No sé qué tiempo habrá pasado desde la primera cola que realizaron los conductores para abastecerse de combustible.
El problema, como lo reportó el periódico El Deber, en julio de este año, es que “la escasez de combustible en Bolivia se ha convertido en una crisis de alcance nacional, con graves consecuencias para el transporte, la producción y la vida cotidiana en distintos departamentos del país”. Las colas frente a los surtidores ya sea en el Beni, Cochabamba, Potosí, Sucre, Tarija, Oruro, La Paz o Pando, son las mismas que se observa en Santa Cruz.
Según la Cámara de Exportadores, Logística y Promoción de Inversiones de Santa Cruz (Cadex), por la crisis del combustible más de 11.000 camiones estaban parados en las estaciones de servicios del país. Es decir 8 de cada 10 camiones inmovilizados por las malas políticas energéticas y económicas de los últimos 20 años.
También la Cadex informó que la escasez de combustible genera pérdidas por más de dos millones de dólares cada día y una caída de 500 millones de dólares en las exportaciones hasta julio de 2025, lo que podría generar una afectación a largo plazo para el sector productivo.
Si los camiones están parados significa que el esfuerzo productivo de los emprendedores del país se queda en almacenes, no llegan al mercado. Si no llegan al mercado el país está paralizado. Otro tanto ocurre con los agroindustriales que también utilizan combustible para cosechar o sembrar.
Por otro lado, hay una pérdida de productividad debido a que muchas empresas se ven obligadas a reducir su producción o incluso a cerrar temporalmente provocando pérdidas económicas.
También se verifica que aumentaron los costos de producción. Esta situación está generando mayor inflación y está afectando la economía en general.
Pero esa es la parte económica, lo que preocupa es la parte la humana. Los conductores, que muchas veces están hasta cinco días esperando la llegada del combustible, no tienen un proveedor de alimentos o un servicio higiénico que puedan utilizar. Tampoco pueden ver a su familia.
Lo que estamos viviendo ahora es la peor muestra de que este modelo económico no funciona. Los del MAS heredaron un país el año 2006 con tasa de crecimiento aceptables, había producción de gas, minerales y una deuda aproximadamente de 2000 mil millones de dólares. La herencia que están dejando el MAS es la de un país que se desploma al igual que lo hace el Cerro Rico de Potosí. La tasa de crecimiento es la más baja de América Latina, no hay gas, los productores de minerales (oro) no pagan impuestos, la deuda externa es superior a los 13 mil millones de dólares. El año 2006 el empleo formal era superior al 40%.
La oferta electoral de los dos candidatos que van a la segunda vuelta está centrada en solucionar el problema de los combustibles. Rodrigo Paz señala que habrá combustibles en toda Bolivia. Se hará, dice, una reforma de los subsidios, de manera que se focalice para no afectar a los sectores más vulnerables. Por su lado Tuto señala que levantará la subvención a los carburantes, pero el subsidió se mantendrá para el transporte público.
Lo cierto es que se avecinan tiempos duros. Cualquier solución al problema del gas tendrá una reacción inmediata de los actores sociales. Quien tenga más músculo con las organizaciones sociales seguramente podrá manejar de mejor manera la situación social que se provoque con la quita del subsidio.
La paz social y las colas continuarán hasta el mes de diciembre.
Rodolfo Eróstegui es experto en temas laborales.