Luis Arce buscará hacer si o si el referéndum que planteó, pues le interesa mucho su resultado para intentar salir poco dañado de la crisis económica de la que es corresponsable junto con Evo Morales y, también, pretender lanzar por otros 20 años hacia adelante el llamado “proceso de cambio”.
1. Democracia pura y democracia representativa
En este siglo XXI, los expertos coinciden que la vida política de la mayoría de los países del mundo se basa en dos tipos generales de democracia: la democracia directa o pura, y la democracia indirecta o representativa.
En dichas naciones, la forma real de existencia de la democracia representativa tiene pocas variaciones y su corazón está en las elecciones donde los ciudadanos eligen con el voto a sus representantes que irán a gobernar en nombre de ellos, en competencias electorales con varios partidos de diversas corrientes ideológicas, y con gobiernos que respetan las leyes y la institucionalidad.
Por su lado, la democracia directa o pura que se llama así porque el dueño del poder o soberano (el ciudadano) expresa su decisión de modo directo y sin representantes, tiene en los países donde existe una mayor variación en su frecuencia, alcances y formas concretas de existencia. Pero, asume dos formas generales: el referéndum consultivo cuyos resultados no son de cumplimiento obligatorio por el gobierno y el referéndum vinculante cuyos resultados si deben ser cumplidos.
Dicho esto, veamos lo que pasa en Bolivia.
2. La democracia boliviana y el referéndum
Con la Constitución vigente desde 2009, la democracia directa o pura ya tiene al referéndum como parte central de la vida política de nuestro país y –junto a la elección de presidente y asambleístas nacionales, gobernador y asambleístas departamentales, y alcalde y concejales– es uno de los dos pilares de la democracia boliviana contemporánea.
Por los antecedentes de los intentos de prórroga eterna y/o salidas violentas de los populismos en Bolivia y América Latina, y tomando en cuenta el conjunto de acciones contrarias a la Constitución y la lógica que realiza el actual gobierno nacional, es altamente probable que Arce utilice todos los mecanismos institucionales bajo su control, de modo concertado o no, para impulsar el referéndum con las cuatro preguntas que ya remitió al órgano electoral y cuya respuesta no debe demorar muchos días.
Adicionalmente es importante recordar que Morales procedió con la misma lógica que Arce cuando su segundo mandato llegaba a su fin. Con exceso de confianza sobre el supuesto apoyo electoral que tenía, impuso el referéndum del 21 de febrero 2016 y preguntó a la ciudadanía si debía modificarse o no un artículo de la Constitución, esperando que el Sí le permitiese un nuevo mandato en el gobierno. Pero, todos recordamos como fue eso; ganó el No y Morales perdió, y vino después toda la secuela del manoseo de votos en las elecciones de 2019 y la enorme y democrática movilización ciudadana que termino haciendo huir a la elite del poder de ese momento.
3. Si se hiciera el referéndum en diciembre de 2024
Si se hiciera el referéndum en diciembre, incierto todavía pues aún restan en el corto tiempo varios pasos políticos y técnicos que pueden detenerlo, las respuestas posibles a las cuatro preguntas serían casi de modo seguro solo Sí o solo No en todas las preguntas. Cabe relievar que, a pesar de la gran politización general y de las convicciones democráticas en gran parte de la sociedad boliviana, es muy difícil suponer que la ciudadanía pueda votar que Sí en unas preguntas y No en otras.
Por ello, hay dos momentos en los cuales las fuerzas democráticas de la sociedad boliviana y de oposición al gobierno, aún pueden influir.
Primero, el tiempo corto de los siguientes días y semanas donde habrá a) señalamientos a la inconstitucionalidad de las preguntas planteadas, b) la decisión de la Sala Plena del Órgano Electoral que puede o no aceptar las preguntas, c) la decisión de la mayoría en la Asamblea Legislativa, y d) las movilizaciones sociales que están en contra del referéndum planteado. Y segundo tiempo previsible, el mediano plazo, que llega hasta diciembre de 2024, donde si se llega al referéndum, las fuerzas democráticas deberán orientar a la ciudadanía claramente sobre a) si se debe participar en el referéndum, y b) las posibles respuestas democráticas a las cuatro preguntas planteadas.
En síntesis, el planteamiento de referéndum lanzado por Arce en agosto y su posible realización en diciembre, justo en el medio tiempo de aquí a la elección nacional de agosto de 2024, puede poner en serio riesgo la democracia boliviana, pues visibiliza claramente el uso personal y partidario (MAS) de esta acción de la democracia pura; el marco es una estrategia con la que Arce intenta ganar un poco de tiempo sin tomar decisiones que enfrenten la crisis económica para intentar sufrir el menos daño posible de una situación que él mismo generó junto a Morales durante casi dos décadas de Gobierno del MAS.
Carlos Hugo Laruta es sociólogo y docente investigador de la UMSA.