliando sus capacidades. Sin embargo acá, seguimos limitados por distintas causas, y en especial una falta de un marco normativo y de gestión actuales y basados en ciencia. Hago votos para que esta obra tan compleja y completa, pueda servir a tomadores de decisión en Bolivia y otros investigadores, como guía de lo que aún falta por construir en Bolivia, en cuanto a la biotecnología y la bioeconomía.