El diario argentino Perfil reveló nuevos detalles sobre el caso banco Fassil, calificándolo como símbolo de la corrupción empresarial y política en Bolivia. Según un informe de la UIF citado por el medio, más de 50 empresarios cruceños desviaron alrededor de 4.000 millones de bolivianos
Brújula Digital|13|10|25|
El diario argentino Perfil publicó este fin de semana un extenso reportaje sobre el escándalo del banco Fassil, al que calificó como “el emblema de la corrupción empresarial y política en Bolivia”.
Según el medio, citando un informe de la Unidad de Investigación Financiera (UIF), más de 50 empresarios del departamento de Santa Cruz participaron en el desvío de más de 4.000 millones de bolivianos provenientes de los ahorros de los clientes de la entidad.
Según el diario, el caso volvió a ocupar espacio en la agenda pública tras las acusaciones del candidato Edmand Lara durante el reciente debate vicepresidencial. Lara denunció que Juan Pablo Velasco, hijo del exdirectivo condenado Álvaro Velasco, habría cobrado cheques por montos significativos por dividendos y poseía 7.000 acciones en el Grupo Financiero La Sierra SA, matriz del banco Fassil.
“El señor Juan Velasco le mintió al país cuando dijo que no recibió ni un centavo del banco Fassil”, citó Perfil las declaraciones de Lara, candidato junto a Rodrigo Paz, quien mostró documentos y cheques por 364.850 bolivianos cobrados supuestamente por Velasco. JP Velasco es candidato a la vicepresidencia con Jorge Tuto Quiroga.
De acuerdo con el periódico, los 4.000 millones de bolivianos fueron transferidos entre 2018 y 2021 al Santa Cruz Financial Group, un conglomerado de empresas y accionistas con fuertes vínculos con el poder político. Entre los beneficiarios, añadió Perfil, figuran empresarios reconocidos como Juan Carlos Sánchez (Ferrotodo), Compañía Industrial Hermanos Vicente, Manzana 40, Import Export Las Lomas, Luis Barbery Paz (Unagro) y Tatiana Marinkovic, hermana del exministro de Economía Branko Marinkovic, figura clave durante el gobierno transitorio de Jeanine Áñez.
El medio recordó que Marinkovic está siendo investigada por su participación en el grupo que capitalizó al banco durante esa gestión. Branko Marinkovic es senador electo por la Alianza Libre, de Tuto Quiroga.
Una red de poder y política
El periódico recordó que la intervención de la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI), el 26 de abril de 2023, destapó una trama que involucraba a ejecutivos, empresarios y funcionarios públicos. En ese entonces, Fassil era la cuarta entidad bancaria más grande del país.
En su amplio reportaje, Perfil destacó que el banco otorgaba créditos fuera de norma, sin garantías reales y por encima de los límites legales, favoreciendo a sus propios accionistas. La caída fue abrupta: la entidad acumulaba un déficit superior a 2.200 millones de bolivianos, lo que llevó al traspaso de su cartera a nueve bancos.
El diario recordó que el caso tomó un giro trágico con la muerte del interventor Carlos Colodro, hallado sin vida en Santa Cruz un mes después de la intervención. “Las autoridades hablaron de suicidio, pero sectores opositores denunciaron un posible silenciamiento”, recordó el medio.
La justicia boliviana condenó en 2024 a seis altos ejecutivos –entre ellos el padre de JP Velasco– por organización criminal, aunque las penas fueron consideradas leves. Sin embargo, Perfil indicó que “los grandes beneficiarios del desfalco aún no fueron procesados, pese a continuar activos en el empresariado cruceño y con influencia política”.
Socios con influencia y capitalización política
El periódico argentino sostuvo que el caso Fassil no solo demostró corrupción financiera, sino también la estrecha relación entre el poder económico y el político. Recordó que durante el gobierno de Jeanine Áñez se aprobó la capitalización del banco, medida que permitió la entrada de nuevos socios, entre ellos Tatiana Marinkovic.
“Diversos analistas sostienen que Fassil fue el banco del poder cruceño, una entidad sostenida por empresarios influyentes bajo el amparo de la clase dirigente local”, publicó Perfil.
El medio agregó que la intervención posterior “no alcanzó a todos los responsables” y que muchos de los implicados “mantuvieron contratos con el Estado o vínculos con sectores políticos de oposición”.
En su análisis, Perfil recordó que el colapso de Fassil afectó directamente a más de 4.500 empleados y a decenas de miles de clientes. La redistribución de cuentas y préstamos entre otras entidades evitó una corrida bancaria, pero “dejó una herida profunda en la confianza del sistema financiero boliviano”, señaló.
El medio indicó que las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) perdieron alrededor de 2.000 millones de dólares invertidos en bonos del Fassil, dinero perteneciente a los trabajadores bolivianos.
“El informe de la UIF fue contundente: los créditos vinculados fueron usados para financiar empresas fantasma, proyectos inmobiliarios y actividades especulativas”, detalló el diario.
Entre la impunidad y la memoria colectiva
Para Perfil, el caso Fassil se ha transformado en una metáfora del poder en Bolivia. “Representa la fusión entre el dinero y la política, la debilidad institucional del Estado y la protección a los grupos económicos privilegiados”, afirmó el medio.
El periódico concluyó señalando que la lista de más de cincuenta empresarios publicada por la UIF revela “un patrón de concentración del crédito en un pequeño círculo ligado al poder político y económico de Santa Cruz”.
Además, Perfil subrayó que la figura de Tatiana Marinkovic simboliza “la conexión directa entre política y finanzas”, y recordó que su parentesco con el exministro Branko Marinkovic y su rol en la capitalización de Fassil reflejan cómo “el poder económico cruceño encontró en la política un refugio para consolidar su influencia”.
BD/RPU