La mayoría de los bolivianos deseamos que lleguen las elecciones de 2025. Hay muchos que quisieran un acortamiento de mandato: los evistas, que quieren cortar la cabeza a su leal “hermano” Lucho, y los desesperados por la situación del país. Me llama la atención cómo se llaman “hermanos” cuando cada quien quiere acuchillar al otro. Parecen sicilianos.
Veo con gran respeto y alegría cómo muchos políticos, y algunos nuevos, están haciendo esfuerzos por construir una candidatura de unidad contra el MAS para evitar que este partido nos gobierne otros 20 años. Respeto y admiro cómo están trabajando por la unidad, más aún cuando sabemos que la política da vómito, pero también sabemos que, sin esos “vómitos”, nos derrotarán todos aquellos a quienes no deseamos como nuestros representantes.
Es necesario construir una candidatura de unidad contra el MAS y sus dos fracciones: la “narco Villa Tunari” y la “Marset”. Quienes buscan esa unidad con buenos propósitos desean que los contendientes presenten una buena propuesta de Gobierno. Si ello fuera lo único necesario, el POR ya estaría en el poder pues hace 60 años don Guillermo Lora presentó su programa de Gobierno.
Tal vez lo más importante es lograr que los ciudadanos entiendan que las elecciones de 2025 son cruciales pues en ellas se librará el dilema de dictadura o democracia. Ese camino nos lo han mostrado claramente los casos de Nicaragua y Venezuela. Nicolás Maduro es un dictador y apunta a seguir siéndolo. No importa lo que digan la OEA, la ONU, el Centro Carter o cualquier institución internacional, simplemente Maduro se ríe de ese conjunto de instituciones y prefiere seguir el consejo de la asesoría cubana del G2 que apunta a encarcelar a los opositores y crear una dictadura como la cubana. Los viejos amigos de las ONG y de cierta izquierda que se formaron ideológicamente con la nueva trova cubana entienden que los cubanos en Bolivia pertenecen al G2 y apuntan a construir una dictadura.
Por eso es bueno saber que hoy la lucha no radica solamente en lograr un binomio de unidad, sino en lograr que la gente entienda que el futuro, en 2025, será decidir entre ser como Venezuela y Nicaragua o mantener la democracia en Bolivia. Ya sabemos que la cancha está inclinada: el MAS tiene a su favor al TSE y a los tribunales electorales departamentales. En 2025 el MAS usará el acarreo de votos y la informática, en fin, utilizará de manera chueca todo lo que esté a su alcance. Tendrá a su favor observadores truchos de ONG de izquierda y de instituciones financiadas por los grupos del socialismo del siglo XXI.
Por eso, como hizo María Corina Machado, necesitamos en las 30.000 mesas electorales tener ciudadanos de a pie y representantes de partidos controlando las actas, sacando fotos, tomando evidencia del conteo de votos para que no se produzca otro fraude electoral. Los cubanos y el MAS ya tienen el protocolo del fraude; nosotros debemos crear el protocolo para cuidar el voto y su conteo.
Eso comienza hoy, no el día de las elecciones. Es hoy que debemos empezar a trabajar.