Lo de Evo y los estupros casi verificados en un caso y denunciados en varios otros, ciertamente que son delitos que deben sancionarse. Pero, desde los principios y valores democráticos (justicia, igualdad, responsabilidad, etc.) y desde el respeto al derecho fundamental de la integridad y seguridad de la persona, esos casos pueden configurar violaciones flagrantes a los derechos humanos porque el ejecutor es una persona que concentró el poder del estado por casi 15 años. Es lamentable que este número, 15, al parecer era también la edad humana promedio de las adolescentes que él acostumbraba escoger para sus delitos (Gabriela, Noemi, etc.).
¿Cómo es que Evo Morales pudo cometer semejantes hechos? Pues porque en el susodicho se concentraban factores individuales y colectivos, factores amparados y protegidos por el poder del estado: una egolatría enorme, bajísima cualidad humana y ciudadana, personalidad agresiva y autoritaria, y poder omnímodo organizado en un partido que envolvió este cumulo de vicios.
1. Eso de creerse Rey, Monarca, Faraón o Inca
Dicen que la personalidad individual es como los tipos de madera existentes. Y si el poder político fuera como el aceite, veríamos claramente la reacción individual según el tipo de madera de las personas. El durísimo quebracho es casi impermeable, la mara y el tajibo, aunque se impregnan tardan mucho en hacerlo, pero la frágil y suave madera de pino o de balsa sucumben rápidamente.
Así ocurre en los casos de acceso al poder por parte de las personas. Reaccionan de distinta manera. Y cuando hay personalidades con tendencias egolátricas y autoritarias, los resultados pueden ser catastróficos ¿Estamos ante un caso de este tipo?
En Bolivia que es un estado democrático, buscamos tener Presidentes, no Faraones ni Reyes Absolutos ni Incas monárquicos. Y al parecer, cuando una personalidad frágil se topa con el poder total que concentra abusivamente, podemos ver intentos de repetición de aquel conocido dicho de un Monarca absolutista: “El Estado soy yo” (Estadox Nayatwa, yo soy dueño total del poder).
2. Autoritarismo, corporativismo, protección y amparo del delito
Pero en el siglo XXI boliviano, eso de decir “Estadox Nayatwa”, tiene también relación con el corporativismo social que es una exageración de lo corporativo como derecho de organización que tienen las personas en sociedad.
Pero el corporativismo existe como idea y como practica de los pequeños cuerpos de organizaciones sociales parciales que se creen predestinadas a dirigir la historia del país a la cabeza y sus dirigentes corruptos y prebendales. Y en esto ya estamos frente a lo que ha sido una marca del gobierno del MAS, es decir del MAS en su corazón de organizaciones sociales corporativistas que conforman el IPSP y que han gobernado los últimos años en Bolivia.
Lo que estamos queriendo señalar es que ese corporativismo de las organizaciones sindicales es el entorno que acunó, arropó y protegió a la personalidad egocéntrica y autoritaria que llegó a decir Estadox Nayatwa y desde ahí cometer delitos y violaciones a los derechos humanos de los que se le acusa. Si existieran organizaciones sociales independientes, críticas y democráticas, probablemente no hubiera existido el entorno poderoso que promovió y protege hasta el día de hoy a Evo Morales en sus desmanes.
3. En democracia no hay Faraones que valgan, pero no lo detendrán
Pero ¿por qué la cúspide del poder estatal actual protege al Faraón, al que dice Estadox Nayatwa?
Pues por 2 razones poderosas. La primera es que el corporativismo abusivo es el corazón de su régimen político, y no puede entenderse al MAS si no tuviera en su centro a los sindicatos bien estructurados que tienen escasos principios ni valores democráticos. Una segunda, es que el mismo MAS al ser un movimiento populista logra su unificación con un caudillo dotado de rasgos extraordinarios (naturales y construidos), que logran soldar a porciones diversas y a veces contradictorias de la sociedad.
Es decir, como en democracia no hay ni debe haber faraones o incas monárquicos, entonces el populismo como estructura de poder político, como régimen, busca, inventa y construye un caudillo abusivo, antidemocrático y potencial violador de los derechos humanos. Entonces, Evo Morales no es explicable sólo como individuo, con todo lo que tiene, sino es entendible y existe dentro y unido al MAS que es su ambiente de vida.
Frente a los hechos que se han conocido públicamente, estupro y otros, gran parte de la ciudadanía entiende que cuando alguien dice en su egolatría extrema “Estadoy Nayatwa” (el estado soy yo), la única respuesta democrática posible es janiwa! (¡no!). Por eso mismo, es altamente probable que al susodicho no le pase nada y que más bien le llamen a dialogar y concertar, pues en el actual gobierno no lo procesarán judicialmente ni detendrán ya que significaría para ellos un suicidio político honorable que no están dispuestos a cometer, no porque no sean suicidas sino porque el honor para ellos no existe.
Carlos Hugo Laruta Bustillos es sociólogo y docente investigador de la UMSA.