Hace algunos días, circularon en
redes sociales videos clamando sin sustento que el Colapso de Colonias (CCD por sus siglas en inglés) se debía a
plaguicidas y no faltó un apresurado comunicado del MMAyA, sin sustento, de que
esto se debía a los transgénicos.
Recuerdo que hace unos años atrás, cuando pasó el tema de las langostas, hoy archivado en el olvido, se levantó mucho revuelo y no faltó el despistado que no tenía idea que esta es una plaga endémica. A la fecha, aún no se cuenta con sistemas de alerta temprana bien establecidos, por lo que no sorprenda que este bichito vuelva a aparecer con fuerza cualquier otro año.
Como a muchos, me llegó un video que iniciaba con un supuesto muy apresurado. Sin ser experta, pero luego de haber revisado varias publicaciones y reportes sobre estas muertes masivas de abejas domesticadas, algo que sí puedo reconocer a simple vista, es la presencia de hongos en un panal. Y en el video, se ve al menos un panal de abejas plagado del micelio del hongo. El principal hongo que ataca a este tipo de abejas es Nosema ceranae.
El siguiente “culpable” más común en este tipo de muertes súbitas en colonias de abejas melíferas es el ácaro Varroa destructor. Este parásito está altamente extendido y es el causante de varios colapsos a nivel mundial en colmenas melíferas. Estas dos plagas representan las principales amenazas para cualquier productor de miel, que se ha descuidado en el manejo de las colmenas.
Tuve que aprender un poco más de este tema, ya que siempre sale a relucir cuando quieren armar un caso en contra del uso de cultivos OGM. Debo agradecer a los dos grupos de iGEM que hicieron más grato el aprendizaje: Taipei 2013 y Alberta 2018. De igual manera, cabe mencionar, que también en Estados Unidos han enfrentado este tipo de colapsos en invierno, como sucedió el 2019 en el estado de Maryland.
Recordar, que no hay de manera comercial ni para muestra, posibilidad de conseguir trigo OGM, del que desarrolló Bioceres, como ya comenté en otra columna. Así que a los que se están llenando de palabras la boca y buscando culpar a los productores de trigo de esta campaña, un poco de razonamiento y menos bulo, queda bien.
El martes 29 de junio, leí que el Senasag está llevando a cabo una evaluación, para determinar qué sucedió. Esperemos que sea un peritaje sustentado y veraz. Lo que tampoco se puede negar, es que aún, existe un contrabando de plaguicidas ilegales y que aún falta que muchos productores pequeños y a veces medianos, apliquen más las buenas prácticas agrícolas.
De manera complementaria, cabe comentar una revisión de literatura científica realizada por el MSc. Ing. Yasuo Matsuzaki, que compartió en un documento digital que dejó para que lo revisen en el enlace. No es este siglo ni el pasado, la primera vez que se detectan estos casos de mortalidad repentina y masiva. Tampoco es que las extensas evaluaciones de riesgo de los OGM hayan pasado por alto este tema.
Aquí salta también mucho el polémico uso de neonicotinoides, insecticida que es de amplio uso en varios países y que incluso, Francia tuvo que ceder a la prohibición de esta sustancia, ya que sus productores e industria de remolacha estaba amenazada por las plagas. Cabe recordar que Francia, decidió no usar una remolacha Bt, que le evitaría el dilema de tener que usar este insecticida. ¡En fin! Parte de levantar la prohibición, pasó por evaluar si realmente este insecticida es el mayor problema para las abejas. Allí el dilema… generar soluciones más acordes a la realidad o elaborar políticas populistas que dejen sonriendo a los activistas.
Para finalizar este fugaz comentario, no olvidemos que las abejas que sufren estos colapsos, son las domesticadas. Es decir que necesitan del cuidado humano para sobrevivir, a diferencia de las variedades silvestres u otros polinizadores locales. De allí, volvemos al punto que si no hallamos alternativas y queremos depender de una sola especie para la polinización de algunos cultivos, tendremos mayores problemas. Corregir el manejo de colmenas, capacitar para generar alertas tempranas y apoyar más la investigación, como hacen nuestros vecinos al sur o al otro lado del océano. ¿Será mucho pedir?
Cecilia González Paredes M.Sc.
Especialista en Agrobiotecnología