En medio de las protestas de los
agricultores en Europa, surge una esperanza desde la ciencia aplicada a la
agricultura.
Desde fines de diciembre, los agricultores alemanes iniciaron protestas masivas por las incoherentes disposiciones de la Unión Europea en cuanto a la actividad agrícola. Antes también causaron revuelo las protestas por parte de granjeros en Holanda y Francia.
Las protestas de los agricultores en Rumania, Alemania, Francia, Bélgica, Países Bajos, Lituania, más los de Italia y Polonia, agregados recientemente, tienen motivaciones similares sobre el impacto que las “políticas e impuestos verdes” tienen sobre sus ganancias. Estas medidas “verdes” tienen que ver con aumentos de impuestos al uso de fertilizantes, que según los ejecutivos del Parlamento Europeo y las disposiciones de la agenda 2030, aceleran el cambio climático.
Por este motivo, los agricultores piden más
subsidios gubernamentales para compensar estos efectos. Los campesinos de cada
país exigen impuestos más bajos, subsidios más justos y apoyo gubernamental
para hacer que los productores nacionales sean más competitivos.
Destaca en la protesta alemana el apoyo que reciben del sector de los transportistas, que incluye el de los ferrocarriles. De igual manera se ganaron el apoyo de una buena parte de la sociedad en vista de que explicaron claramente su demanda y lo absurdo de las nuevas medidas.
Complementa esto con el hecho de que su protesta se ejecuta civilizadamente. Mientras en Bolivia se llenan los caminos de piedras y se impide todo el paso, en Alemania bloquearon las autopistas principales dejando un carril para el paso de ambulancias, vehículos privados y otros.
Ante este tenso panorama, surgió estos días una noticia alentadora. Se ha producido una histórica votación de la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo a favor de las propuestas de la Comisión para un enfoque más científico para la regulación de la "edición de genes" y otras nuevas técnicas genómicas.
La votación, de 47 votos a favor y 31 en
contra, se considera una gran victoria para la comunidad científica y agrícola
de Europa. Se espera que el uso de estas técnicas ayude a los agricultores
europeos a desarrollar cultivos resistentes a la sequía y reductores de
plaguicidas, en medidas que se alinean a los objetivos medioambientales de la
UE y ayudan al sector agrícola a afrontar diversos problemas.
¿Este no podía ser un camino a tomar antes que tratar de imponer políticas que no se relacionan con las dificultades y necesidades en la parte agrícola? Al parecer, varias medidas en la política europea se toman también de manera precipitada sin conocer realmente lo que sus ciudadanos requieren.
El actual estancamiento en la política puede atribuirse en gran medida a la oposición inflexible de ciertos activistas, quienes ejercen una fuerte influencia en las agendas políticas. A menudo su resistencia se basa en consideraciones a corto plazo y no en un entendimiento profundo de las implicaciones científicas de las propuestas. Pareciera que su agenda está más enfocada en generar escasez alimentaria que en promover la soberanía alimentaria.
La falta de avances en el desarrollo de la biotecnología en Bolivia se debe, en parte, a la oposición infundada de ciertos grupos activistas, lo que ha generado un falso temor y retrasado el progreso en este campo. Es fundamental trabajar en el desarrollo de una base coherente y basada en la ciencia para poder avanzar en la soberanía alimentaria del país y dejar de lado el tipo de protestas que atravesamos, que solo perjudican cadenas productivas.