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Sociedad | 16/08/2025   02:45

|OPINIÓN|Calidad educativa: Diagnóstico del OPCE revela rezago de aprendizajes estructurales|Claudia Martínez|

Unos estudiantes de colegio en plena clase. Foto ABI Archivo.
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Brújula Digital|16|08|25|

Claudia Martínez

El Observatorio Plurinacional de la Calidad Educativa (OPCE) publicó los resultados del Diagnóstico Preliminar 2023 en el sistema de educación regular en el nivel secundario que revela datos preocupantes sobre el estado de la educación en Bolivia. Las pruebas, aplicadas en áreas como matemáticas, física, química, lectura, escritura, entre otros, evidencian bajo nivel de desempeño y, por tanto, brechas entre el sistema de educación, tanto público como privado (incluyendo al sistema de convenio) y una reproducción de desigualdades no vista anteriormente.

En matemáticas, por ejemplo, el promedio nacional fue de solo 28 puntos sobre 100. Asimismo, el 3% de los estudiantes alcanzó una nota mínima de aprobación. En las áreas de física y química, los promedios fueron igualmente bajos: entre 26 y 28 puntos, respectivamente, con tasas de aprobación de apenas un rango entre el 2% y 3%, respectivamente.

En este sentido, uno de los temas que causa mayor preocupación es que estas marcadas diferencias reflejan inequidades estructurales, también conocidas como desigualdades. Así lo expresó Luis Vargas Mallea, docente, pedagogo e investigador del OPCE, en entrevista con Brújula Digital: “Lo que nos ha llamado altamente la atención es la brecha entre la escuela privada y la escuela pública. Esa brecha viene desde los años 90 (...) es muy preocupante porque se están reproduciendo las desigualdades sociales”.

Por tanto, estas desigualdades identificadas por expertos en educación, también son evidentes en la lectura (sobre todo en su nivel de comprensión y critica). Es así que sólo el 43% de los estudiantes respondió correctamente la prueba, mostrando un mejor desempeño en comprensión local que en comprensión global o crítica. Los rendimientos más altos están en unidades privadas del área urbana; en tanto que los más bajos se encuentran identificados en las unidades educativas fiscales y rurales.

En lo que respecta a la escritura, aproximadamente un tercio de los estudiantes entregó respuestas impertinentes (o que guardan poca relación con lo solicitado), especialmente en lo concerniente a las producciones de opinión. No obstante, según el OPCE esto se debe en parte a que el currículo actual no contempla contenidos específicos concernientes sobre lectura, escritura y comunicación oral como contenidos procesuales, sino solo como perfiles de salida.

Sin embargo, esta situación no puede ser analizada solo desde un punto de vista cuantitativo, es decir, desde los puntajes obtenidos. Es así que Vargas advierte sobre la necesidad de entender el significado de calidad educativa: “Cuando decimos que hemos evaluado la calidad educativa nos estamos refiriendo a un ámbito en particular que tiene que ver con los resultados del aprendizaje (...) pero no hay que confundir la prueba objetiva del logro de aprendizajes con evaluación de la calidad educativa”.

Desde los años 90 Bolivia ha conseguido logros importantes en cobertura escolar, según datos planteados por el Ministerio de Educación (2024). En el nivel primario, se ha superado el 95% de población que ha cursado este nivel. Sin embargo, el especialista aclara que el acceso no siempre se traduce en calidad, mencionando que “a eso llamamos masificación de la escuela, que es un logro extraordinariamente importante, pero una cosa es la cobertura escolar y otra es la calidad educativa; deberían estar unidas, pero lamentablemente no es así”.

Por consiguiente, uno de los conceptos clave del diagnóstico educativo es el rezago estructural que según Vargas: “Es una condición que se ha ido heredando, mediante la cual el propio sistema educativo hace promover estudiantes de curso que todavía no dominan los conocimientos necesarios”.

Si bien, en la práctica, algunos docentes intentan compensar esta situación retomando contenidos del curso anterior se han identificado algunos efectos colaterales: “los buenos profesores dan contenidos del curso anterior, pero cuando hacen eso retrasan el tiempo de trabajo de los contenidos de su curso; a los malos profesores no les importa (...) de todas maneras contribuyen al rezago estructural”.

Estas problemáticas no son nuevas. En décadas anteriores estudios, como los del Simecal, mostraron bajos niveles de rendimiento en el nivel de educación primaria. Es así que en tercer grado solo el 33% de los estudiantes alcanzó un nivel satisfactorio; en tanto que, en sexto grado, apenas el 16%. Por tanto, la tendencia se mantiene pese a los cambios normativos exigidos por el Ministerio de Educación. Vargas comenta al respecto: “Las normativas no tienen un efecto directo sobre los logros de aprendizaje (...) porque en los resultados de SIMECAL se han obtenido resultados semejantes a los que obtenemos con la Ley 070 (...) no se trata tanto de la ley, sino de hacer determinados ajustes a políticas educativas, pero basados en la evidencia empírica (...) también hay que analizar el contexto de un Estado que es débil o fragmentado”.

Pese a este escenario, en cuanto al uso de pruebas internacionales como las del Programa para la Evaluación Internacional de Estudiante (PISA) o del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE), el investigador considera que estas evaluaciones pueden resultar ser útiles para tomar decisiones informadas: “no hay que tenerle temor a la evaluación, al contrario, la evaluación nos permite lograr qué es lo que hemos logrado y qué es lo que nos falta”.

Con base en estos estudios se ha visto que el equipo del OPCE propone nuevas líneas de investigación. Una de ellas, por ejemplo, apunta a entender mejor qué esperan las familias del sistema educativo “una de las cosas que nos interesa investigar es qué realmente quieren los padres de familia respecto a la educación de sus hijos (...) en general puede girar en torno a que sus hijos saquen el certificado, pasen de curso”.

Finalmente, Vargas plantea investigar que prácticas pedagógicas tradicionales podrían estar funcionando mejor de lo que se cree. En ese sentido plantea que: “las didácticas tradicionales parecen afectar de manera positiva al logro de aprendizaje”. También, subraya un elemento de estudio futuro: “la hipótesis es que mientras más preparado esté en términos de su formación el docente mejor le va a ir al estudiante”.

Referencias:

OPCE. (2021). Resultados y recomendaciones acerca de la calidad educativa en Bolivia desde las evaluaciones de gran escala efectuadas al sistema educativo (1994 – 2020)

OPCE (2024). Análisis del Diagnóstico Preliminar de Secundaria 2023.



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