Si bien es algo positivo que las universidades
estatales otorguen becas a los mejores promedios de jóvenes egresados en áreas
de provincia, poco o nada se está haciendo para mejorar la educación en estas
zonas, lo cual genera otros problemas y a la larga frustraciones.
Hace más de un año, luego de una de las charlas donde presenté el proyecto privado Tu Beca Bolivia y la labor que realizamos, promoviendo que más bolivianos puedan salir a estudiar un posgrado con becas, se me acercó una joven pidiendo un poco de orientación, pero con la carrera de pregrado. Ella fue una de las varias beneficiarias de este tipo de becas y claro, al principio muy contenta, vino ilusionada a la ciudad.
Su primera frustración fue no entender con claridad las oportunidades de elegir una carrera en el área de tecnología. No era un tema que no le agradara las opciones reducidas que le ofrecían, era el no tener claro los campos laborales y qué oportunidades pueden surgir con esa formación profesional. En distintas ocasiones buscó al supuesto consejero académico sin éxito.
La segunda fue más impactante, al darse cuenta que si bien se graduó como una alumna destacada en su unidad educativa, resulta que tener el mejor promedio en su área alejada de la ciudad, no significa que sea destacada entre todos los que ingresan a las universidades estatales. Tuvo ya problemas de inicio con los cursos pre facultativos. Con esfuerzo pudo aprobarlos, sin ser la más destacada.
Una vez iniciada la carrera, con mucho trabajo logró aprobar el primer semestre, y tuvo dificultades con materias como biología, química y matemáticas. En el segundo semestre se estancó. Lo que apenas logró comprender en la fase inicial, no le fue suficiente para poder aprobar el segundo semestre. Entonces dio de baja sus estudios. Pasó un año, dos y de pronto sintió que ya no podía seguir intentando en las carreras de tecnología. Consiguió un trabajo con un sueldo muy bajo para subsistir, y no halló motivación para volver a retomar la carrera.
A todo esto, ya le gustó vivir en la capital y decidió quedarse, aunque no tenía claro qué haría de su vida. Se le sumó la frustración y autodecepción, de que al final, no era la alumna destacada que un día recibió una beca. Tampoco tenía el dinero suficiente para pagar esos institutos que supuestamente te preparan para ingresar a la universidad. Y ojo, que estos institutos tampoco son garantía de que vas a lograrlo.
Hay otro caso, el de una muchacha que, buscando entrar a medicina, ya había pagado más de seis meses y al momento de rendir el examen, no pudo con la parte de matemática y química. Otra joven frustrada porque a pesar de pagar extra, seguía en lo mismo. Ambas se estancaron por no poder comprender materias y contenido básico para muchas carreras en ciencia, ingeniería y tecnología.
Entonces el problema no es que no haya oportunidades. El problema es el bajo nivel de educación básica, y especialmente en provincia. Los jóvenes en Bolivia, a nivel de escuelas públicas o incluso algunas de convenio, no terminan el colegio con una formación adecuada. Hace unos días, salió un minivideo sobre este tema. Solo el 1% de 5.000 becarios de la Universidad Mayor de San Simón lograron egresar en los últimos 10 años. Si esa cifra no nos sacude sobre la mala formación de nuestros jóvenes en la educación básica, no sé qué más lo hará.
Haciendo un llamado a las autoridades en
educación de Bolivia, espero que se haga realmente una revisión de los
contenidos escolares, porque de lo contrario se continuará generando más
frustración y un desperdicio colosal de becas para carreras de pregrado en las
universidades estatales.