Carlos Federico Valverde Bravo
Y en las postrimerías de su malísima gestión, entiéndase en su período final de gobierno, el presidente Arce nos sale con la novedad de que se cree muy “vivo” y que tiene mucha habilidad y manejo político, cuando, “a ojos vista”, resulta que ni es vivo ni tiene habilidad para nada (que sepamos).
Así, convencido de sus dotes, trató de imponer un espacio de debate en ese mamotreto que resumió en 10 puntos que, según él, mostraban la ruta crítica a seguir para salir de la larga crisis que sufre el país, crisis que el mandatario no considera tal. “Lo que no tenemos son dólares”, repiten todos al unísono en la llamada Casa Grande, tratando, seguramente, de convencerse de que el eslogan es una novedosa respuesta a la angustia de la gente.
La intención del presidente debe ser convencer a la gente de que “él puede ser el jefe de Estado” que impone un relato y que se debe debatir sobre el mismo. Sin embargo, la realidad es que se equivoca, porque en ningún caso su pobre e insustancial decálogo puede ser debatido: ya fue suficientemente comentado y no da para más. No tiene nada de sustancial como para detenerse en algo que pueda desviar el debate de fondo.
No hay dólares, no hay combustibles y, de seguir el veto a las exportaciones de soya y carne vacuna, la crisis será mucho más profunda. Habida cuenta de que sin diésel en las cantidades requeridas (puede haber más y no menos), su determinación de prohibir exportaciones será innecesaria, porque se corre el riesgo de no cosechar lo suficiente para sacar el producto fuera del país. Habrá que ver si alcanza para el consumo interno, abasteciendo la cadena productiva de carnes, huevos, leche y más... aunque sea para la demanda interna.
Creo que los sectores involucrados en producción, industria, transporte y ventas han dejado muy claro que el país ya no está para distracciones como la de los 10 puntos o el debate prematuro sobre el incremento salarial, propiciado por los asalariados satélites políticos del gobierno. Estos salen buscando distraer el foco de atención, cuando el verdadero problema es que no hay dólares, no hay diésel ni gasolina. Además, es necesario exportar lo más que se pueda y debatir la libre importación de combustibles sin pasar por la famosa Botrading, que Dorgathen trató de imponer como condición previa para agilizar la llegada del carburante necesario.
Queda claro, entonces, que el tema es abordar de fondo los problemas que están ocurriendo como un hecho cotidiano, en los que da la impresión de que el presidente Arce ya no toca pito. Como señalé en “Sin Compostura”, me queda la sensación de que el “mandatario” (es un decir) ya perdió la posibilidad de ser él quien deba conducir el debate o tomar decisiones para arreglar los problemas que vio y dejó venir, sin tratarlos a tiempo ni con acierto. Hace un año o más (y no menos), Arce se desentendió del manejo de lo importante. Eso, en un país presidencialista e hipercentralista, es una barbaridad. En todos los gobiernos del Socialismo del Siglo XXI, el poder es capaz de no resolver nada y seguir creyendo que su veto le da más poder y legitimidad, cuando en realidad lo único que hace es aumentar la complejidad de los temas, que, cuando se tratan, ya son problemas en algunos casos irresolubles.
“No vamos a tomar medidas como la devaluación o levantar la subvención; esas medidas no resuelven el problema que hoy enfrenta el país”, dijo Arce, sin explicar qué es lo que se debe hacer como solución ni cuáles son las medidas que está tomando. No pensará que lo vamos a aplaudir por su anecdótico e insustancial “decálogo”, que pretenden convertir en el comienzo del fin de los problemas.
Es la tercera intención de cambiar el foco de atención. Primero fue el ministro de “Defensa” (¿a quién defiende?), quien enfocó sus dardos contra los empresarios cruceños, poniéndolos como los generadores de la crisis actual. Buscaba fijar en las bases masistas (sobre todo) la misma estrategia que le funcionó a Evo Morales: recrear la idea del “enemigo común” y dividir el país entre “hermanos” y “racistas, enemigos y oligarcas”, los malos de la película.
Los momentos de mayor ebullición y fuerza en el primer gobierno del huido fueron los de un país partido; eso le dio el 64 % de votación. ¿Podrá Arce reflotar el tema? Novillo no lo siguió; al contrario, se zambulló para no jugar, pero deja la semilla sembrada. Quién sabe si la volverán a regar.
Las dos veces siguientes fueron el turno del ministro de Desarrollo Rural y Tierras, quien, a falta de argumentos de valor, salió con lo mismo: “Baja el precio y se deja exportar” (carne, soya, derivados), demostrando que es simplemente un capricho que tiende a dañar al sector productivo cruceño.
Luego, el mismo ministro reflotó el ABC del comunismo: la lucha de clases, al manifestar que se analiza la liberación de exportaciones de soya solo para los pequeños productores. Si ponemos esto al lado del tema de Novillo, veremos que no se detienen. Menos mal que muestran su juego muy claramente, como para que no digamos que no estamos avisados. ¿Podrá haber algo más canallesco? Sí, al final de cuentas, buscan el Socialismo del Siglo XXI y no se van a quedar “por detalles”.
Paradójicamente, en La Paz, se anota con CI y otros detalles a quienes compran carne en EMAPA. ¿Alguien puede alegar que eso no es un ensayo comunista? En Cuba y Venezuela, al menos, existen las libretas de racionamiento... Esto es parte de ello. Nada queda al azar.
Las últimas declaraciones de los ministros son posteriores al “decálogo presidencial”, que, como marcamos, no puede ser parte de debate alguno. Comentarlo fue suficiente para ahogarlo, dado que el problema no es un tema de horario continuo, clases virtuales o “quedarse en casa”. La confirmación de esto es que el propio presidente salió el viernes a mostrarse preocupado en una estación de radio:
“Nosotros estamos muy dolidos por lo que está pasando, comprendemos la situación que atraviesa el pueblo boliviano, lo sentimos, somos parte del pueblo, también estamos preocupados, pero estamos tomando todas las acciones que están en nuestras manos para ir paliando este efecto”, dijo Arce en una entrevista con la radio San Gabriel.
Dijo también que está haciendo todo lo “imaginativamente” posible para resolver esta crítica situación (misma fuente).
¡Cagamos! Nunca mostró imaginación en 18 años de poder, y ahora nos sale con eso. ¡Como si la imaginación se comprara y, encima, no hay plata!