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Intensamente | 04/01/2025

El fin de lo nacional-popular

Carlos Hugo Laruta
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No decimos que esté acabando lo “popular” entendido como “ciudadanía”, que es el fundamento insustituible de los Estados democráticos contemporáneos. Planteamos, más bien que la crisis estatal a la que condujo el MAS en sus 20 años de gobierno podría estar expresando el fin de lo nacional-popular, entendido como la reflexión y la acción política que tuvo vigencia en Bolivia en todo el Siglo XX.

1. Lo nacional-popular expresa el corporativismo social, sus posibilidades y limitaciones

Lo nacional-popular como concepto y como realidad social y política surgió de las entrañas de la Guerra Federal de 1899, que terminó trasladando la capital real a La Paz y, desde aquí, dándole a la pujante ciudad la oportunidad de construir un país a su imagen y semejanza.

 Lo central en esto, como lo hemos venido sosteniendo en varios artículos previos, es que esa oportunidad para La Paz y el occidente –con la Guerra del Chaco en medio–, posibilitó que el proceso revolucionario de 1952 diera nacimiento a dos sociedades, dos hijas gemelas, que se desplegarían en todo el siglo XX: 1) la enorme hija corporativista que representaba a lo nacional-popular y 2) la pequeña hija ciudadana-individual que sobrevivió subordinada –pero creciendo lentamente– hasta fines del siglo XX.

Decíamos ya que la sociedad corporativista desarrolló muy temprano sus tres joyas que aparecieron en las dos décadas de gobierno del MAS en toda la plenitud y magnificencia de lo nacional-popular. Pero ellas se formaron sobre todo en tres momentos previos de la historia: 1952-1964; 1971; y 1985-90. Veamos.

Durante los últimos 20 años en los que el MAS fue la expresión y representación más alta y genuina –y al parecer final– del poderoso corporativismo social de lo nacional-popular en Bolivia, esas dos sociedades convivieron en una especie de empate catastrófico.

2. Qué es lo que estaría acabando ahora

Las tres joyas centrales de la identidad de la sociedad y el proyecto de poder corporativista, es decir lo nacional-popular en acción, hoy están disolviéndose:

Su ideología política plantea de partida –tras el derrumbe del sujeto proletario y de la URSS–, que Bolivia tiene varias naciones (plurinacional) y donde el campesino-indio es el nuevo eje-sujeto histórico que gobierna el Estado y lo hace en la vieja polaridad nación/antinación de inicios del siglo XX; por ello está en lucha permanente contra el empresariado y los poderes extranjeros (curiosamente solo contra EEUU y Europa, pero se somete a Rusia, China e Irán).

Su base de sustentación y representación social está compuesta por las clases sociales y otros sectores organizados en el corporativismo clásico de los sindicatos que provienen de la etapa 52-80 (CSUTCB, COB, cocaleros, colonizadores, etc.) y ampliado a las capas medias urbanas a través de las numerosas empresas estatales resucitadas del viejo proceso populista de 1952.

La concepción confusa y oscilante que tiene de la democracia moderna (representativa-directa) y que en su hiperideologizada visión le lleva a reivindicar modalidades “no liberales” de democracia, hace que siempre vuelva al corporativismo atropellador, al autoritarismo (incluyendo proteger las tareas de pederastia del jefazo) y a las violaciones a los derechos humanos fundamentales.

Esto es lo que está terminando. Las tres joyas de la vieja hermana proveniente del 52 muestran las posibilidades y los límites de la magnificencia populista de lo nacional-popular. Las posibilidades dejan un amplio sector de profesionales de clase media indígena-mestiza con experiencia en la administración estatal.

Pero también van terminando sus incapacidades, el despilfarro de miles de millones de bolivianos, la desinstitucionalización del Estado, el manoseo de la Justicia para perseguir a la oposición, la corrupción galopante, todo expresado a inicios de 2025 en la falta de dólares, la ausencia de recursos para importar carburantes y la inflación empobrecedora del pueblo.

Va acabando lo nacional-popular del corporativismo sindical del siglo XX. Y hoy, a inicios de 2025, ya tenemos propuestas de salida a esta situación. Y debemos estar atentos a estas propuestas para avanzar en la construcción de la Bolivia ciudadana que solo tiene un camino, el ser una nación democrática.

Carlos Hugo Laruta es sociólogo y docente investigador de la UMSA.



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