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28/06/2024
Intensamente

Kalimán y Zúñiga, falsos conejos del menú populista

Carlos Hugo Laruta
Carlos Hugo Laruta

La picardía popular boliviana inventó un plato llamado “falso conejo”. Lleva centralmente una o varias lonjas de sabrosa carne de res, delgada y sazonada, que quieren aparentar ser de conejo, pero su carne no es de conejo. Tiene sabor medio seco, pero no es de conejo. Tiene pinta de ser de conejo, pero no es de conejo.

¿Qué tiene que ver el falso conejo con los generales Kalimán y Zúñiga? Pues veamos.

1. Qué es un golpe de Estado

En los siglos XIX y XX de la historia política latinoamericana y boliviana, un golpe de Estado fue la acción por medio de la cual un gobernante y la cúpula de Gobierno son removidos y en su lugar llegar al poder otro grupo de personas. Los golpes militares fueron eso, claramente y sin dudarlo, pues adicionalmente anularon la vigencia de los otros poderes del Estado, especialmente del Legislativo.

2. Qué no es un golpe de Estado

Ya en los tiempos democráticos actuales fue cambiando gradualmente, y sobre todo en este siglo XXI, el sentido y significado de la palabra golpe de Estado.

Por ejemplo, la remoción de la presidenta Dilma Rousseff en Brasil y la posesión de otro mandatario fue un hecho constitucional. Otro caso similar es el de la renuncia de Evo Morales y la posesión por sucesión constitucional de la senadora Jeanine Añez como presidenta del Estado en Bolivia. Ambos casos no son golpes de Estado sino salidas constitucionales y democráticas, aun en los límites de la legalidad.

3. Kalimán, actor estelar de una fallida estrategia de retorno

En noviembre de 2019, el general William Kalimán fue el actor estelar, uniformado para acto tan especial. Apareció en la TV y aludiendo a la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas (lo que hace ver premeditación) “recomendó” al entonces presidente, Evo Morales, que deje la presidencia para evitar mayores conflictos en el país.

Todos los análisis serios de los hechos de entonces muestran concatenación, articulación lógica, coincidencia y sucesión de fechas y hechos, etc. La aparición de Kalimán en la TV era parte de una estrategia que buscaba dejar bajo control militar el Estado para que después de resueltos los conflictos el huido presidente Morales retornara al poder.

Así, en noviembre de 2019 no hubo golpe y como falló la obra teatral populista montada por Morales con su actor uniformado estelar Kalimán, en el país se produjo la sucesión constitucional mencionada. Añez preservó la Asambleas Legislativa encabezada por Eva Copa (aunque la alcaldesa quiera ahora olvidarlo).

4. Zúñiga, actor estelar del show del 26 de junio

El miércoles 26 de junio de 2024 unas personas cuyos nombres no diré, pero todos conocemos, se inventaron un golpe de Estado. Hubo carros de asalto en las calles, pero no fue un golpe. Hubo decenas de militares armados hasta los dientes, pero no fue golpe. Hicieron uso de gases lacrimógenos pidiendo disculpas a la gente por las molestias, pero no fue golpe. Hubo propaganda previa desde la cúspide del poder que habló de “golpe blando”, y aun un ministro de Economía acusó a la encargada de negocios gringa de ser la que daba la receta del golpe, pero no fue golpe. ¿Qué fue entonces?

Como quedó muy claro para todos los ciudadanos sobre todo de La Paz, nuestros pícaros poderosos del momento inventaron el no tan novedoso plato llamado “falso golpe.

 En junio de 2024 no hubo golpe ni autogolpe, sino el show de un presidente que para enfrentar su bajísimo apoyo popular requería un espectáculo con uniformados para levantar su imagen. Pero no contaba con la astucia de los medios de comunicación y de la ciudadanía que primero se asustó, pero luego se dio cuenta de la verdad y el tiro le salió por la culata.

En resumen, un golpe de Estado implica centralmente (aunque no solo) la remoción del presidente y la cúpula de Gobierno. Un autogolpe podría existir en un presidente democrático que asume todos los poderes. Pero lo que ocurrió el miércoles 26 de junio no cabe dentro de ninguna de esas dos definiciones: solo fue un show o “falso golpe” de un presidente populista deseoso de recuperar alguito de popularidad.

Algo parecido se le ocurrió hacer a Hernán Siles Suazo, otro populista, que había perdido credibilidad con la hiperinflación del 11.000% en 1984, poquito antes de que el Parlamento le acorte el mandato y se vaya para su casa. Los populistas son ingeniosos para mantenerse en el poder a como dé lugar y –lo hemos visto– a veces cuentan con uniformados.

Carlos Hugo Laruta es sociólogo y docente investigador de la UMSA.




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