La vida de ambas, madre e hija, está en juego

Hace pocos días circuló una entrevista realizada a la mujer que tuvo una hija producto de la relación con Evo Morales. Señala que sus padres no tuvieron que ver con la relación que tuvo con Morales y acusa a la fiscal departamental de Tarija y al ministro de Gobierno, Eduardo de Castillo, de haberla forzado a salir del país y de intentar de que se le cambie el nombre a su hija para salvar a Morales (entonces el expresidente era aliado, no adversario como ahora).

Por otra parte, la diputada Luciana Campero, quien se ha destacado por sus denuncias y actos de fiscalización, ha declarado que por las investigaciones realizadas existen dos certificados de nacimiento, en uno de los cuales figura como padre de la niña una persona que no existe.

Ya es bastante degradante que un individuo de más de 60 años, en complicidad con otros adultos, hombres y mujeres, haya mantenido relaciones con una menor de edad –muchos dicen que con varias– y por ser él quien tenía el poder, nadie osó contradecir, denunciar ni señalar lo citado, hasta que por lucha de poder salió a la luz (nuevamente) este tema; hoy, una menor tiene un padre fantasma, legalmente hablando, y ha crecido hasta ahora en medio de viajes y temor.

Es absolutamente absurdo, aunque en el País de las Maravillas ya nada nos sorprende demasiado, que esa misma persona acusada de estupro quiera volver al poder a como dé lugar y hayan personas, hombres y mujeres, que apoyen esta situación; esta angurria de poder no debería enceguecer a nadie, mucho menos a mujeres que se jactan de reivindicar derechos de otras mujeres y de haber trabajado por niños y niñas del país; haber sido cómplices de semejantes actos abusando de niñas, cosificándolas como un premio para el jefe y hasta naturalizando este tipo de acciones, es inaceptable.

Quien quiera llegar este año a ocupar la silla presidencial obviamente se enfrentará a una policrisis; muchos hacen énfasis en la parte económica y es lo lógico, y hay numerosos otros desafíos, pero no debemos olvidar que quienes aspiren al gobierno no pueden tener antecedentes como los de Morales. A pesar de existir requisitos como el certificado de no violencia, existen entre los interesados en candidatear hombres machistas, misóginos y hasta abusadores. Es importante identificarlos y excluirlos porque si han hecho lo que han hecho sin llegar poder, ¿se imaginan lo que sucedería si son elegidos en algún cargo? Que no se repita nunca lo que Evo Morales ha hecho a la integridad de niñas.

La vida de la joven madre y de su hija está en juego, se debe velar por sus derechos y los culpables tienen que pagar por sus actos.

Cecilia Vargas es médica y docente universitaria.