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04/11/2023
Economía de papel

Israel y Hamás

Alberto Bonadona
Alberto Bonadona

El ataque de Hamás en contra de Israel ha sembrado odio, dolor y profundos sentimientos de venganza. Este resultado parece ser parte de las consignas que Hamás impulsa para sembrar la guerra. No se debe confundir a Hamás con el pueblo palestino. Israel estaba a punto de llegar a acuerdos de paz con países árabes, que habían ofrecido algún tipo de soluciones para los palestinos. Hamás no quería alcanzar la paz y con su ataque ha roto toda posibilidad de lograrla en un previsible futuro.

Estas ideas las expresa Yuval Noah Harari, un historiador israelita reconocido mundialmente por sus libros Sapiens, de animales a dioses y Homo Deus. Ahora expresa un punto de vista que intenta mantener la cordura en medio de condiciones de desesperanza para ambos pueblos. Harari considera que en este conflicto predomina una complejidad extrema debido a razones históricas de ambos pueblos y a las respectivas situaciones con respecto a un territorio compartido en permanente confrontación. En nada ayuda que, según Harari, sean poblaciones que en ambos lados se caracterizan por posiciones religiosas en extremo fundamentalistas.

No queda la menor duda que esta guerra no presenta fáciles soluciones. De acuerdo a Harari, lo que corresponde es llegar a un cese al fuego para evitar mayor sufrimiento en ambos pueblos israelí y palestino. Señala que, sin embargo, esta es una labor para diplomáticos y políticos que tienen que proponer alternativas viables y perdurables. Difícil tarea para quien sea que tome tal desafío.

The Economist, en su primera edición de noviembre, plantea que parte de la solución es el exterminio de Hamás. Si no se lograra tal objetivo, contrario a lo que Harari plantea, no es aconsejable llegar a un cese al fuego. Argumenta la revista británica que un cese al fuego abre las posibilidades de prolongar el control de Hamás del gobierno de Palestina y su reino de violencia se vería fortalecido precisamente por tal cese. Señala, más aun, que la paz solo puede llegar a este convulsionado territorio únicamente si Hamás es eliminado.

The Economist considera que “Israel está causando terribles bajas civiles. Debe minimizarlas y que se controle que sí lo hace. Los palestinos carecen de suministros humanitarios esenciales. Israel debe dejar pasar mucha más ayuda a Gaza. Sin embargo, incluso si Israel decide cumplir con estas responsabilidades, el único camino hacia la paz pasa por reducir drásticamente la capacidad de Hamás de utilizar Gaza como fuente de suministros y base para su ejército. Trágicamente, eso requiere guerra”. Dura conclusión que no acepta una respuesta simple, aunque se esté convencido de la necesidad de alcanzar la paz.

Por cierto, un conflicto con tantas aristas conlleva divergentes maneras de enfrentarlo. Peor aún, cuan el conflicto ha sido agravado por las políticas del presidente israelí, Benjamín Netanyahu, quien no otorgó la suficiente importancia a las conversaciones de paz en su largo mandato. Proclamó que Israel no tiene socios para la paz y favoreció políticas que desunieron al pueblo de Israel. En los últimos 20 años no se dio cabida a la posibilidad de que Palestina merece territorio y Estado soberanos.

Por lo que se evidencia, el conflicto tiende a prolongarse. La comunidad internacional tiene una gran responsabilidad de buscar una alternativa viable que conduzca a una perdurable paz. La desesperanza del pueblo palestino que sufre hoy los continuos bombardeos de las fuerzas israelíes no parece cesarán pronto. La comunidad internacional es testigo del incesante conflicto que, por más de medio siglo, han vivido y sufrido los dos pueblos. La comunidad internacional, con poderosos países líderes, tuvieron que dar una definitiva solución hace mucho tiempo. No avanzaron con la celeridad que tal situación exigía y ahora la coloca ante un horrible conflicto deshumanizado por el lado que se vea.



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