No perdamos la oportunidad de conversar sobre una nueva narrativa que la necesitamos urgente. Existen argumentos que demuestran que no estamos viendo todavía la misma película, y para eso en ciencias sociales se elabora una línea de base con los elementos de los que se parte para desarrollar una propuesta común. Resumiré algunos de ellos sostenidos, con esperanza y buen genio.
La evidencia demuestra que, electoralmente, el MAS está derrotado, con su dirigencia nacional destruida por corrupta, perseguida judicialmente por pederastia y narcotráfico, y con una militancia (54% del voto nacional el 2020) que ha demostrado ser más inteligente que las consignas, y que parece quiere practicar la democracia. Ante ello, los masistas deberán reinventarse y dejar de encubrir la podredumbre a la que fueron arrastrados.
Para que la narrativa funcione, Rodrigo Paz no debe ser la continuación encubierta de Evo, como lo acusan sus adversarios, y no puede dejar duda de ello porque, además, en este asunto de resolver los problemas nacionales, sólo funcionará si hay reconciliación, inteligencia y compromiso, pues ninguno de los tres (Rodrigo, Tuto y Samuel) podrían hacerlo solos. Esto podría llamarse reconciliación nacional.
Está apareciendo de nuevo, en algunos análisis, la categoría la "democracia de la calle". Los masistas que quieran apostar a ella deben saber que esa frase esconde un chantaje con una ciudadanía que necesita trabajar. Ya veremos quiénes serán los primeros en proponer bloqueo de caminos.
Acabó el tiempo de las señales, llegó el momento de las acciones. La iniciativa y el protagonismo, que no haya dudas, la tiene el nuevo gobierno que, al proponer las medidas necesarias para resolver la falta de combustibles, dólares y la subida de los precios de la canasta, debe, al mismo tiempo, liberar a la gente para que ésta despliegue su creatividad con el turismo, radicalice las autonomías, aprenda a vivir en ciudades, garantice la sostenibilidad ambiental y produzca para comer, vender y exportar compitiendo.
Resulta llamativo que el cambio electoral no se hubiese dado con un péndulo desde la izquierda irresponsable y corrupta del MAS a la derecha desconcertada y vocinglera de otros modelos. Ahora es el tiempo de la gente que votó por el centro democrático y que quiere vivir en paz.
Para completar el círculo, unas palabras desde el oriente en este nuevo escenario, porque la realidad lo demanda: Bolivia necesita equilibrar a las regiones y esto parte con una que produce con quienes aquí vivimos, aquí nacimos y los que han venido de toda la república. Y como nos asumimos por derecho propio como parte indisoluble de esta Bolivia, estamos tomando consciencia de que ya sumamos, sin soberbia, en cultura, economía y estamos descubriendo qué significa liderar en lo político.
Necesitamos superar, allá y aquí, prejuicios, mezquindades, resentimientos y desconfianzas. Si de verdad eso es lo que todos queremos para Bolivia, aquí está el Memorándum de 1904, pidiendo hacer lo que nos gusta: trabajar dignamente.
Frente a algunas reacciones, habrá que señalar que las elecciones no las perdió Santa Cruz y eso es tan obvio como que Tuto ganó en Santa Cruz, pero no en Bolivia. Y como la elección era en Bolivia, es necesario, entonces, ajustar la categoría Santa Cruz para saber si estamos hablando de la misma materia.
Nunca en la historia de Bolivia ha existido la disponibilidad favorable, como en este momento, para alinear la capacidad productiva del oriente con el desarrollo de Bolivia. El tránsito de la economía de la minería y el extractivismo está migrando a la producción y el desarrollo agropecuario sostenible. Este es el resultado de un proceso largo que no debemos perder.
Carlos Hugo Molina es investigador social.No perdamos la oportunidad de conversar sobre una nueva narrativa que la necesitamos urgente. Existen argumentos que demuestran que no estamos viendo todavía la misma película y para eso en ciencias sociales se elabora una línea de base con los elementos de los que se parte para desarrollar una propuesta común. Resumiré algunos de ellos sostenidos con esperanza y buen genio.
La evidencia demuestra que, electoralmente, el MAS está derrotado, con su dirigencia nacional destruida por corrupta, perseguida judicialmente por pederastia y narcotráfico, y con una militancia (54% del voto nacional el 2020) que ha demostrado ser más inteligente que las consignas, y que parece quiere practicar la democracia. Ante ello, los masistas deberán reinventarse y dejar de encubrir la podredumbre a la que fueron arrastrados.
Para que la narrativa funcione, Rodrigo Paz no debe ser la continuación encubierta de Evo, como lo acusan sus adversarios, y no puede dejar duda de ello porque, además, en este asunto de resolver los problemas nacionales, sólo funcionará si hay reconciliación, inteligencia y compromiso, pues ninguno de los tres (Rodrigo, Tuto y Samuel) podrían hacerlo solos. Esto podría llamarse reconciliación nacional.
Está apareciendo de nuevo, en algunos análisis, la categoría la "democracia de la calle". Los masistas que quieran apostar a ella deben saber que esa frase esconde un chantaje con una ciudadanía que necesita trabajar. Ya veremos quiénes serán los primeros en proponer bloqueo de caminos.
Acabó el tiempo de las señales, llegó el momento de las acciones. La iniciativa y el protagonismo, que no haya dudas, la tiene el nuevo gobierno que, al proponer las medidas necesarias para resolver la falta de combustibles, dólares y la subida de los precios de la canasta, debe, al mismo tiempo, liberar a la gente para que ésta despliegue su creatividad con el turismo, radicalice las autonomías, aprenda a vivir en ciudades, garantice la sostenibilidad ambiental y produzca para comer, vender y exportar compitiendo.
Resulta llamativo que el cambio electoral no se hubiese dado con un péndulo desde la izquierda irresponsable y corrupta del MAS a la derecha desconcertada y vocinglera de otros modelos. Ahora es el tiempo de la gente que votó por el centro democrático y que quiere vivir en paz.
Para completar el círculo, unas palabras desde el oriente en este nuevo escenario, porque la realidad lo demanda: Bolivia necesita equilibrar a las regiones y esto parte con una que produce con quienes aquí vivimos, aquí nacimos y los que han venido de toda la república. Y como nos asumimos por derecho propio como parte indisoluble de esta Bolivia, estamos tomando consciencia de que ya sumamos, sin soberbia, en cultura, economía y estamos descubriendo qué significa liderar en lo político.
Necesitamos superar, allá y aquí, prejuicios, mezquindades, resentimientos y desconfianzas. Si de verdad eso es lo que todos queremos para Bolivia, aquí está el Memorándum de 1904, pidiendo hacer lo que nos gusta: trabajar dignamente.
Frente a algunas reacciones, habrá que señalar que las elecciones no las perdió Santa Cruz y eso es tan obvio como que Tuto ganó en Santa Cruz, pero no en Bolivia. Y como la elección era en Bolivia, es necesario, entonces, ajustar la categoría Santa Cruz para saber si estamos hablando de la misma materia.
Nunca en la historia de Bolivia, como en este momento, ha existido la disponibilidad favorable para alinear la capacidad productiva del oriente con el desarrollo de Bolivia. El tránsito de la economía de la minería y el extractivismo está migrando a la producción y el desarrollo agropecuario sostenible. Este es el resultado de un proceso largo que no debemos perder.
Carlos Hugo Molina es investigador social.