Cuando veo alguna autoridad del Gobierno negar la validez de los indicadores internacionales de medición del “riesgo país” argumentando que son “inventos del imperio”, no puedo dejar de sentir orgullo hacia nuestros gobernantes ante la infamia mentirosa del mundo.
Cabreado ante las calumnias, decidí revisar algunos otros indicadores de medición del país para verificar que las calificaciones de Moody's eran falsas. ¿Cuál era esa calificación? Caa3: “no cumple con sus obligaciones de deuda externa y no cuenta con divisas para el pago de sus importaciones”.
Hmm, debe ser errado. Mejor veo lo que hacen sus competidores. Standard & Poor’s rebajó las calificaciones crediticias soberanas de largo plazo de Bolivia, de B- a CCC+ con una “perspectiva negativa” debido a “mayores vulnerabilidades externas”. ¿Y qué dice Fitch Ratings? Esta calificadora rebajó, asimismo, la calificación de incumplimiento de emisor en moneda extranjera de Bolivia de B- a CCC debido a la “significativa” disminución de las Reservas Netas Internacionales (RIN)”. Ay caray. La tríada imperial se ha puesto de acuerdo para perjudicar a Bolivia.
¿Otros indicadores? La prensa. De acuerdo a la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF), aquellos países con una puntuación mayor a 40, pero menor a 55, se encuentran en situación difícil en cuanto a libertad de prensa. ¿Quién está en ese podio? Ay, Bolivia, con 48,9. Tengamos en cuenta que la situación de la libertad de prensa es “muy grave” en 36 países, como Cuba, y “difícil”, en 49 países como Bolivia. Además, 50 clasifican en una mejor categoría “problemática” y 45 lo hacen en “buena”. ¿Qué quiere decir esto? Qué no estamos solos. Eso es lo bueno. Somos 49 y nadie dice nada a los 48 sobrantes. Podemos estar tranquilos.
Mejor ver un indicador internacional sobre la marcha de la justicia. ¿Qué hay? Según el índice de Estado de Derecho del World Justice Project, el país es nuevamente atacado: afirman que estamos en el puesto 131 de 142 países. Tendríamos a Bolivia con una de las 12 peores justicias del planeta. Debe ser una nueva injuria. La Justicia en el país adolece de algunos problemillas que Iván Lima va a solucionar.
No hagamos caso. Mejor vayamos a los medidores de democracia. ¿Vamos bien? Según Freedom House, el 72% de la población del mundo vive en una autocracia, frente a menos del 50% a fines de 2010. Pero, ¿y nosotros? Bolivia ya no es una democracia, es, a lo sumo, una “democracia parcial”. Somos parte de ese combo mundial en retroceso.
El Latinobarómetro, a su vez, deja en claro un problema: el 51% cree en la democracia, pero para un 28% ésta le es indiferente y para un 13% vendría bien un régimen autoritario. ¿Qué tenemos? 51 versus 43. Vale decir, el establecimiento de una polarización cada vez más obvia entre los que quieren democracia y los que no sufren ante su ausencia. ¿Será? Lo dudo.
Veamos si hay más. La pérdida de bosques ha disminuido a nivel mundial en un 9%, pero en Bolivia lo ha hecho en 27%, de acuerdo al reporte del World Resources Institute-Global Forest Watch. De ese modo, el país ha ganado terreno en el tercer lugar de pérdida de bosques a nivel mundial y el 2023 se marcó el nivel más alto en los últimos 20 años, con más de 500.000 hectáreas perdidas, la mitad de ellas por fuegos forestales. ¡Siguen atentado contra el “proceso de cambio”!
Mejor me fijo en otra cosa. Cárceles. Las cárceles de Bolivia albergan a 7.433 personas privadas de libertad en condiciones de hacinamiento, de las cuales, el 73% están detenidas preventivamente. O sea, tres de cada cuatro bolivianos está preventivamente en la cárcel, uno de los índices más altos de la región. Bolivia tiene también uno de los porcentajes más altos de hacinamiento carcelario.
¿Y el informe del Fondo Monetario que supuestamente está ocultando el Gobierno? Mentira de los neoliberales. No hay ese informe y si hay, debe reconocer los avances del país en los últimos 18 años. Punto.
Diego Ayo es politólogo.