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Sin embargo | 07/10/2023

Tradición, familia y propiedad en modo libertario

Jorge Patiño Sarcinelli
Jorge Patiño Sarcinelli

Según reciente nota informativa de Brújula Digital (4/10/23), “un total de 11 agrupaciones liberales de distintos departamentos del país decidieron fundar el Partido Liberal de Bolivia, liderado por el economista y docente Antonio Saravia”. Añade la nota que declaración de principios del nuevo partido tiene como puntos principales: “la protección del derecho a la vida y la familia natural, la libertad individual y el respeto a la propiedad privada como fruto del trabajo de las personas”.

Aunque hace mucho que no se anoticiaba la fundación de un nuevo partido en Bolivia, para los que leemos a Saravia, la noticia no es del todo sorprendente. En una de sus últimas notas en el extinto Página Siete, él daba cuenta de su primera gira de popularidad, donde pudo ampliar su conocimiento del país, visitando por primera vez Sucre y abrazándose con sus hermanos alteños, todos capitalistas de corazón, según pudo constatar. Eso le debe haber bastado para sentir que podía lanzar un nuevo partido que cambie el rumbo del país para mejor. Hay que reconocer que hay mucho por mejorar en ese rumbo; así que la motivación es loable.

Es sin duda una buena noticia que se cree un nuevo partido en Bolivia. Quienes me leen saben que no comulgo con las ideas libertarias que vienen defendiendo algunos de nuestros intelectuales, pero eso es irrelevante. Lo que importa es que un grupo de personas, preocupadas con el destino del país lance en las actuales y nada favorables circunstancias una nueva propuesta expresada con claridad. Que reciba apoyo popular está por verse. Yo creo que este país es más colectivista de corazón de lo que creen muchos críticos del MAS, al que asocian erróneamente al socialismo. Pero, visto lo que sucede en Argentina, no hay que apresurarse en descalificarlos.

Esperemos que el líder y sus seguidores entiendan que política se hace en la suciedad de las trincheras y que, si bien en Bolivia gozamos de bastante libertad de opinión, con manifiestos intelectualmente bien pulidos no se ganan muchos votos. Aquí la pelea se libra en los barrios y en los pueblos, con mistura y serpentina. Bienvenidos, pues, a la pelea y al debate.

Aunque la creación del nuevo partido no me ha sorprendido, me llamó la atención el nombre: Partido Liberal. Yo esperaba que lo llamaran Partido Libertario o algo parecido. Como recuerdan los que saben un poco de historia, en Bolivia ya existió un Partido Liberal, fundado por Eliodoro Camacho en 1883, y cuyo representante más notable fue Ismael Montes, gran impulsor de la educación pública; partido que fue perseguido por, según sus detractores, “proliferar el pensamiento masónico y ateo”.

Esto último, que hoy nos puede parecer anacrónico, quizá no lo sea tanto; ya que vemos en los principios del nuevo Partido Liberal arriba citados, la defensa de la vida (antiaborto) y la “familia natural” (homófobo), y esto tiene un innegable tufillo religioso. De hecho, los principios del nuevo partido recuerdan el nombre de aquella famosa organización político-religiosa ultraconservadora Tradición, Familia y Propiedad.

Yo esperaba también –y me equivoqué– que, ya que la opción argentina es infumable, el nuevo partido siguiera los principios del Partido Libertario en Estados Unidos (país adoptivo de su líder). Hay muchas coincidencias, como eliminar –allá no usan la palabra dinamitar– ciertas instituciones fundamentales como la agencia de impuestos (IRS) y el sistema de reparto, dejando que sean entidades privadas de beneficencia las que se hagan cargo de los enfermos y desposeídos; esa solidaridad voluntaria que defiende uno de nuestros pensadores.

Sin embargo, el Partido Libertario norteamericano se opone a la prohibición de las drogas y la pena capital, apoya el matrimonio libre (sin distinciones de género) y la tenencia libre de armas. Evidentemente, que este partido o el de Milei propongan lo que proponen, no obliga a la versión boliviana a copiarlos. Solo lo menciono para señalar diferencias en ciertas cuestiones fundamentales.

En todo caso, ya se ve la incongruente mojigatería de nuestros libertarios. Quieren dinamitar las instituciones del Estado, pero no se atreven con las del patriarcado. Defienden el derecho a poseer bienes, pero no aceptan el de la mujer de poseer y disponer de su propio cuerpo. Defienden la libertad de ganar dinero, pero no aceptan la libertad de amar y formar familia con quién uno elija.

Esperemos que las pugnas fratricidas del MAS que vemos a diario anuncien el comienzo del fin de una etapa que ya dura más de la cuenta. La creación de este nuevo Partido Liberal ayudará a alimentar nuestro debate político que agoniza por inanición. Sin embargo, todavía falta que aparezca un partido y sobre todo un nuevo líder que nos traigan propuestas acordes con la realidad nuestro país. 



BRUJULA DIGITAL_Mesa de trabajo 1
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