¿Qué papel juegan los ciudadanos en el escenario nacional?, sus interacciones las fricciones o sinergias como resultado permiten configurar oportunidades para que el Sistema opere, entendido como las verdaderas clases dominantes detrás del Gobierno y sus instituciones: Parlamento, Poder Judicial, Electoral y las fuerzas represivas como la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas.
Los ciudadanos aún se mantienen fieles al imaginario colectivo que concibe al Estado como institución, independientemente de las administraciones que se hagan cargo coyuntural de este, como el encargado de defenderlos y preocuparse por su bienestar a través del ejercicio de sus numerosas facultades conferidas mediante el Contrato Social, mismo que se da por sentado, aunque realmente este jamás se manifiesta en la realidad.
El Contrato Social no es más que la transferencia de libertades individuales hacia un ente superior para que este las ejecute en favor de todos sus gobernados con equidad, justicia y proporcionalidad en la aplicación del monopolio de la violencia única y exclusivamente cuando este sea necesario, priorizando la paz social y los “derechos” de los demás.
Siempre y cuando el individuo no represente un peligro para el Estado, su docilidad será recompensada recíprocamente con la benevolencia de la magna institución que detenta el poder, haciendo valer sus “derechos” sin condiciones. En contrapartida cualquier individuo que exprese abiertamente no solo su descontento, sino que devele fallas, delitos o inconsistencias en los Gobiernos que llevarían a pensar que la impronta sobre la que se asienta el Contrato Social no se respeta y, es más, esta se dirige peligrosamente a objetivos totalmente opuestos con las libertades individuales subrogados por las agendas de los verdaderos detentores del poder más allá del Estado y su Contrato Social, es asediado y agredido progresivamente hasta que este decida ceder.
Un claro ejemplo del progresivo avance de la manipulación del individuo es el sistema de educación. Según la UNESCO, en un estudio bajo el título “Análisis Curricular, Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE 2019) Bolivia Documento Nacional de Resultados” se deja que ver que para el enfoque y priorización de Áreas en Lectura, Bolivia descuida abiertamente la Reflexión y Evaluación que permiten al estudiante (3er y 6to grado) no solamente ejercitar la lectura sino desarrollar un punto de vista a partir de la comprensión del mismo y su posterior contraste con el conocimiento previo o complementario que pueda tener como base. Así también la Comprensión Lectora Literal e Inferencial, es decir ver más allá del texto y ser capaces de desencriptar mensajes “subterráneos” en los textos.
Esto en términos de resultados se traduce en que la mitad de alumnos de 3er grado examinados presenten niveles de desempeño en el Nivel I (de menor desempeño) es decir “…1 de cada 2 estudiantes no tiene la capacidad de interpretar lenguaje figurado, reflexionar y emitir juicios…”
Mientras que los alumnos de 6to grado se reducen a una tercera parte que reincide en los niveles más bajos de desempeño. Similar caso en el área de Matemáticas que en ambos niveles el desempeño se encuentra en los Niveles I y II en una proporción alta, 6 de 10 estudiantes con una tendencia a mantenerse. En Ciencias Naturales 90% de los estudiantes de 6to grado (únicos evaluados) se concentra en el Nivel I de desempeño.
Finalmente, en el área de Escritura, el área que permite a los estudiantes afianzar sus habilidades de comunicación con su entorno, los resultados apuntan a un desempeño por debajo de la media del estudio TERCE 2013 (15 países evaluados) para el 3er grado y una leve mejora en el 6to grado, donde se registró una reducción de 32% en los niveles I y II, más bajos de desempeño.
La política educativa en Bolivia no concibe la libertad de cátedra valga decir que los contenidos y las escalas de evaluación son impuestas desde el Estado (Ministerio de Educación) y estos son aplicados por los maestros formados en otro monopolio la Escuela Normal de Maestros que también establecen las capacidades de los futuros maestros, así como el enfoque de educación que deben aplicar en su ejercicio profesional. No existen mecanismos para mejorar, corregir o sustituir materias, así como metodologías que no hayan sido previamente analizadas por estas dos instancias. Valga decir que si el Estado baja el nivel de exigencia de la educación primaria y secundaria pero un colegio privado ve la necesidad de incrementarla para subir los estándares de calidad, este último sería sujeto a sanciones severas.
Ahora bien, si el individuo no tiene la capacidad de poder informarse correctamente, simplemente porque carece de la misma, es incapaz de expresarse con coherencia y por ende dificulta sus habilidades de comunicación como profesional, el común de los individuos es altamente manipulable. Y es ahí donde la docilidad del individuo está garantizada, simplemente porque no es capaz de ver más allá de la información digerida por los medios de los que se alimenta. Sin el conocimiento suficiente para filtrar esa información es fácilmente manipulable y dirigido hacia posiciones donde cumple un rol asignado desde el Estado. Opositor, subversivo, traidor, radicales, separatistas, irracionales son algunos adjetivos que se utiliza para señalar al enemigo del Estado, y arrojar al resto de individuos manipulados desde su formación a enfrentarse frontalmente contra los “histéricos individuos” que osan interpelar al Estado.
Esa es la base común en la que se eligen futuros líderes bajo el espejismo de democracia, incapaces de ver más allá, con el conocimiento suficiente como para dar un espectáculo lo suficientemente creíble para terminar de convencer a los incautos ciudadanos que mejores días son posibles si seguimos las reglas, las leyes y el juego democrático. Un engaño total porque el tablero donde Estado, Leyes, Instituciones y Ciudadanos conviven esta cuidadosamente dispuesto para fracasar.
La única solución posible, es patear el tablero y mirar a los ojos a los verdaderos arquitectos del Sistema, detrás del Estado, despertar del letargo de la ignorancia y ver el mundo más allá del control. Un mundo que simplemente se nos puso delante desde el primer día en que somos reconocidos como nuevos suscriptores del Contrato Social, un contrato o suscripción a la mejor programación disponible en la grilla, la nuestra.
Carlos Armando Cardozo Lozada es economista, Máster en Desarrollo Sostenible y Cambio Climático, Especialidad en Gestión del Riesgo de Desastres y Adaptación al Cambio Climático, presidente de Fundación Lozanía