Es común escuchar la queja de estudiantes
que ingresan a carreras en ciencias, ingeniería o tecnología sobre que incluso
las materias básicas les son difíciles de aprobar. Un buen porcentaje reprueba
por lo general física inicial o matemáticas nivel 1 o 2. Incluso biología, que es considerada
sencilla, muchos la reprueban.
En numerosos casos estos jóvenes ya han pagado un instituto de preparación preuniversitaria y aún con eso tienen dificultades de sobrepasar los niveles iniciales de la universidad. Varios docentes también apuntan a que ya no pueden exigirles el rendimiento que se requería hace años y que en muchos casos deben bajar el nivel de exigencia, porque de lo contrario no en aprobarían.
Uno de los últimos estudios de la Fundación Milenio “La situación social de Bolivia”, refleja la preocupación que debería causarnos a todos la actual crisis educativa de Bolivia. Esta crisis puede provocar un mercado laboral limitado o con escasas posibilidades de progreso.
https://fundacion-milenio.org/correo-del-sur-milenio-crisis-educativa-amenaza-futuro-de-las-nuevas-generaciones/
El estudio indica que la mayoría de los niños y adolescentes que asisten a las escuelas no cuentan con los niveles mínimos de competencia en materias básicas para su formación, especialmente en lenguaje y matemáticas. Esto quedó en evidencia en un par de documentos como el “Diagnóstico Nacional de Bolivia” elaborado por la OREALC/UNESCO, que evalúa los niveles de logro alcanzados por estudiantes de 3° y 6° de primaria en lenguaje, matemática y ciencias naturales; y el informe del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE) y se hace referencia a los resultados del Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE).
Estos informes fueron analizados en 2021 también por la Fundación Milenio. Las principales brechas y carencias estructurales que enfrenta la educación boliviana incluyen niveles deficientes de desempeño en lectura, escritura, matemáticas y ciencias naturales, así como la falta de viabilidad política y apoyo social para políticas educativas consistentes. Además, se destaca que los intentos de reforma han sido “desde arriba”, sin consenso ni compromiso auténtico de la sociedad boliviana con la educación, lo que ha llevado a resultados insatisfactorios.
https://fundacion-milenio.org/analisis-no-29-el-reto-de-la-educacion-que-hacer-frente-al-rezago-las-brechas-y-la-baja-calidad-educativa/
Desde los proyectos en los que participó con temas STEM he visto el potencial que tienen nuestros jóvenes, sin importar si crecieron en la ciudad o en área rural. Cuando se les abre una oportunidad, la aprovechan y empiezan a forjar su propio camino. Pero no son muchos y ellos mismos reconocen las limitaciones que enfrentan por una deficiente formación básica en el colegio.
Ante este panorama ¿podemos esperar tener gente formada en áreas de ciencias y tecnología para hacer frente a todos los obstáculos que tenemos como país en los siguientes años? Por un lado, solo reformar la malla curricular no cambiará el panorama.
Necesitamos formar mejor a los profesores, que hallen la forma de hacer sus clases más prácticas y que ellos mismos disfruten investigar y desarrollar proyectos con sus estudiantes. Hemos observado como tener un par de clases prácticas, tienen un impacto positivo en los estudiantes, por mucho que no elijan una carrera STEM.
De manera complementaria se debe tomar en cuenta la calidad de alimentación y acceso a salud de la población en edad escolar básica. Resulta inverosímil que se premie a dirigentes sociales pero no se invierta más en estas dos áreas de alta necesidad. De no tomar acciones correctivas en el corto plazo, de poco servirá ofrecer becas de posgrado.