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El Tejo | 07/12/2025

Mañana, un mes

Juan Cristóbal Soruco
Juan Cristóbal Soruco
Alguna vez alguien dijo que, en Bolivia, pensar qué pasará en un día, era pensar en el corto plazo; en dos, hacerlo en el mediano plazo, y en una semana, en el larguísimo plazo… Imaginémonos hacerlo en ¡un mes! Y resulta que mañana, lunes 8 de diciembre, la actual administración cumple un mes de gestión.

Siguiendo esa lógica del tiempo, innumerables economistas y analistas, opositores (particularmente los populistas de izquierda y derecha) y colegas periodistas, consideran que en este tiempo el gobierno ha hecho poco; que está desaprovechando el impulso renovador que implica inaugurar una nueva gestión y, sobre todo, el hartazgo de la población con el ciclo masista para provocar profundos cambios en la vida republicana del país.

No coincido con ellos por tres razones principales. Una, porque –tratando de ubicarnos en la historia—este gobierno es el primero después de 20 años de la gestión del MAS y puede ser el inicio de un nuevo ciclo histórico en el país.

En este sentido, este gobierno es similar, en sus orígenes, al de la Unidad Democrática y Popular (UDP) que no sólo llegó al poder luego de 18 años de dictaduras militares (con algunos interregnos democráticos) que asolaron al país, sino que abrió la etapa democrática que se extendió hasta 2005.

Así, ubicarnos históricamente nos da la trascendencia que puede tener esta nueva gestión de gobierno, lo que exige que actúe con prudencia y visión de futuro. Sin duda, ayuda que avance por el sendero correcto que el Presidente haya prometido solemnemente que no buscará su reelección.

La segunda razón, consecuencia de la anterior, es que, precisamente por la experiencia concreta, este gobierno carga una doble responsabilidad: establecer las condiciones para abrir un nuevo clico histórico, lo que significa sentar las bases para superar la crisis integral y estructural que vive el país, y dar soluciones concretas a la profunda crisis económica que atravesamos. Es decir, grosso modo, esta novel gestión de gobierno tiene las grandes responsabilidades que en el pasado se distribuyeron entre la UDP, que recuperó las bases del del estado democrático y la defensa de los derechos humanos, y del MNR en 1985, que enfrentó la crisis económica recordada fundamentalmente por la hiperinflación.

La tercera razón es la ausencia de partidos políticos estructurados que den soporte al nuevo gobierno. En el ciclo histórico anterior al del MAS había partidos políticos que, más allá de lo que se los pudiera criticar y elogiar, tenían la capacidad fundamental de agregar las demandas de la sociedad y traducirlas en acciones de gobierno. Ahora, no hay tales organizaciones y habrá que recrearlas en las nuevas condiciones existentes, particularmente, las provocadas por la revolución de las comunicaciones y las redes sociales

En esa perspectiva, es fácil coincidir en que un mes no es nada, así sea que desde la rutina cotidiana parezca casi una eternidad. 
Por otra parte, y siguiendo nuestra historia, se tengan o no programa y las condiciones para ejecutarlo, son difíciles los inicios de gestión. 

La UDP fue el reino de la improvisación, no sólo porque sus conductores hubieran sido buenos o malos gestores, sino por lo que se iba encontrando luego de los 18 años de gobiernos militares dictatoriales y la incertidumbre reinante entonces. Como se ha señalado, se dio prioridad a la defensa de los derechos humanos y el inicio de la construcción del nuevo estado democrático.

Esa situación más el agravamiento de la crisis económica, hizo que el MNR, sucesor de la gestión, pudiera aplicar una radical reforma económica, que alcanza hasta nuestros días, con la promulgación del famoso DS 21060 a los ¡23 días de acceder al poder!, lo que fue una excepción en nuestra historia y que parecería que la siguiente gestión, del MIR-ADN, quiso imitar al decretar un aumento de tarifas de los carburantes del 20 por ciento, a los 15 días de gestión… pero que sólo se quedó en ello porque, hacia delante, no hubo más programa que seguir los lineamientos del DS 21060 y en lo político, pero no como parte de un plan premeditado, la conformación plural de la Corte Nacional Electoral (1991) y un pacto entre los partidos con representación parlamentaria sobre políticas de Estado (1992).

Entre 1993 y 1997 el país vivió, bajo el paraguas democrático, una de las más profundas reformas de su historia… pero tuvo un largo proceso de incubación. Basta recordar que la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo (LOPE) fue promulgada en septiembre de 1997, a mes y medio de inicio de la gestión. Y las leyes de Capitalización, Participación Popular, Reforma Educativa, INRA, a partir de marzo de 1994.

En la gestión del Acuerdo Patriótico la cosa fue más grave. Deslegitimar lo hecho en otras gestiones no fue suficiente y se tuvo que organizar un denominado Diálogo Nacional en octubre de 1977 para estructurar el programa que aplicaría hasta 2002. Y en el siguiente gobierno del MNR, se gastó más energía en ganar elecciones y garantizar gobernabilidad que en ejecutar un programa…

Del MAS, mejor no comentar.

En fin, un mes no es mucho, lo que no significa dormirse en los laureles…

Juan Cristóbal Soruco es periodista.



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