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En voz alta | 22/01/2024

No somos estúpidos

Gisela Derpic
Gisela Derpic

La estupidez abunda en el mundo. Es biológica-hereditaria y adquirida, contagiosa. Hay tantos estúpidos y de tan altos niveles que ni siquiera se dan cuenta de serlo y presuponen que todos sobre la tierra lo son, seguros de que nadie utiliza la cabeza para otra cosa que para rascarla. Error. Así como hay estúpidos, también hay quienes no lo somos. Pensamos con criterio propio. Sí. Buscamos información en diversas fuentes para aproximarnos a la verdad y entonces la difundimos. Sobre lo que es y está; lo que era y estaba; sobre lo que pasa y lo que se dice que pasa; lo que pasó y lo que se dice que pasó. Reaccionamos, con razón y voluntad, activa y proactivamente. Somos rebeldes. No nos tragamos píldoras cuadradas. Nos indignamos ante las falacias bombardeadas desde los medios y las redes.

Como sucedió hace pocos días con respecto al ingreso de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN) a la “zona roja del Chapare, bastión de Evo Morales” según informaron varios medios en informaciones que transcriben una publicación del ministro de Gobierno en sus redes sociales, la cual a la letra dice: “¡Histórico! Hoy ingresamos a un lugar de el (sic) Trópico de Cochabamba en el cual las fuerzas policiales antinarcóticos no pudieron realizar su trabajo por más de 16 años”. “Histórico” dice… Entremos al detalle.

¿Quiénes gobernaron el país durante esos 16 años de impunidad en el reducto masista chapareño? ¿Los llamados por el MAS-IPSP y toda su cohorte de siervos como tradicionales, derechistas, neoliberales, machistas patriarcales, racistas discriminadores? ¡No, señor! Los masistas. ¿Qué cargo tenía ese tiempo el actual presidente? ¿Era un pinche desconocido encargado de organizar los viernes de soltero desde un oscuro rincón de segunda categoría de la administración pública? ¡No, señor! Desde el 22/01/2006 formó parte de la cúpula del poder como ministro de economía, despilfarrador, sembrador de la crisis que ya ha comenzado a manifestarse sin tapujos. Igual que el mismo actual ministro de Gobierno, conocido cabecilla de grupos de choque que agredieron a la ciudadanía en rebeldía ante el fraude de 2019 en La Paz, cuando se consideraba hermano del comandante de los productores de la materia prima de la cocaína, dueño de vidas y haciendas en el Chapare y defendía a sangre y fuego su perpetuación en el poder. Histórico es el cinismo de este personaje, histórica es su falta de respeto a la ciudadanía que tiene memoria y usa su cabeza para algo más que peinarse. ¡Habrase visto! Como diría mi madre: ¡que se vaya a bañar!

¿Por qué las fuerzas policiales antinarcóticos no cumplieron esa tarea en esos más de 16 años? ¿Algún imperio superpoderoso o fuerza interplanetaria diabólica lo impidió? ¡No, señor! Al contrario, las veces que el gobierno de EEUU y la UNODC dijeron que en Bolivia la lucha contra el narcotráfico estaba en decadencia, los voceros masistas proclamaron lo contrario. No importa si desde que el MAS ascendió al poder, conforme lo refiere el portal Infobae en publicación de 22/01/2022, fueron altos jefes antidrogas personajes condenados después por delitos de narcotráfico y legitimación de ganancias ilícitas, mencionando a René Sanabria, Omar Rojas, Maximiliano Dávila, Gonzalo Medina y Oscar Nina. Y otra vez: ¡que se vaya a bañar!

El ministro de Gobierno no es el único que nos ofende con sus versiones mentirosas ni es la primera vez que sucede. Al contrario. El régimen masista, igual que todo autoritarismo, usa a contingentes de esbirros repetidores de las mentiras como parte de su estrategia de dominación. Basta revisar la consigna principal de propaganda del Gobierno actual: “¡Somos el Gobierno de la industrialización!”. A menos que se refiera a la transformación de coca en cocaína, esa consigna miente con descaro.

Los efectos de esta campaña sistemática de falseamiento de la realidad son terribles pues no solamente se dejan sentir en sectores de población desinformada y poco acostumbrada a remediar ese déficit tan importante. Alcanzan también a grupos y personas de la vereda de resistencia y oposición al autoritarismo cuyas declaraciones y acciones hacen el juego a la estrategia del régimen masista, respecto de los cuales la periodista cruceña Maggy Talavera en su artículo “Muchos tiros, ninguno al blanco”, publicado en El Deber este 14 de enero dice: “Después de casi dos décadas de vivir bajo un régimen que apostó desde el inicio a la desinstitucionalización, cooptando a todos los poderes del Estado y recurriendo a la violencia para consolidar un proyecto de poder muy vinculado al circuito del narcotráfico, los políticos, los empresarios y muchos sectores de la sociedad civil se muestran hoy alarmados por el caos que estamos viviendo en el país. (…) ¿Nacieron en 2023? (…) Ojalá paren de estar repartiendo tiros al troche y moche e identifiquen claramente el blanco al cual apuntar y disparar, sin riesgo de errar”.

Tiene razón. De incautos se están pasando a estúpidos. Que cuiden con quienes se juntan pues es evidente que se están contagiando. 

Gisela Derpic es abogada.



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