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Atando cabos | 16/08/2023

Sindicalismo no es cosa solo de collas

Rodolfo Eróstegui
Rodolfo Eróstegui

La narrativa de la historia sindical boliviana hasta la década de los sesenta del siglo pasado, parece que solo abarcaba al occidente del país. Concretamente a Potosí, Oruro, La Paz. Hay un olvido casi completo sobre lo que ocurrió en los departamentos orientales y de los valles. Claro que hay algunas mencione sobre el sindicalismo oriental, pero no es tomado como clave en el desarrollo del sindicalismo nacional.

Esto se puede explicar porque la principal actividad económica estuvo centrada en el occidente, fundamentalmente en la minería y los ferrocarriles. La actividad industrial se fue desarrollando lentamente y lo hizo en Santa Cruz, eso condujo a que la actividad sindical, presente desde la primera década del siglo pasado, se haga más notoria sobre todo con el ahora poderoso sindicato petrolero.

Las similitudes organizativas de los sindicatos en occidente y oriente (tomamos, por ahora como oriente solo a Santa Cruz), son evidentes, a principios del siglo pasado las primeras organizaciones de trabajadores se dan por oficios, floristas, gremiales y comerciantes. Pero estas organizaciones no eran para reivindicar demandas al Estado sino para apoyarse entre los trabajadores del mismo gremio (préstamos, compra de materias primas, etc.). Eran organizaciones de ayuda mutua.

Freddy Rojas, en su libro publicado por la COD de Santa Cruz, afirma que la primera huelga en esta ciudad la organizó el sector gráfico en 1910 y que en 1915 los matarifes realizan otra huelga. El año 1920 los constructores y albañiles se organizan bajo el lema de “todo el poder a los obreros”. Los trabajadores del comercio organizan su sindicato también bajo la consigna popularizada por los bolcheviques revolucionarios de Rusia en 1917.

Como en toda actividad humana, el primer paso es el más difícil. Estamos seguros que el primer sindicato cruceño fue el que más dificultades enfrentó, que parten por los obstáculos que antepusieron los empleadores, que actuaron probablemente en complicidad con las autoridades locales. Pero una vez que triunfaron, para las siguientes organizaciones el camino estaba trazado. Con ello, según Rojas, “se mostró un nuevo amanecer”. Surgieron sindicatos de talabarteros y de trabajadores de los ingenios azucareros artesanales y en casi todas las ramas donde existía relación obrero-patronal.

En esa época, a principios del siglo XX, las ideas revolucionarias contenidas en el “manifiesto comunista” escrito por Marx y Engels en 1848 y destinadas a la acción de los trabajadores, ingresan al occidente de Bolivia y estoy seguro que ocurrió algo similar en el oriente del país. También ingresaron las repercusiones de la Revolución Rusa de 1917, de ahí surge la consigna en Santa Cruz “dar el poder a los obreros”. Los sindicatos de todo el país se proponen imitar las acciones revolucionarias rusas. Para los revolucionarios cruceños, siempre según nuestra fuente, era un deber organizar la revolución socialista. En el occidente del país las ideas revolucionarias radicales europeas no llegaron directamente sino que estas hicieron escala previa en Argentina y en Chile. Esas versiones criollas son las que se popularizan tanto en occidente como en el oriente boliviano. Por ello los sindicatos tienen un alto contenido de anarquismo.

En 1931 se crea en Santa Cruz la Federación Obrera del Trabajo (FOT), con tendencia socialista, y conformadas por todas las organizaciones existentes hasta ese momento, pero esta organización tiene una duración corta: en 1936 Adolfo Román funda junto con todas las organizaciones vinculadas a la FOT, la Federación Obrera Sindical (FOS), con una fuerte influencia trotskista, y en 1938 se crea el Partido Socialista, que llega a tener presencia parlamentaria; el Presidente Germán Bush propuso a Adolfo Román para ejercer el cargo de Ministro de Trabajo, lo cual provocó una fuerte resistencia de la oligarquía minero-feudal. Este dirigente murió más adelante de forma extraña.

De esta manera podemos concluir que el sindicalismo es nacional y no solo cosa de collas.



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