Para triunfar electoralmente sobre el Movimiento Al Socialismo MAS en las elecciones generales de 2025 debe alcanzarse una alianza democrática que triunfe en por lo menos seis de los nueve departamento que tiene el país para controlar ambas cámaras de Legislativo, de manera de darle estabilidad al futuro Gobierno del bloque de unidad entre organizaciones de la sociedad civil y organizaciones políticas.
Esta meta impone desde ya a la unidad. Plantea la tarea de articular una fuerza democrática y popular de ancha base social que realice una comunicación horizontal, que incluya acuerdos locales, urbano-rurales y departamentales a través de una visión de país para un Gobierno de transición con tareas complejas, pero necesarias para transformar el actual Estado autoritario.
Ganar en seis de nueve departamentos es la fórmula de oro.
En las elecciones generales de 2009, 2014 y 2020 la división de varios candidatos posibilitó que perdieron la disputa por el Gobierno, obteniendo tan sólo pequeñas bancadas parlamentarias, que yo las considero como microfuerzas políticas incapaces de hacerle frente a los sucesivos gobiernos del MAS.
Estas pequeñas bancadas parlamentarias, al tiempo de ser estructuras inútiles para frenar la agenda legislativa azul, terminaron divididas y con muchos de sus integrantes “vendidos al MAS”, cruzando de bando con casos notables de transfugio político, y en otros casos, sin cobrar ninguna notoriedad. Debe quedar claro que el transfugio político es la traición al proyecto por el cual fuiste electo parlamentario.
Después de las campañas y las elecciones, estas microbancadas parlamentarias, son las que quedan de pie por varios años, recibiendo salarios y varios beneficios. Son las herederas políticas de los líderes opositores, de los candidatos presidenciales que hacen campaña, que recorren el país, organizan concentraciones, difunden sus ideas, para que en los hechos, los diputados y senadores electos vivan de su esfuerzo.
En 2009, 2014 y 2020 hubo un grupo de candidatos presidenciales derrotados que trabajaron desde su propio ego para alcanzar la quimera de ser presidentes en un contexto de división y recelo con sus colegas.
El 2009, Manfred Reyes Villa a la cabeza del Plan Progreso Para Bolivia-Convergencia Nacional (PPB-CN) obtuvo 10 senadores y 37 diputados, mientras que el MAS se quedó con 26 senadores y 88 diputados. Samuel Doria Medina de Unidad Nacional - Consenso Popular (UN-CP) no obtuvo senadores y apenas tres diputados.
El 2014, Samuel Doria Medina de Unidad Demócrata obtuvo nueve senadores y 32 diputados; Tuto Quiroga del Partido Demócrata Cristiano dos senadores y 10 diputados, mientras que el MAS se llevó 25 senadores, batiendo un récord en Oruro y La Paz al lograr cuatro de los cuatro senadores es disputa, y 88 diputados.
En 2020, Luis Fernando Camacho, de Creemos, tiene una bancada de 20 diputados y senadores, Carlos Mesa, de Comunidad Ciudadana 40 parlamentaros y el MAS 96 diputados y senadores. En la actualidad, las bancadas opositoras están fragmentadas.
La evidencia empírica demuestra que las microbancadas parlamentarias no colaboraron entre sí; es decir, no hay unidad después de las elecciones, lo que viene es la derrota, la dispersión y la inviabilidad de las expresiones políticas construidas alrededor de líderes o candidatos presidenciales.
La unidad se construye antes con un proyecto político de puertas abiertas a la ciudadanía.