Tenemos una crisis económica, institucional, política, social, jurídica, es decir multidimensional; y por ello la solución debe corresponder a un estricto diagnóstico, con la identificación y posterior control de todas sus variables a partir de una planificación, que rebasa una lluvia de ideas y propuestas, ya que debe ser integrado bajo la dinámica de la sinergia (https://brujuladigital.net/opinion/modelo-economico-del-bicentenario-es-el-quantum-del-nuevo-ciclo-politico) y la hermenéutica, obviamente como fruto de una gestión aplicada del conocimiento.
El espacio político que se abre, que lo identifique como “fecundo” (https://www.eldia.com.bo/2025-03-10/opinion/miradas/momento-fundacional-de-un-nuevo-proyecto-politico.html) debe permitirnos identificar si el modelo del MAS contienen los elementos que le permitan la prolongación de su vida y si la aplicación de las viejas herramientas del modelo neoliberal son aptas para resolver los problemas del presente.
En ambos casos, la caja de herramientas de los modelos del pasado no nos ofertan las soluciones reales.
Considero que el debate electoral, sano y maduro, debería girar en conocer las diferentes propuestas de las fuerzas políticas sobre el tema que abordamos, sin embargo, los potenciales candidatos van a acudir a las estrategias del marketing político que aconsejan lanzar propuestas dirigidas a los aspectos emocionales, con algunas ideas fuerza que “peguen” en la gente con el propósito de llegar al gobierno y favorecerse de la enorme acumulación de recursos que genera la economía estatal, así como el acceso indiscriminado a nuestro recursos naturales como ser la tierra, las áreas mineras, petroleras, la biodiversidad, conscientes que estos recursos son el premio reservado que compensa las inversiones en campaña y que deben ser legítimamente usufructuadas por el ganador de la contienda electoral (práctica transversal del poder). Esta conducta la conocemos como aprovechamiento patrimonial del poder y viene acompañada de un modelo sacrificial para la población que debe contentarse con recibir las migajas prebendalizadas que deja el poder.
El modelo neoliberal paro la hiperinflación, fue sustentado con financiamientos externos de ajuste estructural y capitalización, generó un modesto crecimiento de la economía. El endeudamiento externo rondó más de los 9 mil millones de dólares y el PIB creció durante todo este periodo a un ritmo de 3% anual. En su segundo momento se privatizaron más de 200 empresas estatales de diverso tamaño, que benificaron a empresas privadas nacionales y extranjeras sin generar una dinámica de crecimiento sustancial del empleo, por el contrario, se gestaron las condiciones de una aguda crisis social que terminaron con el ciclo neoliberal a través de la guerra el agua, del gas, las movilizaciones aymaras en el altiplano boliviano, permitiendo la llegada de Evo Morales y el MAS al gobierno en 2005.
El modelo del MAS tuvo, también una inyección internacional de precios altos de las materias primas que incluyeron un pico de inversión extranjera directa el año 2013 y que solo se explica por el elemento externo que acabo de mencionar. Fue un momento de crecimiento mayor al del ciclo neoliberal, con una acumulación de capital estatal importante que fue dilapidada por la ascendente nueva élite del vivir bien del MAS junto a sus aliados corporativos con los cuales organizaron una fiesta económica pública-privada, hablo de cocaleros, agronegocios, cooperativistas mineros, sector financiero, contrabandistas y narcotraficantes.
Ni el neoliberalismo ni el extractivismo populista tienen las herramientas para resolver la crisis acumulada estos 40 años.
El problema de Bolivia no es la falta de dólares, carburantes y las empresas estatales, éstos son estos síntomas de la bancarrota de las políticas desarrolladas durante estos 19 años. El problema de Bolivia es su incapacidad productiva una vez agotado el gas. Son condiciones estructurales que deben ser modificadas de forma sistémica a partir de la gestión del conocimiento superando nuestras fidelidades a factores ideológicos e ideologizantes (https://eju.tv/2025/02/el-conocimiento-al-poder-la-ideologia-ni-tanto/). Esto reto de transformación productiva es más endógeno que exógeno, donde el conocimiento productivo, tecnológico, digital, investigativo, innovador, ecologizante es el que debe tomar las riendas del Estado. Esta es la solución real que requiere el país.