cerrarIMG-20250911-WA0023IMG-20250911-WA0023
1000 X 155 animación
1000 X 155 animación
La curva recta | 14/09/2025

De la altura, el futbol, la diputada y cosas peores

Agustín Echalar
Agustín Echalar

La semana pasada, Bolivia vivió una noche de euforia que lastimosamente no compartí. Me falta la enzima del futbol, algo que no se debe obviamente a que nací en la altura, sino a que es parte de la particularidad que tenemos los seres humanos. A unos nos gusta y nos entusiasma una cosa y a otros otra.

No puedo opinar sobre cómo jugaron los distintos equipos porque, obviamente, no me tome la molestia de ver el partido, y porque si lo hubiera visto tampoco hubiera entendido mucho. Lo que sí puedo decir es que jugar a 4.000 metros de altura no es una actitud deportiva, sobre todo cuando se lo hace contra equipos que vienen de países donde prácticamente se vive a nivel del mar.

Se puede utilizar un arsenal de argumentos para justificar la elección de una cancha construida a esa fenomenal altura, pero no se puede tapar el sol con un dedo, ni con una palangana: la altura significa una ventaja para los equipos que viven y se entrenan en ese entorno con respecto a los que no viven en esas condiciones. Y, repito, no deja de ser poco deportivo escoger la cancha a mayor altura del país para enfrentar a un contrincante.

Vale la pena preguntarse cuántos de los jugadores bolivianos viven a 4.000 metros de altura y también, por supuesto, cuál es el porcentaje de bolivianos que vive tan cerca del cielo. La respuesta es seguramente apabullante.

La altura no es amable con los visitantes. Lo sé de primerísima mano. No es una casualidad que no haya hoteles de lujo en El Alto, teniendo en La Ceja una de las vistas más espectaculares que uno se pueda imaginar. No es casualidad que en la ciudad de La Paz se hubiesen extendido hacia la zona Sura, hacia abajo, teniendo en sus alturas una vista fenomenal. No señores, la altura no es chiste. Afecta a todos, no por igual, pero lo hace, y si en el deporte se aprovecha esa ventajita, ¿no hay algo de deshonestidad en ello?

Hay, posiblemente, motivos más profundos por los cuales Bolivia no clasifica a un mundial y, posiblemente, lo más real tengan que ver con temas económicos y de densidad. Es posible que juegue un rol también la cultura del compromiso, pero eso es muy ambiguo. Lo cierto es que no nos hace bien como sociedad usar pequeñas o grandes chicanas para lograr un objetivo. El deporte debería inculcar en las personas otros valores.

De cualquier manera, en medio de las piñas de la segunda vuelta, la victoria alteña ha sido un bálsamo para la bolivianidad. Ese momento, en una buena parte, una mayoría sin duda de los bolivianos, se sintieron unidos, y eso es bueno en estos momentos de polarización.

En la misma semana, solo un par de días después, una diputada chilena se lanzó con un exabrupto contra todas las personas que nacimos y vivimos en la altura. Si fuera una persona particular simplemente no debería ser tomada en cuenta, pero lo que dijo es una gran estupidez y lo dijo en su calidad de diputada de su país.

La cosa es un poco sería porque cometió un agravio innecesario contra un país vecino, y lo hizo en un tono que es francamente racista.

El gobierno chileno respondió con contundencia, alejándose de las estúpidas y ofensivas adjetivaciones. Este detalle no debería preocuparnos a los bolivianos, menos cuando se trata de racismo. Hay tanto que tenemos que trabajar dentro de casa que ocuparnos de esa mujer, que ni a primera ni a segunda vista inspira ninguna simpatía, sería una pérdida de tiempo.

Ahora bien, para Chile peor, para la derecha chilena y peor para el partido que le abrió las puertas para que fuera diputada. Y ese es un gran tema, ¿representa la diputada Cordero a sus electores?  ¿Están en el fondo de acuerdo los políticos de la derecha chilena con la “Weltanschaung” de Cordero? ¿Se puede ser compasivo o indulgente con exabruptos de ese calibre?  Habrá que ver si la diputada recibe un puntapié o un abrazo. Nos toca mirar de palco.

Para los bolivianos es un consuelo banal verificar que no solo en nuestro Parlamento hay imbéciles, pero, además, hay una constatación más de fondo: una formación académica no garantiza nada, absolutamente nada. 

Agustín Echalar es operador de turismo.



BRÚJULA-colnatur diciembre-2024 copia
BRÚJULA-colnatur diciembre-2024 copia
200
200
ArteRankingMerco2025-300x300
ArteRankingMerco2025-300x300