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Quien calla, otorga | 11/10/2025

Los círculos del infierno

Alfonso Gumucio Dagron
Alfonso Gumucio Dagron

Mientras más cerca estamos de las elecciones, menos ganas tengo de votar. Un par de meses atrás escribí que, a falta de un mejor candidato, iba a votar por Doria Medina, pero no tanto por él sino por la plancha de senadores y diputados que lo acompañaban en las listas (varios de ellos amigos míos), y por su candidato a vicepresidente, José Luis Lupo, a quien los actuales contendientes no le llegan ni a la suela del zapato.  

En estas semanas de la recta final a la segunda vuelta electoral, se han ido definiendo algunas posiciones, muchas veces en contraposición a los discursos y promesas demagógicas. En campaña los candidatos son capaces de ofrecer el bienestar instantáneo a todos, como si la felicidad de unos fuera compatible con la felicidad de otros. Ya sabemos que durante dos décadas el “buen vivir” no pasó de ser una argucia propagandística para que una cúpula política y sindical se enriquezca, y la mayoría padezca.

Entre promesas y acusaciones vehementes, para la segunda vuelta se filtran medias verdades o media mentiras que preocupan. Por ejemplo, mientras Jorge “Tuto” Quiroga ha prometido inequívocamente que “en 15 minutos” tomará preso a Evo Morales, Rodrigo Paz marea la perdiz con frases que desconciertan: “la justicia tiene que hacer su parte…” Decir eso en un país donde no existe justicia o está controlada en buena parte por el masismo, es lo mismo que decir no va a pasar nada, o peor, que entre bueyes no habrá cornadas.

Tuto Quiroga ha dicho sin ambages que los organismos internacionales o bilaterales que se especializan en el control y detección del narcotráfico podrán operar en el Chapare, territorio que está vedado incluso para las autoridades de Bolivia. Todos sabemos que lo único que impide que la policía y el ejército sean más eficientes en la represión del narcotráfico y la aniquilación de las fábricas de cocaína que hay en el Chapare, es la autoridad “de facto” de Evo Morales y las amenazas de portavoces delirantes, como el diputado Leonardo Loza. Los campesinos que cultivan coca en el Chapare y los que producen pasta base y refinan cocaína defenderán al cacique Morales hasta las últimas consecuencias porque la sociedad chapareña en su conjunto depende de esa cadena productiva ilegal que genera miles de millones de dólares.

Loza convocó el jueves 9 de octubre a formar “comités de autodefensa” para proteger la coca del Chapare, admitiendo de una manera ladina, que cada día es más evidente la complicidad de los productores con el narcotráfico. Loza sabe mejor que nadie que la hoja de coca del Chapare no es apreciada para acullicar, y que más del 90% se destina a la producción de droga. Y la familia Terán, tan cercana a Evo, es una prueba de ello, apenas la punta del iceberg de extensas redes familiares de narcos (con “primos” brasileños, colombianos o mexicanos).

Es evidente que la promesa (o amenaza) de Tuto Quiroga es más concreta (aunque no necesariamente más creíble) para acabar con la criminalidad y el contrabando que van del brazo del narcotráfico, y en cambio, la ambigüedad y tibieza de Rodrigo Paz parecen confirmar una alianza tácita que facilitaría la sobrevivencia política de Evo Morales y del MAS colectivista, cuyas bases están atrincheradas en el bastión del Chapare como “territorio libre” de la acción de los organismos de inteligencia y militares que intentan desmantelar el narcotráfico.

Una posible relación con esa tibieza y ausencia de confrontación con el MAS, es la nueva composición de la Asamblea Legislativa donde, según se ha comprobado en el padrón electoral, una parte de los diputados y senadores electos en las listas de Rodrigo Paz ha militado y aún milita en el MAS. Eso es preocupante porque sería como darle sangre fresca al vampiro moribundo. Evo Morales se levantaría como zombi para seguir aterrorizando a la sociedad boliviana que busca una nueva etapa de justicia competente, aniquilación del narcotráfico, y liberación de los presos políticos, sobre los que el candidato Paz también ha mostrado una posición ambigua.

Cada vez tenemos menos dudas de que una parte del MAS se está reciclando a través de varias fuerzas políticas y en particular del PDC de Rodrigo Paz. (¿Otra vez un “puente sobre ríos de sangre”?)

La paradoja es que uno vota por dos o tres nombres en los que confía, y en la misma lista aparecen delincuentes (que no se sabe cómo llegaron ahí), o gente sin experiencia, sin educación, que se duerme en las sesiones (cuando asisten, porque ya sabemos que diputados y senadores se la pasan viajando sin motivo, como agentes de turismo, aunque no tanto como la folclórica ministra de Relaciones Exteriores, que se sacó la lotería de la vuelta al mundo en 24 meses).

No me gusta lo que está pasando en nuestro país. No me gustan los arreglos políticos que no están basados en principios y en ideología, sino en componendas oportunistas. No me gusta la gente que se recicla en uno y otro partido, convertidos en tránsfugas profesionales. No me gusta que nuestro país gaste más de 80 millones de dólares anuales en mantener un parlamento de inútiles, donde ni el 10% de los legisladores vale la pena.

Estoy asqueado de ver que tenemos todavía la peor Asamblea Legislativa de nuestra historia, con inútiles que se duermen en las sesiones, que no saben leer ni escribir, que no aportan nada, que no razonan, y sin embargo ganan sueldos jugosos, dietas, viáticos, pasajes y una cantidad de privilegios que son un insulto a los ciudadanos en circunstancias en que la mayoría de los profesionales no tiene cómo llegar a fin de mes, aunque haya trabajado toda su vida.

Estoy harto de la falta de ética generalizada, pero con mayor gravedad en las esferas del mundo político, en el gobierno y en otros poderes del Estado, en el Legislativo y Judicial, donde semana tras semana vemos los actos más vergonzosos que no son sancionados porque la impunidad reina. La simulación, la hipocresía y la traición son la norma. 

Nuestros políticos se mueven en el noveno y último círculo del infierno de Dante. Se han especializado en ese nivel del embudo de la perdición.

El noveno círculo está reservado para las almas de los traidores. Este círculo es un lago helado dividido en cuatro zonas: 1. Caína: Traidores a sus familiares. 2. Antenora: Traidores a su patria o partido. 3. Ptolomea: Traidores a sus huéspedes. 4. Judecca: Traidores a sus benefactores y señores.

Las almas están sumergidas en el hielo, algunas hasta el cuello y otras completamente congeladas. En el centro del infierno se encuentra Satanás, el traidor supremo, con tres rostros devorando eternamente a Judas Iscariote, Bruto y Casio. El hielo eterno simboliza la frialdad y la ausencia total de amor y humanidad que caracteriza a la traición.

Dante quería mostrarnos en su obra cómo la traición es el pecado más grave, que lleva al alma al nivel más bajo y alejado de la luz divina. Parece que hubiera imaginado la Bolivia de hoy.

@AlfonsoGumucio es escritor y cineasta 



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