El conflicto generado a partir de la fecha de realización del censo causa desconcierto y confusión en la ciudadanía e inclusive entre analistas y expertos en materia política. Y en política cuando las cosas aparentan no tener sentido, rara vez se debe a que los actores son unos completos idiotas o a que todos estén haciendo las cosas erráticamente sin ton ni son. Cuando, como en este caso, las cosas no parecen tener sentido, quiere decir que el problema no es el que parece, y por tanto los actores no están tomando decisiones en base a lo que pensamos que es el problema.
¿Adónde voy? A la tesis de que, si bien el censo es muy importante para el MAS en la perspectiva de que puede sostener las bases de un nuevo fraude electoral, lo que se está jugando en este conflicto no es la fecha del censo ni el sometimiento a Santa Cruz, sino más bien el primer round de la pelea a muerte entre #fraudevo y Luis Arce por la candidatura a la presidencia el 2025. En esta contienda Camacho es una pieza complementaria, como siempre funcional al MAS, que juega a la posibilidad de sacar algún rédito menor.
No voy a entrar en detalles pero puedo decir, con conocimiento de causa, que los números nacionales de #fraudevo son muy malos y que los de Arce están (o estaban hasta ahora) bastante bien, muy por encima de los del resto. Los números nacionales de Camacho, el actor de reparto en esta tragicomedia, siempre fueron pésimos a nivel nacional, pero hace bastante tiempo que están haciendo aguas en su única plaza fuerte, lo que lo obliga a mover el tablero, cosa que hace, fiel a su estilo, de manera temeraria y sin medir las consecuencias.
#fraudevo sabe que si el 2024 llega con una intención de voto de 15 puntos (mera especulación) y Arce le demuestra que la suya es de 35 (también pura especulación), los propios masistas lo van a internar en un sanatorio antes de permitirle ser candidato del MAS. Sabe también entonces que debe reconstruir su malhadada imagen con mucha anticipación y que, aunque lo haga de película, no le será suficiente, y por consiguiente debe además bajarle los números a Arce. Sin esa ingrata pero imprescindible labor, no llega ni por si acaso.
Y tengo la impresión de que en estas últimas semanas está comenzando a ver algunos resultados de su estrategia de debilitamiento del gobierno de su delfín. El cacareo de los últimos meses y las acusaciones contra el gobierno no le funcionaron mucho y más bien le favorecían a Arce, pues lo diferenciaban de #fraudevo. Ahora ha conseguido arrastrar al presidente al lodo de su fango, con todos los costos que aquello implica.
Le ha doblado la mano a Arce en la interna, imponiendo la idea de derrotar a Santa Cruz por las malas, asumiendo que eso no tendrá costos políticos. Esta envenenada decisión es una trampa para el presidente, que tendrá que cargar con el hecho de haber despertado viejos traumas de la historia cruceña, vinculados a violentas agresiones desde occidente.
El costo económico de una Santa Cruz medio paralizada durante semanas tampoco es chiste y el ex ministro de economía lo sabe. El horno de la economía no está para bollos, y la pérdidas ocasionadas en la economía nacional le van a afectar a Arce donde más le duele. A no ser, claro, que la idea de fondo sea fabricar una gran excusa para echarle la culpa a Santa Cruz del eventual colapso de la frágil economía nacional. En ese posible nuevo relato, la culpa de todo ya no sería exclusivamente de Añez, sino también de Santa Cruz. El bando de #fraudevo en la bancada legislativa del MAS, oficialmente fracturada, ya le anunció también al presidente que no le aprobará ninguna ley que tenga que ver con reactivación económica.
Pero probablemente el costo político más importante para el gobierno, es que, independientemente del desenlace del paro y de la definición de la fecha, el Censo 2023 se ha convertido en la nueva causa nacional que permitirá rearticular la acción ciudadana y política de resistencia a la autocracia del MAS; una suerte de nuevo 21F, que hace un mes no existía.
Finalmente, con algo de suerte el conflicto podría escalar, extenderse a otros departamentos y complicarse seriamente, con lo que #fraudevo conseguiría el bonus adicional de realmente desestabilizar al gobierno. En ese escenario, Camacho sacaría su tajada, pues le recordaría el país su papel el 2019 y podría disimular sus problemas de gestión. Por el contrario, si el gobierno realmente agota a Santa Cruz y el paro se levanta con fecha de censo en 2024, Camacho será el culpable de haber llevado a su departamento a un paro indefinido cuando las condiciones no estaban dadas.
Ilya Fortún es comunicador social