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Deportes | 24/07/2024

El paso veloz y seguro de Guadalupe Tórrez Tórrez



Brújula Digital|24|07|24|

Fadrique Iglesias*, especial para Brújula Digital

Fotos de Carlos Quispe

Guadalupe Tórrez Tórrez, la vida le sonríe, y ella devuelve la mueca. Más aun desde el 21 de abril, día en el que batió el récord nacional de 100 metros, con un tiempo de 11.57 segundos, en Cochabamba. Su actuación en esa carrera la ha ratificado como la más rápida mujer de la historia de Bolivia, y lo ha hecho desde la periferia de los círculos de privilegio.

Experta en dar vueltas a círculos, pero de las pistas atléticas, estará en unos días en el Estadio Olímpico de París junto con las mujeres más veloces del mundo. Ella llega a los Juegos Olímpicos luego de visualizarse en esa situación desde que le aconsejaron demostrar rutinariamente sus cualidades físicas, mentales y emocionales contra el cronómetro hace apenas seis años.

Mujer, de clase media trabajadora, de raíces afrobolivianas, hija de migrantes paceños y de Coroico llegados a Santa Cruz, Guadalupe vive deprisa. Desde que pisó por primera vez la pista de atletismo de la Villa Olímpica Abraham Telchi, no ha parado. Medallas, lesiones, competiciones compaginadas con estudios, graduaciones y planes de futuro.

Empezó en el atletismo casi sin quererlo en los clasificatorios departamentales para los Juegos Plurinacionales de 2017, luego de recibir múltiples invitaciones por parte de profesores de educación física y de su actual entrenador, Carmelo Suárez, que intuían que una buena gimnasta –su primer deporte competitivo– sugería la posibilidad de una excelente atleta de velocidad. Cuatro meses de entrenamiento le alcanzaron para ser campeona boliviana sub-18 y clasificar a los Juegos de la Juventud en Santiago de Chile en 2017.

Lupe, como la conocen sus compañeras, es parte de una nueva generación de velocistas que ha batido todas las marcas de la velocidad nacional y los saltos en el último lustro, aunque ella quizás sea la que ha demostrado el mayor talento natural. En estos años también han apuntado sus nombres en los registros históricos del atletismo nacional Danitza Ávila, Alinny Delgadillo, Leticia Arispe y Lauren Mendoza en los 100 y 200 metros, Valeria Quispe en salto de longitud y salto triple, Cecilia Gómez en 400 metros planos y con vallas y Carla Ríos en salto de altura, entre otras.

Justamente Ávila, Delgadillo y Tórrez vivieron una de sus experiencias más amargas en 2018, cuando fueron desposeídas de la medalla de bronce en la posta 4x100, obtenida en los Juegos Sudamericanos ODESUR realizados en Cochabamba. Una de sus compañeras de relevo, Carolina Ocampo, dio positivo en un control antidopaje, lo que significó la eliminación de todo el equipo. Tres meses más tarde, las tres atletas que iban limpias, acompañadas por Quispe, se resarcieron de aquel episodio logrando la medalla de bronce en el relevo 4x100 del Campeonato Iberoamericano de Atletismo en Trujillo, Perú, lo que dejó una sensación de justicia divina.

Seis años más tarde, y con una pandemia de por medio que dejó los resultados de 2020 en la nada, Guadalupe no se ha sentado a esperar a que el Gobierno nacional, el Comité Olímpico Boliviano ni empresas privadas la colaboren con una beca o un salario que no ha llegado. Más bien, ha decidido ser ella quien ha generado sus oportunidades a partir de esfuerzos propios y los de su entorno familiar. Lo que sociólogos y economistas llaman capacidad de agencia.

Se formó en el centenario Liceo de Señoritas Monseñor Santistevan de Santa Cruz, el único reducto de la educación segregada por sexos en la capital cruceña, y en diciembre de 2023 se graduó de la licenciatura en Nutrición y Dietética de la Universidad Evangélica de Bolivia. Este año ya tiene varios clientes a quienes asesora como preparadora física y nutricional.

Si bien en un principio estaba interesada de forma genérica en aquellos asuntos relacionados con la alimentación, su producción y administración, principalmente con el oficio de la nutrición química en la mira, pronto comprendió que el conocimiento que ha ido adquiriendo como atleta profesional es el complemento ideal a la carrera de nutrición deportiva, ya que podría experimentar y aprender en su propio cuerpo, como atleta de máxima élite.

Pese a la ausencia de incentivos externos, su progresión ha sido sorprendente. Desde el presidente de la Federación Boliviana de Atletismo, Marco Antonio Luque, pasando por compañeros de equipo y otros preparadores como el entrenador olímpico en 2012 y 2021, Luis Daniel Valenzuela, coinciden en definirla como uno de los mayores talentos de la velocidad que se han visto por las pistas nacionales, y que su margen de mejora aún es bastante grande, principalmente en el aspecto técnico, en la explosividad de la salida y en su proyección a los 200 metros planos. También coinciden en su carácter liviano y alegre, en un plano más personal.

Carmelo Suárez, quien descubrió y entrena a Guadalupe, recuerda que le impresionó la inusual potencia que tenía para subir las gradas del estadio la primera vez que la vio, cuando la convocó uno de los profesores de educación física que tenía a su cargo en el Distrito Municipal 11 del centro de Santa Cruz.

Luego de haber sido ya campeona de Bolivia en las categorías sub18, sub20, sub23 y ahora absoluta, su discípula también ha superado el récord nacional que tenía su excompañera de entrenamiento Alinny Delgadillo, tras batir esta marca que lideró las listas nacionales por tres décadas. Su compañera de selección boliviana Cecilia Gómez la define como solidaria, sensible y a veces tímida, aunque jovial. Es fuerte, valiente, aunque hay compañeras de equipo que piensan que todavía debe creérselo más.

De acuerdo a lo aprendido en casa, Tórrez Torrez o Tórrez2 como firma en redes sociales, ha aprendido a buscarse la vida desde pequeña. Trabaja desde hace un tiempo como anfitriona en el conocido café-concert Show de Mier, del conocido dramaturgo Adolfo Mier Rivas, donde llega siempre puntual y recibe a la audiencia con sus maneras agradables y sonrisa discreta. “Parece un trabajo sencillo, pero a veces tiene que solucionar problemas cuando el lugar asignado no le resulta cómodo al cliente, lo que ella soluciona rápidamente; es como si volara, en voz baja y con mucha amabilidad, llegando a la meta vertiginosamente, con el objetivo de curar el alma de la gente que quiere divertirse con una buena cucharada de humor” recuerda Mier.

Vive con sus padres Víctor Raúl y Ceferina, además de sus hermanos, en el barrio Virgen de Luján, desde donde se traslada diariamente a las pistas de atletismo de la Villa Olímpica de Santa Cruz montada en una moto negra a juego con su casco, chamarra rompevientos y mochila con las zapatillas de clavos dentro. 

Después de graduarse de sus estudios superiores, les hizo una propuesta a sus padres: ser atleta profesional una temporada y ver qué pasaría si entrenaba en 2024 a tiempo completo, ya sin el estrés y los desplazamientos de la universidad. La apuesta no pudo salirle mejor, y dio el salto cualitativo que estaba buscando. Entre su trabajo en Show de Mier y el apoyo familiar, logró lo que en otros países el sector público y privado se encargan de hacer: emular los ingresos de una beca o salario a una potencial atleta olímpica. Los resultados superaron sus expectativas.

En el Campeonato Sudamericano de Pista Corta realizado en Cochabamba rozó el milagro de ser la primera atleta boliviana en lograr una medalla sudamericana en la velocidad en campeonatos absolutos, quedando en cuarta posición, aun cuando ha finalizado en el 3º puesto del ranking anual subcontinental.

Forma parte también del top-10 histórico de los 60 metros planos en pista corta, honor en el que acompaña únicamente a Niusha Mansilla desde hace un cuarto de siglo y Lilian Mateo recientemente, ambas fondistas nacionales. Su exitoso primer semestre tuvo otro hito cuando fue seleccionada para representar a Bolivia en el Campeonato del Mundo de Pista Corta de Glasgow, Gran Bretaña en marzo. En su primera competición del circuito mundial de la World Athletics quedó en el puesto 44 de 53 participantes, a donde llegó con la 164º mejor marca mundial. Este año también ha encadenado nominaciones para el Campeonato Iberoamericano de Atletismo de Cuiabá, donde ha mejorado el récord nacional del relevo 4x100 junto con Arispe, Delgadillo y Mendoza.

Finalmente, como colofón a esta magnífica temporada 2024, fue seleccionada para competir el viernes 2 de agosto a las 4:35 hora de Bolivia en la ronda eliminatoria de los 100 metros planos de los Juegos Olímpicos de París 2024, y desfilará en la inauguración por el río Sena el 26 de julio por la tarde. A partir de ese momento, será parte del reducido grupo de 97 atletas que han representado a Bolivia en unas olimpiadas modernas de verano o de invierno, desde la primera con equipo nacional en Berlín 1936.

Justamente en unos días Guadalupe se postrará ante los tacos de salida con esa mirada gélida que sostendrá durante los tres segundos que su cuerpo se prepare para mover las piernas como una trituradora de metros. Después de 11 segundos y fracción, y tras pasar por la zona mixta y hablar con la prensa, y una vez que las emociones se estabilicen, volverá a su rutina de trabajo, sin privilegios y con el esfuerzo e ilusión máxima de quien se sabe la mujer más rápida del país y la cara de la nueva Bolivia que vendrá: una de mujeres valientes, profesionales, sin complejos, modernas, multiculturales y multirraciales, que lo mismo bailan reguetón, que lideran una reunión con un cliente, se reestablecen de un traspié o nos mandan un saludo desde París, con un guiño que destila simultáneamente orgullo y templanza.

*Fadrique Iglesias fue atleta olímpico por Bolivia en Atenas 2004 y Pekín 2008, fue subcampeón iberoamericano en 2006 y es recordista de Bolivia en 800 metros planos. Es doctor en Patrimonio Cultural.

BD/FI/JA



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