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La curva recta | 03/08/2025

Un no Bicentenario

Agustín Echalar
Agustín Echalar

Tenemos que aclarar, que como lo hizo notar el expresidente Jaime Paz Zamora, en el estricto sentido de la palabra y de los acontecimientos: no podemos celebrar el Bicentenario de la República de Bolivia porque oficialmente esta dejó de existir hace varios años, cuando fue remplazada por el Estado Plurinacional de Bolivia.

Podemos recordar los 200 años de la creación de esa república, que fue desmantelada con enorme prepotencia, por cierto, por un grupo de políticos mesiánicos que quisieron cambiarlo todo, inclusive la dirección de las agujas de los relojes.

Curiosamente, quienes entraron en contradicción, respecto a la validez de su propio engendro, fueron los mismos masistas. El primero, el vicepresidente de entonces, que con una antelación loable, se puso manos a la obra para crear la Biblioteca del Bicentenario. La idea era publicar una colección de 200 tomos de lo más importante de la producción intelectual de Bolivia, con énfasis en libros de historia, literatura, y tratados sociológicos, abarcando otras distintas disciplinas.

Si bien no llegaron a publicar los 200 títulos, mal que mal, ese emprendimiento quedará como una de las pocas cosas buenas que hizo el MAS respecto a cultura. Lo interesantes es que es un producto que contradice el discurso masista respecto a la historia de nuestro país.  Empezando por aquella desdichada y ridícula posición de nuestro actual Vicepresidente que dijo, a pocos días de que el MAS se hiciese del poder, que él no leía libros porque éstos habían sido traídos por los “malditos” conquistadores.

Es verdad, sí, fueron traídos por los conquistadores, y en la escena más cruenta de la conquista jugo un papel también un libro; pero eso, los libros, la escritura, fueron determinantes para cambiar esta parte del mundo, y ciertamente para bien.

Solo una persona muy ignorante –el señor Choquehuanca no lo es–  o una persona muy deshonesta –que el susodicho posiblemente lo sea– puede lanzarse contra la escritura, contra los libros, contra todo lo que significa ese impresionante paso que dio la humanidad.

Y bien, aquí estamos recordando los 201 años de la batalla de Junín, y los 200 años de la creación de una república que dejó de ser, pero que, sin embargo, es posible que esté a punto de resucitar.

Estos días tiene lugar la Feria del Libro de La Paz. Es una gran fiesta de la cultura (occidental) de nuestro país. Creo que está un poco deslucida, la gente está con menos plata y, en realidad, solo los más viciosos, los más fetichistas, están dispuestos a gastar dinero en libros. Éstos están más caros que nunca, ni qué decir de los importados. como todo está más caro y los sueldos no han subido, no queda otra opción que ahorrar. Será muy interesante ver las cifras de las ventas de estos maravillosos objetos de lujo, para compararlas con las del año pasado.

Nos está tocando un No Bicentenario muy triste, con la gente crispada por hacer enormes colas para cargar combustible, con la certeza de que el dinero que se gana solo vale la mitad de lo que valía hace un año.

Y, claro, cuando de protocolos se trata, en celebraciones como la que tenemos por delante esta semana, la figura principal es el Presidente del Estado, quien es posiblemente la persona más despreciada del mundo político actual. ¿Serán esos actos principales un festival de abucheos?

Increíblemente, a pesar de todo lo arriba mencionado, parece ser que hay algo que nos permitirá celebrar siquiera un poquito este 6 de Agosto: estamos a semanas de que se acabe la farsa que es ese Estado Plurinacional, que tiene 30 y tantos idiomas oficiales, pero que no puede usar otro que el castellano en sus documentos oficiales. La farsa de ese Estado Plurinacional, que ha arrastrado a la ilegalidad a buena parte de sus ciudadanos, impidiéndoles importar legalmente autos baratos, y ahora criminaliza la compra de dólares; algo tremendamente importante para la mayoría de los bolivianos, pues en algunos casos se trata de asuntos de vida o muerte. Es parte de la farsa de ese Estado que ha secuestrado la justicia.

Este 6 de agosto, pese a que se celebran los 200 años de la creación de la República, será un festejo muy deslucido, pero hay una alegría adelantada: estamos viviendo el fin del masismo y de todas sus aberraciones. Al menos así se pintan las cosas estos días. Esperemos no despertar el 18 de agosto y que el dragón siga ahí.

Agustín Echalar es operador de turismo.



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