¿Entre la paz navideña o la confrontación abierta?

Por un par de días, Lauca Ñ, importante centro comercial y político del Chapare, se ha convertido en la capital del Estado al ser sede del Ampliado Nacional Extraordinario de Emergencia del MAS.

De acuerdo a Evo Morales, su presidente vitalicio, alrededor de 1.500 representantes de las organizaciones de ese partido esparcidas por todo el territorio nacional (aunque, según voceros de un grupo desgajado que está atrincherado en la ciudad de La Paz en el denominado rascacielos presidencial, fueron sólo “algunos”) en Lauca Ñ se da una esperanza para Bolivia, pues “no hay otro movimiento político que represente a todo el pueblo”.

Bajo esa autopercepción, sus dirigentes suscribieron el documento denominado pomposamente “Revolución dentro de la revolución para salvar Bolivia” (seguramente inspirados en ¿Revolución en la revolución?” de Regis Debray, prolífico escritor expulsado de la nomenclatura cubana).

Cual si gozaran de atribuciones concentradas y ser la representación de la nación, sus firmantes sostienen, por ejemplo, que “Evo Morales sigue siendo legal, legítima y constitucionalmente presidente del MAS, en cumplimiento de la Constitución Política del Estado, el estatuto del MAS y la Ley de Organizaciones Políticas. Además, está habilitado legalmente como candidato presidencial (…)” o que “el MAS reafirma su liderazgo histórico y anuncia una agenda de movilización que buscará posicionarse como la principal alternativa política en el contexto de crisis actual”.

Aseguran que el país vive en un “estado de sitio de facto” y la “desinstitucionalización” de los órganos del Estado (¡quiénes lo dicen!) y piden que las organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos verifiquen las violaciones a derechos humanos en el país y exijan garantías para los dirigentes en protesta. Más aún, olvidando sus 14 años de administrar el Estado, denuncian y protestan por la injerencia política en el Tribunal Supremo Electoral y la “autoprorrogación ilegal” de magistrados.

De acuerdo a una crónica, el expresidente fugado pidió incluir en el documento/sentencia rechazar las políticas económicas actuales porque favorecerían un retorno al neoliberalismo, cuestionar los decretos que promueven la importación de alimentos y combustibles y solicitar al Gobierno condonar intereses y otorgar facilidades a más de 1,5 millones de prestatarios afectados por la crisis económica.

Por último, han decidido organizar una nueva marcha hacia La Paz, “para exigir la libertad de más de 100 detenidos, considerados presos políticos”.

Mientras esto sucedía en Lauca Ñ, los opositores al proyecto del MAS disputaban liderazgo no sobre propuestas frente a la compleja realidad nacional, sino sobre encuestas electorales que se hacen en tiempos no electorales y en las que sólo confían los que salen con guarismos que les convienen dejando incluso abandonados, con más precisión, abandonadas a parlamentarias de sus sectores que le meten empeño en la Asamblea Legislativa, tratando de recuperar, incluso a patadas, valga la paradoja,  ese espacio creado para el debate político democrático.

Peor aún, en ese escenario opositor de privilegiar encuestas (fotografías) aparece un adinerado ciudadano, dueño de un club deportivo, que se ofrece a financiar “la” encuesta para encontrar al más popular opositor, ungirlo como candidato y garantizarse una cercanía …. con el poder los próximos cinco años.

Y ya de Ripley, quien funge de Ministro de Hidrocarburos ha ofrecido sacar, desde ayer, sábado 23 de noviembre, “3,5 millones de litros de diésel al día, lo que es superior a la demanda, y con ello pretendemos inundar el mercado y hacer desaparecer las filas” a casi un año de problemas de suministro de diésel, agravados peligrosamente los últimos dos meses.

Felizmente se acerca Navidad, lo que podría ayudar a reducir las tensiones, incluso a que desde la capital de facto del país se suspendan marchas hasta el nuevo año; que los opositores se metan en seminarios; el multimillonario financista electoral pase a revisar sus balances anuales; los ocupantes del mencionado rascacielos presidencial cumplan su promesa de normalizar la venta de carburantes.

“¿Qué será, será?”.

Juan Cristóbal Soruco es periodista.