El fracaso de las
negociaciones entre oficialismo y oposición para la selección de los
postulantes al Órgano Judicial y el Tribunal Constitucional pese a ser
previsible, es una mala noticia en una situación de crisis generalizada como la
que estamos atravesando.
Este fracaso no sólo afectará la elección de estas autoridades que tienen la misión constitucional de garantizar la pacífica convivencia ciudadana, y es una nueva muestra más de que el MAS y el gobierno están incapacitados para escuchar las demandas ciudadanas y están decididos a imponer un proyecto de poder a como dé lugar y a cualquier costo.
De otra manera no se explica su resistencia a seleccionar personas idóneas para el Órgano Judicial que puedan impulsar un proceso de reforma interna que posibilite reformar el sistema de justicia, hoy convertido en un instrumento de represión política y tráfico de influencias.
El oficialismo pudo aprovechar esta oportunidad para recuperar mínimos lazos de confianza entre los operadores políticos lo que, en el corto plazo, le ayudaría a enfrentar la crisis estructural que ya se siente y tiende a profundizarse. No hay que olvidar que están a la vuelta de la esquina las elecciones generales de 2025 y previamente se deberá cambiar la redistribución de la coparticipación tributaria y los escaños de la Cámara de Diputados, procesos complejos que pueden provocar convulsiones muy fuertes.
Pero, pareciera que al gobierno no le preocupan esos escenarios de confrontación que se darán en un entorno regional que ya no será, como ha sucedido desde 2006, favorable al partido de gobierno. Este domingo se realizarán las “primarias” en Argentina, y todos los datos dan cuenta de que las expresiones nativas del Socialismo del Siglo XXI perderán en los comicios.
Ojalá, pues, se impusiera la sensatez, y oficialismo y oposición acuerden impulsar un proceso de selección de las autoridades del Órgano Judicial que garantice la elección de personas profesional y moralmente idóneas que tendrán la misión de recuperar el sistema judicial.
Mantener el uso de la chicana, el sectarismo, la corrupción y el prebedalismo en este Órgano creará cada vez mayor predisposición a la violencia, la desconfianza y la anomia, y el país no puede vivir esa permanente tensión.
En fin se han dado las cosas de manera que la forma en que finalmente se seleccione a los postulantes del Órgano Judicial y se los elija será un indicio de cómo iremos transitando hacia el 2025: generando espacios de confianza y acuerdo o atizando la confrontación fratricida…
Juan Cristóbal Soruco es periodista.