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29/02/2024
Guata regua (caminante)

¿Harán marchas y paros por la calidad educativa?

Hernán Cabrera
Hernán Cabrera

Cada inicio de año somos protagonistas de marchas bulliciosas y masivas de parte del Magisterio Nacional, rural y urbano. Y el libreto se repite: mejora salarial, más ítems, ahora en rechazo a la propuesta de la jubilación forzosa a los 65 años. Pero ahí están los miles de miles de profesores en las calles, en las avenidas gritando, vociferando, lanzando cohetes. Es su derecho de hacerlo.

Pero te pregunto amable lector ¿alguna vez han realizado acciones similares los dirigentes del Magisterio exigiéndose y exigiendo mejoras en la calidad educativa, en los programas curriculares y haciendo evaluaciones de cómo les fue el año anterior y cómo será el que arranca en su nueva gestión? O sea, una marcha por la calidad y calidez del sistema educativo, aspecto que compromete a los maestros, autoridades educativas, padres de familia, es decir, a la sociedad en su conjunto.

Hermoso sería ver a los tres sectores involucrados realizando debates, reuniones intensas y propuestas novedosas para encarar una verdadera cirugía al sistema educativo plurinacional, que está plagado de deficiencias y de faltas de respuestas a los problemas diarios que deben enfrentar los estudiantes. Una transformación total que defina a la escuela como un espacio de construcción, de convivencia, de fortalecimiento de las capacidades y no sea un centro de adoctrinamiento y de conflictos, como hemos podido observar con los múltiples casos de violencia sexual, acoso, bulling, deserciones, consumo de alcohol y drogas entre los alumnos de los diferentes niveles.
Preguntarse si los teachers, profesores o maestros están capacitados para responder a los retos actuales y a los problemas cada vez más complejos, si tienen la voluntad de hacerlo para ir forjando hombres y mujeres libres y responsables, y no sólo repetidores de fórmulas o de fechas históricas.

Una escuela para la vida. El sistema educativo debe humanizarse y transformarse, para que los niños y adolescentes encuentren respuestas a los problemas de la vida y de las adversidades y no solo salgan repitiendo las fechas de fundación de la República, o sumando 2 mas 2. El sistema educativo va más allá de un simple calendario escolar o las recomendaciones de los docentes. En palabras del filósofo estadounidense John Dewey, "la educación no es cuestión de contar y que te cuenten, sino un proceso activo y constructivo".

El sistema educativo debe renovarse y revolucionarse totalmente. Los docentes deben ser conscientes de los enormes desafíos que la vida y los problemas tienen preparados para el estudiante que ellos van formando. El sistema tradicional de aprender de memoria, estar encerrado en cuatro paredes y exigirles a los alumnos que atiendan, que no hagan ruidos, no molesten, ha ido agotándose y tiene que repensar otros rumbos y metodologías.

El mundo de hoy y la Bolivia de hoy no es la misma de hace 20 o 50 años. Han cambiado radicalmente y con ello nos han traído novedades, retos, peligros, miedos, pandemias, desastres, guerras y muchas oportunidades y desafíos. Por ello, la educación está convocada a ser una respuesta a la vida, a las adversidades, a ser un instrumento que le sirva al estudiante para afrontar ese universo de situaciones que los tendrá a cada instante en su vida.

Siempre el sistema escolar tiene grandes retos, uno de ellos es fortalecer el espíritu y el pensamiento crítico de los estudiantes, con respuestas revolucionarias y vitales para estos tiempos intensos de pandemias, de conflictos, de guerras, de violencias hacia la mujer, a los niños, niñas y adolescentes, de alto consumo de drogas, etc.

La escuela y la universidad tienen ese poder para convertir a su estudiante en un ser humano dotado de capacidades, de sensibilidades, de sentimientos, de aptitudes, de voluntades, de esfuerzos, de creatividades y de responsabilidades. Si no lo hace, es que ese sistema educativo no sirve para nada, y hay que reinventarlo y relanzarlo, pero en esa perspectiva que hoy los enormes y profundos cambios exigen a las sociedades y a los Estados.

Albert Einstein (1879-1955), científico catalogado como uno de los hombres más inteligentes del mundo, tiene el siguiente planteamiento para una verdadera escuela: “La escuela debe siempre plantearse como objetivo que el joven salga de ella con una personalidad armónica y no como un especialista. En mi opinión, esto es aplicable, en cierto sentido, incluso a las escuelas técnicas, cuyos alumnos se dedicarán a una profesión totalmente definida. Lo primero debería ser siempre desarrollar la capacidad general para el pensamiento y el juicio independientes, y no la adquisición de conocimientos especializados”.

Pues bien, estimados profes ustedes son vitales para encarar profundas reformas al sistema educativo y si vuelven a salir a las calles, háganlo por la calidad de la educación, de ese enorme tesoro que está en sus manos y en sus mentes en beneficio de los miles y miles de estudiantes que acuden día a día las escuelas y colegios.

Hernán Cabrera es periodista 



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