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Filia Dei | 16/05/2022

Afuera edición genética, acá estancados con ideologías

Cecilia González Paredes
Cecilia González Paredes

La semana pasada volví a leer en las noticias que ciertas autoridades, en un afán de justificar la escasez de maíz, volvieron a sacar el cuento de que los OGM están prohibidos en la CPE.

Se escuchó por parte de las autoridades que no hay tal escasez, que los productores especulan, luego que lo están ocultando para generar alza de precios. Siguió la amenaza de que se llegará a prohibir la exportación de muchos alimentos, varios que nunca exportamos. Y finalmente se escuchó que el maíz OGM no podría importarse porque la Constitución Política del Estado los prohíbe. ¿Volvemos a las mentiras?

La campaña del 2021 no fue maravillosa. Hubo sequía y por lo mismo la producción de maíz entre otros ya fue escasa. En el país de "métale no más", esta eventualidad no fue tomada con seriedad y ahora que la situación aprieta, vamos a culpar al productor y exportador. Justo a los que generan alimentos y hasta movimiento económico.

La CPE entre los artículos 255 y 409 NO prohíbe el uso de OGM. Deja en claro que los mismos deben estar regulados, algo que al parecer no sucederá en el país vaya a saber por qué motivo. Y no podían faltar los activistas que parece que la contaminación minera o la expansión del cultivo de coca les son indiferentes. Afirmar que hay granjas donde los animales no comen el maíz OGM, carece de toda seriedad. Largar sandeces es gratis.

Sigue siendo falso que seamos centro de origen del maíz o que este sea central para la alimentación del boliviano. Al menos no de manera directa. ¿Cuántos hogares comen maíz choclero más de tres veces a la semana? Pero no hay que inventar para saber que el arroz, fideo y hasta la papa son los más consumidos. Solo en México vi una cultura culinaria tan pegada al maíz.

El maíz amarillo, que es otra variedad y es el usado como forraje, ese sí es clave pues el consumo de carne de pollo en el país es alto. Dudo mucho que las gallinas acepten alimentarse de frutos del bosque. Lo que sí es cierto, es que poco bosque nos va a quedar luego de que el cultivo de coca se siga expandiendo.

Mientras en Bolivia tenemos empresas mineras con toda licencia para destruir y contaminar los parques nacionales, policías/militares que roban/trafican autos, dirigentes universitarios vividores con la venía de rectores y más escándalos de ese corte, los países vecinos y muchos más están viendo cómo sacar más provecho de la edición genética. Los científicos de plantas están usando técnicas como CRISPR para adaptar con precisión la productividad y mejorar el atractivo para el consumidor de cultivos importantes.

Gracias a que en esos países no se permite que activistas formulen políticas y el gobierno tiene estrategias claras de ciencia e innovación, los fitomejoradores han aprendido mucho de herramientas como la transgénesis y ahora con estas que son más precisas y menos costosas, están avanzando más allá de solo investigar, porque el tiempo apremia.

Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, Colombia, Costa Rica, Nigeria, Kenia, Israel, Australia, Filipinas, Indonesia, Japón, Noruega, Canadá, Estados Unidos y Reino Unido, ya han salido de las precarias posiciones. Además de estar desarrollando cultivos adaptados a los nuevos desafíos climáticos y nutricionales, están formulando o implementando ya regulaciones claras y basadas en ciencia, no en falacias.

Bolivia quedará dependiente del contrabando de alimento, de la tecnología desarrollada fuera de nuestra frontera y con semillas cuya carga genética ya está caduca y de muy bajo rendimiento. ¡Felices las plagas! No es momento de apuntar dedos y buscar culpables imaginarios. O despertamos del adormecimiento ideológico o estaremos peor que Haití.

Cecilia González Paredes M.Sc.

Especialista en Agrobiotecnología



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