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Serpentina textual | 27/07/2023

Cambio climático y compromisos incumplidos

Elizabeth Salguero
Elizabeth Salguero

Brújula Digital le da la bienvenida a Elizabeth Salguero, comunicadora social, diplomática y especialista en temas de Responsabilidad Social Empresarial. Sus artículos serán de utilidad de los lectores de este portal de noticias.

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Inundaciones, incendios, focos de calor inusual, lluvias extremas y epidemias, entre otros desastres, están ocurriendo en el país y el mundo a causa del cambio climático ocasionado por la forma de vivir consumista y depredadora de la humanidad.

Según Naciones Unidas, el calentamiento global y el cambio climático se deben a las emisiones de gases de efecto invernadero que cubren la Tierra y retienen el calor del Sol, provenientes sobre todo de los países desarrollados. El mundo se está calentando más rápidamente que en toda la historia registrada.

La generación de electricidad y calor mediante la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas natural provocan una gran parte de las emisiones mundiales. La industria y el sector manufacturero generan emisiones, por la quema de combustibles fósiles para la producción. La minería y otros procesos industriales también liberan gases.

La tala indiscriminada de bosques para la producción agroindustrial extensiva también provoca emisiones, ya que los árboles, al ser cortados, liberan el carbono que han estado almacenando. Como los bosques absorben dióxido de carbono, su destrucción también limita la capacidad de la naturaleza para mantener las emisiones fuera de la atmósfera.

En noviembre del año pasado se celebró la COP27 sobre Cambio Climático de Naciones Unidas en la ciudad de Sharm el Sheikh, Egipto, principalmente para dar cumplimiento al Acuerdo de París. Una de las metas establecidas en este tratado es la de limitar el incremento de la temperatura en 1,5°C para finales de este siglo. Los países deben presentar sus Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (NDC) donde definen sus metas de reducción de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y de adaptación al cambio climático para el año 2030.

Tomando en cuenta las constituciones presentadas hasta el momento, la temperatura se incrementará en 2,5 °C para finales de siglo. Ante esta mala noticia, el año pasado en la cumbre de Glasgow, todos los países acordaron revisar y reforzar sus planes climáticos, sin embargo, solamente 24 países lo han hecho.

De acuerdo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) los países ricos no han cumplido su promesa de entregar 100.000 millones de dólares al año a los Estados vulnerables afectados por impactos y desastres cada vez más graves relacionados con el clima.

Solo aportaron 83.300 millones de dólares en 2020, quedando 16.700 millones por debajo del objetivo. Estados Unidos, la Unión Europea, China y otros grandes contaminadores se han resistido hasta ahora a las medidas que podrían dar lugar a esos pagos, sin embargo parece que las posiciones están empezando a cambiar. Para ello, será necesario realizar una transformación del sistema financiero y sus estructuras y procesos, involucrando a gobiernos, bancos centrales, bancos comerciales, inversionistas institucionales y otros actores financieros.

“Lo que es imperdonable es el hecho de que los países más ricos del mundo, que representan el 75% de las emisiones globales, no han hecho lo que les corresponde”, expresó António Guterres Secretario General de la ONU.

La cumbre por un Nuevo Pacto Global de Financiamiento, celebrada en París el pasado mes de junio, ha marcado un hito importante en los esfuerzos globales por atender la crisis de cambio climático, biodiversidad e inequidad. Los 40 países participantes acordaron encaminar una reforma del sistema financiero y alcanzar el objetivo de 100.000 millones de dólares para el financiamiento climático de este año. Este evento dejó en claro que la arquitectura financiera mundial es anticuada, disfuncional e injusta.

Uno de los puntos más relevantes de la cumbre fue abordar la sofocante carga de la deuda que enfrentan muchos países en desarrollo, reconociendo la importancia de la reprogramación de la deuda para promover la estabilidad económica y fomentar un desarrollo sostenible. A medida que los líderes mundiales adopten estos compromisos, se espera que se traduzcan en acciones concretas.

En Bolivia los desafíos ambientales son: deforestación, ríos contaminados, sequías y gestión de áreas protegidas e invasiones, según un reportaje de Iván Paredes Tamayo en Mongabay.

La deforestación sigue avanzando dejando grandes extensiones sin árboles. Se ha constatado que el uso de mercurio en la explotación del oro no solo afecta a los pueblos indígenas de la Amazonía, sino que se expande a otros territorios. Por último, las sequías siguen golpeando a muchos municipios. Ante esta situación también se debe actuar en consecuencia mediante mayor inversión pública en el medio ambiente y la implementación del plan anunciado por el gobierno con gente capaz y honesta como responsable de las acciones medioambientales.

Sin duda la responsabilidad y conciencia ambiental de toda la población también es fundamental.

Elizabeth Salguero es comunicadora social.



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