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07/04/2024
Sin letra chica

¡Carajo que estorbamos!

Carlos federico Valverde Bravo
Carlos federico Valverde Bravo

Una vez, don Juan Lechín Oquendo, a quien tuve el gusto de conocer, dijo algo así como: “si la caña de azúcar se pudiera llevar por ductos, Guabirá se hubiera construido en La Paz”. Eso expresa exactamente lo que hace y busca hacer el centralismo y la visión andina cuando se trata de nuestro departamento y, por qué no, de las tierras bajas.

Por más que estorbe y moleste, insistiré con que “el modelo cruceño” existe y no sólo resiste sino que avanza, se frena a ratos, pero no retrocede; eso significa que construye su propia fortaleza.

Hace unos días fue presentado un informe elaborado por la Facultad de Ciencias Agrícolas de la Universidad Gabriel René Moreno, denominado “Análisis del sector agropecuario boliviano 2023”; es una radiografía de la producción agropecuaria nacional y regional.

Basado en datos de la CAO y el Observatorio Agroambiental y Productivo, el informe detalla que el año 2023 en el país se sembraron 4,4 millones de hectáreas en distintos tipos de cultivos en Bolivia. Y la producción fue de 21,1 millones de toneladas métricas de alimentos; ello significa un crecimiento del 4% en superficie y un 3,7% en producción respecto al año anterior.

Entrevistamos en Sin Compostura, al decano de esa facultad, José Luis Llanos, quien nos dijo que en el informe queda claramente demostrado que el departamento de Santa Cruz representa el 71,2% de la superficie agrícola cultivada del país, al sumar 3,1 millones de hectáreas.

En el país, por cuarto año consecutivo, se superaron las cuatro millones de hectáreas; en el caso de Santa Cruz, superamos, por primera vez, las tres millones, lo que confirma que vamos consolidando la vocación productiva cruceña; eso es lo que muchos entendemos como “el modelo de desarrollo cruceño”.

A nivel país, la mayor superficie cultivada es la de las oleaginosas e industriales, sumando 2,04 millones de hectáreas, ello representa el 47% de la siembra; le siguen los cereales, con 1,6 millones, el 36% de lo sembrado.

Veamos: son 4,4 millones de hectáreas sembradas en el país. De ellas, 3,1 están en Santa Cruz, que representa el 71,2% del total. Luego están La Paz, con 301.000 hectáreas, el 6,89%, y Cochabamba, con 217.156 hectáreas, el 4,96%.

En la gestión 2023, Santa Cruz produjo un poco más de 17 millones de toneladas de alimentos, de un total de 21,1 millones producidas en Bolivia. Los principales cultivos son soya, maíz, sorgo, girasol, trigo, sésamo, caña de azúcar, chía y papa.

Detalle: soya, 1,6 millones; sorgo, 491.000; maíz, 469.000; trigo, 215.000 hectáreas.

En el detalle de producción, vemos que la caña de azúcar produjo 10,3 millones de toneladas métricas; eso significa el primer lugar en cultivos. La soya, 3,3 millones y la papa representa el tercer lugar, con 1,1 millones.

El sector ganadero bovino también está considerado en el informe; del mismo se tiene que el hato ganadero nacional está en 11,09 millones de cabezas; ello significa un crecimiento del 3% sobe el año 2022. Santa Cruz ocupa el primer lugar, con el 45%, es decir, 4,9 millones de cabezas; Beni le sigue con 3,4 millones, el 30%.

Son buenos números si nos miramos a nosotros mismos, pero especialistas con los que conversé antes de escribir este texto me señalaron que si miramos al exterior, estamos muy rezagados y que, en vez de contentarnos, debemos ponernos metas de crecimiento en ambos sectores.

Ahí es donde uno debe frenar y ver que se logra lo que se logra “pese” al Gobierno y al Estado. Como dijo El Deber: “Plagas y sequía afectan producción de ocho municipios cruceños”. Aparte de los efectos climáticos, de la deforestación sin permiso y quemas de parte de interculturales y algunos empresarios que aprovechan “ese viento de cola”, las plagas están comenzando a causar desastres.

https://suscripciones.eldeber.com.bo/?limit=true&msg=exclusivo&continue=https://eldeber.com.bo/edicion-impresa/plagas-y-sequia-afectan-produccion-de-ocho-municipios-crucenos_362003

Para terminar de “darles gusto” a los insectos, el Senasag mantiene un peligroso rezago tecnológico en cuanto a la aprobación de agroquímicos y no gestiona con rapidez la aprobación de los mismos, de productos nuevos que son más eficientes y más amigables con el medio ambiente y que están en uso en otros países; los cuales no se los puede importar simplemente porque el Gobierno no da las autorizaciones a tiempo.

He conversado con técnicos de Senasag y confirmaron que existen productos que llevan más de cuatro años en espera de registros. Que se hayan aprobado 132 solicitudes de 1.000 presentadas en cinco años es un insulto al progreso. Si se analiza el acuerdo de los 10 puntos de febrero entre empresarios y Gobierno, este incumplimiento es otro tema que se puede anotar en “la cuenta del otario”, como dice el tango Mano a mano. O sea, para las calendas griegas.

Pero eso no es todo, los avicultores están con los mismos problemas: hay un desfase con las vacunas para las aves, del que el Senasag es responsable (de nuevo).

Y podemos seguir. El investigador y científico Marín Condori dice que no sería negativo tener nuestras propias semillas genéticamente modificadas, pero que tendríamos que esperar 10 años y, al menos invertir hasta 150 millones de dólares en ello. Deberíamos importar esas semillas.

En fin, tampoco hay diésel para los agropecuarios en la medida de sus necesidades.

Las reservas de gas no las dan a conocer todavía, pero es vox populi que si llegan a 2,5 millones de pies cúbicos podemos considerarnos afortunados.

¿Será que la última y única solución que tenemos es hacer fracking en Mairana, donde se tendrían 150 millones de pies cúbicos de reservas? Aunque eso se lograría consiguiendo quien se arriesgue a invertir en este país. Si se logra, deberían perforar unos 200 pozos de estimulación.

Si se hiciera bien, con buenos contratos, reitero, digamos que se perforaran unos 20 pozos al año, en 10 años recién estaríamos desarrollando estos campos. Eso cuesta una media de 40 millones de dólares por pozo, lo que implican 8.000 millones de dólares. ¡Bah! Eso ocurriría en un país que entienda de lo que se trata el negocio hidrocarburífero, que no tiene que ver con discursos disparatados y subvenciones criminales.

¡Carajo! ¡No somos nosotros los que estorbamos… son los que gobiernan los que lo joden todo!



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