¿Podemos entender que un candidato vicepresidencial acuda a argumentos racistas como posiblemente lo hizo JP Velasco en el año 2010? Respondamos dando un rodeo analítico: es preciso ir hasta 1985 y observar que dos décadas de neoliberalismo dejaron una impronta de “minoría beneficiada”: una minoría “blanca” dominante. Y el periodo histórico de 2006 a 2020 dibujó una ruta inversa signada por la impronta de una “mayoría beneficiada”: una mayoría indígena-mestiza.
¡Pasamos de una minoría criolla beneficiada a una mayoría indio-mestiza beneficiada! Tratemos de explicarlo. Recurro a la notable profesora Amy Chua, quien escribió el libro El mundo en llamas para dar una respuesta al asunto. ¿Qué enseña esta profesora? Un fenómeno que ha venido ocurriendo en todo el planeta: el mercado ha beneficiado durante décadas a grupos sociales minoritarios, pero ese dominio ha llegado a su fin. ¡Esas minorías hoy se ven amenazadas!
Vamos a los casos: atestiguamos la hegemonía de minorías chinas en los mercados filipino, malayos, indonesios. No más de un 2 al 5% de la población china de esos países, Filipinas, Malasia, Indonesia, tenían el manejo del 70 al 80% de aquellas economías. Los filipinos, malayos, indonesios eran los pobres por excelencia. Sucedió lo propio con los blancos asentados en Sudáfrica, que con una población menor a la quinta parte controlaban casi el 70% de la economía sudafricana; o con los croatas en Yugoslavia y/o los Tutsis en Ruanda, minorías étnicas que controlaban la mayor porción de la economía.
¿Qué podemos argüir de este fenómeno? ¡Conglomerados étnicos minoritarios detentaban el poder económico de forma abrumadora!
¿Qué sucedió? ¡Lo dejaron de detentar! Chinos fueron masacrados y/o expropiados en Filipinas; negros estuvieron a pocos pasos de enfrentarse belicosamente contra el gobierno blanco sudafricano. Croatas y tutsis fueron victimizados en sendos genocidios por sus compatriotas serbios y hutus, respectivamente; eran numéricamente mayores, pero de condiciones económicas inferiores.
¿Cómo ocurrió este desenlace? ¡El mercado subvirtió a los mayoritarios-pobres! El mercado los convirtió en mayorías descontentas y, en más de una ocasión, violentas. Por ende, de un momento de hegemonía étnica de mercado de una minoría pasamos, en todos los casos citados, a la búsqueda de la hegemonía étnica de mercado de una (o unas) mayoría(s) étnica(s).
¿Vemos similitudes con nuestro país? Sí. Recordemos que el neoliberalismo actuó protegiendo a los chinos en estos países, los blancos promotores del apartheid en Sudáfrica y/o los croatas y tutsis. ¿Hubo respuesta de los oprimidos? Sí: la contra‒ historia es el estallido de mayorías empobrecidas (o, al menos, menos favorecidas) que buscaron cobrar revancha. Y lo hicieron: expulsando chinos de Filipinas, auspiciando la migración lenta, pero segura de blancos de Sudáfrica hacia otros confines territoriales y/o promoviendo la masacre liderada por serbios y hutus. ¿Y en nuestro caso? ¡Esa contra‒historia quedó marcada por el triunfo del MAS!
¿Cómo sucedió? La fabulosa institucionalidad del país de 1985 a 2005 y, en especial, de 1994 a 2005, no logró reducir la pobreza de las grandes mayorías. En ese último año electoral que catapultó a Evo Morales, el 60% de la población vivía en la pobreza y más de un tercio en pobreza extrema. Entonces, ¿qué sucedió? Nos convertimos en filipinos/malasios/indonesios, en negros sudafricanos, en serbios y en hutus posibilitando el triunfo del MAS en las urnas. ¿Síntesis? A pesar de las diferencias, incluso enormes, el fenómeno es el mismo: de un constructo étnico de mercado minoritario dominante de 1985 a 2005, azuzado por la famosa Capitalización, pasamos a un constructo étnico de mercado mayoritario dominante de 2005 a 2025.
No debemos verlo solo deteniéndonos en la proliferación de empresas públicas sino en la amplitud de la economía cocalera ligada al narcotráfico, el contrabando, la minería del oro, la deforestación, la informalidad económica urbana.
Ese significó el paso de una hegemonía mercantil étnica criolla/transnacional a una hegemonía mercantil étnica mestiza/indígena nacionalizada. Son los dos momentos neoliberales de nuestra historia. Dos rostros del triunfo del mercado, antagónicos, pero atenazados. La etnificación criolla sustituida desde 2006 por una etnificación mestizo-indígena estuvo, pues, inexpugnablemente ligada al mercado.
Las ensoñaciones académicas sobre la “economía del ayllu”, “el don y la reciprocidad indígena”, “la Pachamama”, no son más que sofismas alejados del mundo real. La verdadera disputa no fue entre criollos contra indígenas; fue entre criollos que controlaban el mercado e indígenas que querían controlar o, al menos, tener una porción de ese mercado.
¿Qué tiene que ver esa realidad con JP Velasco? Pues significa que en este periodo de “empate histórico de mercado”, los tradicionales dominadores criollos como JP Velasco empezaron a perder peso y ciudadanos de piel morena, con los bolsillos llenos, o la aspiración de tener esos bolsillos llenos, jadeándolo en la nuca.
El mercado nos igualó estableciendo un ring de burguesías agroindustriales como el actor predominante de aquel lado del país y burguesías “cholas”, antes descritas, de este lado del país.
Faltaba convertir aquel poder político y económico en poder social, insertándose en universidades, barrios de élite, fiestas populares (estilo el Gran Poder, pero en Santa Cruz), matrimonios mixtos, colegios urbanos de prestigio y demás. ¡Lo vienen haciendo! Y lo vienen haciendo despertando el desdén de los viejos “poseedores”. ¿He ahí JP? No lo sé, pues se necesita un veredicto jurídico, pero sí sé que los viejos dueños de esta casa que se llama Bolivia ya no pueden soltar la lengua tan fácilmente. Ya no. Y eso es una buena noticia.
Diego Ayo es PhD en ciencias políticas.