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23/06/2021
Articulista Invitado

Medidas de reactivación económica en la actual coyuntura: ¿sustitución de importaciones?

Joshua Bellott Sáenz
Joshua Bellott Sáenz

Bolivia se encuentra en una coyuntura muy delicada, en la cual, el modelo que apuntaba al incentivo de la demanda agregada vía una elevada inversión pública, un aparato productor estatal ineficiente y un régimen de tipo de cambio fijo, parece haberse agotado. Las consecuencias de este auge desaprovechado trajeron para Bolivia, un elevado y casi insostenible endeudamiento externo, un gasto público insostenible que enfrenta una crisis de liquidez y un agotamiento acelerado de las reservas internacionales al borde del default. Asimismo, aumentó la especialización en la producción y exportación de materias primas, y por lo tanto, una mayor dependencia a las mismas. Con una moneda sobrevaluada, creamos una mayor dependencia a las importaciones legales y productos de contrabando en todos los rubros, cuyo efecto es la destrucción inminente de un ya muy pequeño sector productivo privado, con sus consecuentes efectos en el desempleo y el aumento desmedido de la informalidad.

En este contexto, la población exige de manera urgente a nuestros gobernantes, medidas de reactivación capaces de detener la crisis actual, pero también, solución a los problemas que habíamos olvidado durante los años del supuesto auge económico: desempleo, informalidad, producción, educación y salud.

En este sentido, en el presente artículo revisaremos de manera muy breve una de las últimas medidas de reactivación propuestas por el gobierno actual, tratando de enfocarnos en su efectividad.

¿Sustitución de importaciones?

Días atrás, propiamente el 16 de junio, el gobierno emitió el Decreto Supremo 4522, donde establece un incremento del 100% del gravamen para papa, tomate, cebolla, manzana y frutilla, vigente hasta el 31 de agosto. Por otro lado, para carne de pollo, leche en polvo y cacao, hasta el 31 de diciembre de 2021. Sin duda, una medida proteccionista, con el afán de favorecer a los empresarios de estos sectores o productos, en específico.

Revisando algunos datos reportados por el INE, respecto a la importación de algunos de estos productos, tenemos:

·  En el caso de la frutilla, resulta que el 2019 se registró la única importación de un kilo del producto, en el cual se gastó 7 dólares.

·  Si comparamos las gestiones 2019 y 2020 respecto a la importación de papa, la gestión 2020 se importaron 16.800 toneladas a un precio de 107 dólares; respecto al 2019 redujo el volumen en 400 tn, cuando el precio era de sólo 46 dólares la tonelada. En los primeros 4 meses de cada una de esas gestiones, no se importó este producto, de febrero a junio (2019) y en enero y abril (2020). Los primeros 4 meses del 2021 se compró 7 veces más papa a un precio 3 veces superior a la anterior gestión (2 mil Tns. 111 USD cada tonelada). Por otro lado, con el afán de comprender la magnitud de la importación, planteamos lo siguiente. La provincia La Florida del Valle de Santa Cruz cuenta con 20 hectáreas cultivables de alimentos; si sólo pensamos que la quinta parte está destinada a la producción de papa, resulta que podrían producir alrededor de 22 mil toneladas. Con estos datos podemos concluir que la importación de este producto, primero que no es muy importante los primeros meses de cada año, dado que la producción nacional abastece los mercados, y segundo, que de todas maneras es por demás insignificante para el mercado interno; por lo menos la importación legal.

·  Ocurre algo parecido para el tomate y la cebolla, y quizás en el caso de la mazana, la medida parece que tendrá un efecto sobre los ingresos para el estado, por su constante aumento en cantidad importada y precio. Sin embargo, en este caso, parece que viene a cubrir una demanda insatisfecha nacional. El 2020 se importó casi 42 mil toneladas, equivalente a 20 millones de dólares; el primer cuatrimestre de 2021 se importaron 10.550 toneladas, 200 más respecto al anterior año.

·  En el caso de los productos afectados con la subida de arancel hasta diciembre de este año. El volumen de pollo importando entre el 2019 y 2020 creció en más de 10 veces (267 Tns el 2019 y 3.089 el 2020), sin embargo, la importación representa menos de 3 millones de dólares. El volumen importado de pollo, los 4 primeros meses del 2021 triplicaron lo importado el 2020, aunque entre el 2019 y el 2020 el volumen se multiplicó por 11. Si bien, se muestra un aumento acelerado de la importación de este producto, dicho volumen equivale a que el 10% de los ciudadanos bolivianos podría comer un pollo de dos kilos en un mes. Si bien la cifra no es despreciable, también parece muy pequeña.

·  En el caso de la leche en polvo para el 2020 la importación en volumen incrementó en 600 toneladas y en valor significó un poco más de 8 millones de dólares, respecto a la anterior gestión. Si comparamos los primeros 4 meses en valor, el 2019 se importó casi 1,61 MM de dólares, el 2020 2,82 y el 2021 1,48 Mm de USD, aparentemente una tendencia decreciente. En el caso del cacao, la importación en volumen descendió de 12.295 a 10.711 toneladas, equivalente a 29,7 y y 25,7 millones de dólares, respectivamente. Si comparamos los primeros 4 meses de cada año, el 2021 incrementó la importación en 1,5 millones de dólares aproximadamente y 200 toneladas, respecto a la anterior gestión (2020). Estas cifras, a diferencia de los anteriores casos, parecen ser significativas, ante todo porque parece que protegen a muy pocas empresas que producen en estos rubros.

Podemos concluir del presente análisis que esta política de sustitución de importaciones por medio de la subida de aranceles, no sólo parece inefectiva, sino, hasta demagógica, y que sólo en el caso de la leche y el cacao podría proteger a muy pocas empresas, siendo los demás productos una cortina de humo. Aunque, debemos aclarar que el análisis está basado en cifras de importación legal, cuando más bien el problema parece ser la cantidad importada por contrabando.

La importación de alimentos y bebidas para el consumo de los hogares, alcanzó a los 43 millones de dólares el 2020, y comparando los 4 primeros meses del 2020 y 2021, este rubro experimentó un incremento de 25%. Según varias publicaciones, se estima que por lo menos 3 mil millones de dólares entran vía contrabando, y suponiendo que la mitad del monto está destinado a la importación ilegal de alimentos, podríamos inferir que el contrabando es entre 30 o 40 veces mayor a lo importado legalmente. Al parecer, esta es una realidad más acorde a lo que vemos todos los días los ciudadanos que acudimos a los mercados, con centros de abasto plagados de alimentos de Perú y otros países.

Con estos datos en mente, debería quedar claro que no podemos solucionar el problema de la producción, con una política de sustitución de importaciones o imponiendo mayores regulaciones a la importación legal, porque lo único que incentivamos es un mayor contrabando, inflación en productos importados, y, por ende, una acelerada destrucción del aparato productivo.

Como factor adicional debemos mencionar que, la política cambiaria al fijar el tipo de cambio, apreció la moneda, aceleró la fuga de divisas e incentivó las importaciones legales y no legales al país, contribuyendo también a la destrucción del aparato productivo.

La excesiva regulación, genera una mayor presión tributaria ya insostenible en la presente coyuntura. Se deben reducir los aranceles por importación y aumentar la capacidad institucional para controlar eficientemente el ingreso de las importaciones al país. Con los recursos extras que resultan de la ampliación de contribuyentes dada una menor presión tributaria, se debe destinar los mismos, para el apoyo decidido a nuestros productores, que es en realidad el problema que debemos resolver.

Joshua Bellott Sáenz



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