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Mirada multidimensional | 27/05/2025

Levantar al sector privado empresarial

Rolando Morales
Rolando Morales

Los que postulan el cambio de modelo económico plantean una diversidad de opciones, entre éstas permitir que el sector privado empresarial tenga un mayor espacio en la economía. Para algunos sería suficiente que el Estado se retraiga para que el sector privado ocupe su lugar. Para otros, habría que modificar leyes, normas y sobre todo la forma en que los empleados públicos tratan a los empresarios privados. Todas estas propuestas tienen valor, pero parten del supuesto difícil de verificar de que el sector privado está en la capacidad y tiene la voluntad de asumir el rol que se le quiere endilgar.

En ninguna etapa de la historia de Bolivia han existido restricciones formales para el desarrollo de la empresa privada; hubo periodos en que no recibió la atención que merecía y otros en que no aprovechó la oportunidades de la coyuntura como durante el largo periodo neoliberal 1985-2005 y durante el boom económico 2006-2016. Muchas empresas privadas se abren y se cierran al poco tiempo, generalmente, acusando fuertes pérdidas al igual que las empresas públicas. A pesar de la existencia de una gran cantidad de argumentos, no hay evidencia empírica de que las empresas privadas sean mejor administradas que las públicas.

Las razones de la debilidad de las empresas privadas son de carácter privativo e institucionales. Entre las primeras están la dificultad de identificar oportunamente buenas oportunidades de inversión, problemas de acceso y composición del capital y de gerencia. La primera de estas dificultades está asociada a un bajo nivel de formación empresarial, a la poca inmersión en los negocios internacionales, al deficiente uso de la información sobre precios y mercados y a la renuncia a trabajar con personas que no pertenecen al mismo círculo familiar o social. La segunda tiene que ver con el financiamiento. El crédito bancario es caro y se lo otorga en condiciones difíciles y arriesgadas. Los otros canales de financiamiento están poco desarrollados, por ejemplo, la bolsa, y la desconfianza interpersonal desincentiva el tener socios. La tercera se refiere a los problemas diarios de gerencia, precios, constitución de stocks, manejo de la deuda, trato a los clientes y proveedores, etc Las numerosas carreras de administración de empresas existentes en las universidades no aportan mucho en este nivel.

Los problemas institucionales se refieren a las leyes y normas que frenan el desarrollo empresarial, pero sobre todo a la forma como son administradas, al sistema financiero y a la política industrial. Los empresarios se enfrentan a problemas logísticos cuya resolución requiere el apoyo del Estado. Mientras que las empresas tienen pocas ganancias, los bancos logran utilidades millonarias. La ausencia de una política industrial pone a las empresas en situación de indefensa con la competencia extranjera por la vía del tipo de cambio, tasas de interés, aranceles y prácticas desleales.

Las observaciones anteriores permiten concluir que no es suficiente que el estado se retraiga de la actividad económica o que cambie algunas leyes o normas para lograr el desarrollo del sector privado empresarial.

Debe estudiarse la creación de una instancia de concertación entre los sectores público y privado de donde deberían desprenderse servicios de desarrollo empresarial, un instituto de investigaciones de mercado y las bases de una política de desarrollo industrial. Para mejorar el acceso al financiamiento en condiciones adecuadas, se tendrá que modificar la ley de bancos y el Código de Comercio para democratizar la bolsa de valores ofreciendo a los socios minoritarios mejores garantías que las actuales. Se requiere optimar la formación académica en administración de empresas. El Estado debe contribuir a solucionar los problemas logísticos de las empresas como los accesos al agua, a la electricidad y a los mecanismos de eliminación de desechos industriales.

La puesta en marcha de una política de desarrollo industrial es muy importante para proteger nuestras empresas en el marco del libre mercado, cuidando que las condiciones macroeconómicas en las que se desenvuelven sean similares a las de otros países.

Esperemos que los candidatos que propugnan el cambio de modelo dando más espacio a las empresas privadas retengan algunas de estas sugerencias.

Rolando Morales es PhD en economía.



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