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Sociedad | 18/11/2025   03:00

OPINIÓN|¿Qué impacto tiene la crisis económica en la educación|Belen Villarroel y Jaqueline Mamani|

Estas disparidades estructurales en la educación boliviana evidencian que la desigualdad económica es un obstáculo crucial para alcanzar una educación inclusiva y de calidad.

Foto ABI. Archivo.
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Brújula Digital|18|11|25|

Belen Villarroel y Jaqueline Mamani  

La desigualdad económica es un factor estructural determinante que condiciona el acceso, la permanencia y la calidad educativa en Bolivia. No se trata solo de una crisis coyuntural, sino de una problemática histórica y persistente que incide en el rendimiento escolar y en las oportunidades de desarrollo integral de niñas/os y adolescentes. 

Según el Observatorio Plurinacional de la Calidad Educativa (OPCE), las brechas socioeconómicas, territoriales y culturales continúan afectando de manera significativa los resultados educativos, especialmente en contextos rurales y en familias de bajos ingresos.

Esta desigualdad limita la capacidad de las familias para costear gastos asociados a la educación, como transporte, materiales o conectividad, y deteriora las condiciones de aprendizaje en el hogar, creando entornos poco propicios para el estudio (OPCE, 2017).

Aunque se ha logrado avances importantes en cobertura educativa; la diferencia de otros países latinoamericanos, Bolivia ha mantenido tasas relativamente bajas de abandono escolar. (Unesco, 2023; OPCE, 2017). 

Esto sugiere una mirada crítica, reflexiva e integral en el país, lo que refleja una brecha aún existente. Dada la cobertura y presencia escolar, nos encontramos con dificultades en términos de acceso y economía de acuerdo a la zona geográfica, lo cual es preocupante, porque aún se presenta deficiencias en la infraestructura y recursos pedagógicos.  Los resultados se evidencian afectando a estudiantes indígenas y familias de bajos ingresos. 

El sistema educativo aún enfrenta carencias estructurales, como la ausencia de personal de apoyo especializado (psicopedagogos, terapeutas, tutores) que permita atender de manera integral la diversidad estudiantil y fortalecer la equidad educativa (Ministerio de Educación, 2022). 

Las desigualdades económicas repercuten en la distribución desigual de recursos pedagógicos a nivel territorial. Mientras algunas escuelas urbanas cuentan con bibliotecas, laboratorios y materiales didácticos actualizados; muchas comunidades rurales enfrentan limitaciones extremas (El País, Bolivia, 2025). 

Estas disparidades estructurales en la educación boliviana evidencian que la desigualdad económica es un obstáculo crucial para alcanzar una educación inclusiva y de calidad. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, el crecimiento negativo es de -2,40%” (Trigo, 2025), por ende, este puede repercutir al dejar las aulas y el desarrollo académico, social. 

“El economista Gonzalo Chávez señala que este resultado confirma un escenario de estanflación, es decir, la coexistencia de recesión económica, inflación elevada y desempleo creciente” (Menacho, 2025).

Como se advierte, algo que resalta es el “desempleo”, por lo cual muchas familias se verán afectadas. Los estudiantes tendrán una deserción escolar debido a la inflación. 

Información recabada por el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario 2025 da a conocer los siguientes datos: (...) “En La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz la proporción de empleo asalariado se redujo significativamente del 60%, en 2006, al 40%, en 2023”, lo cual significa que existe una falta de pago justo y esto incide en la familia. 

Según la Ley 1139 del 20 de diciembre de 2018, se derogó el Parágrafo VII del Artículo 132 del CNNA, que autorizaba excepcionalmente el trabajo de niñas, niños, y adolescentes menores de 14 años” (UNICEF Bolivia, 2024). Esta ley permite proteger los derechos de los infantes y adolescentes, siempre y cuando tengan autorización de los padres, ¿pero realmente se cumplirá esta ley? 

La realidad es otra porque, debido al empleo informal, la población se dedica al empleo informal, donde se encuentra en el trabajo infantil mal remunerado. 

Solo 12% de los municipios llegó a tener autorizaciones para que el estudiante acceda a un trabajo digno, responsable y no sea vulnerados sus derechos, como de acceso a salud, educación, un trabajo de ocho horas y que no se ponga en riesgo su bienestar físico, mental y emocional. “El trabajo infantil no es inherentemente negativo, sino que depende de las condiciones en que se realiza” (Moreira Córdova & Lobatón Patiño, 2025). 

La recesión económica afecta al rendimiento académico (...) compaginar trabajo y estudios aumenta las tasas de abandono escolar. En otros casos, los estudiantes, directamente, se ven obligados a abandonar las clases. Todo ello afecta a su desarrollo personal. (Alonso del Val, 2024) Por ende, el trabajo infantil no solo repercute a nivel familiar, sino a nivel escolar. 

En conclusión, el mayor reto se encuentra en romper paradigmas tradicionales en cuanto a la educación, una formación y actualización continua docente ideal e integración tecnológica. Así se propone redireccionar e implementar una inversión estratégica que beneficie a los sectores vulnerables y de bajos recursos. 

Como futuros profesionales en ciencias de educación, Estado y toda la sociedad, estar alertas y promover estrategias para que no exista deserción escolar debido a esta coyuntura económica está viviendo el país. 

Belen Villarroel y Jaqueline Mamani, miembros de la Sociedad Científica de Estudiantes de la Carrera Ciencias de la Educación de la Universidad Mayor de San Andrés.



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