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Columna de columnas | 30/09/2024

¿Revitalización democrática?

César Rojas Ríos
César Rojas Ríos

Curioso. Curioso. Muy curioso. Es cierto que la historia es “cuestión de supervivencia”. Y, en nuestro caso, sobrevive y se revitaliza aquello que parecía condenado por obra de ese dragón inflamable en que se convirtió el MAS de ser calcinado en cada resoplido que daba en su caminar político…

Tal vez “evistas” y “arcistas” se imaginaron que la democracia era una enfermedad de la que estaban curados. Una enfermedad liberal que había muerto en lo hondo de sus corazones porque ese músculo vital lo habían entregado a ese veneno nómada del poder. Pero precisamente en este conflicto político entre “evistas” y “arcistas”, uno escuchó con una sorpresa sorprendente, que unos y otros se trataban de parapetar en el lado democrático y desacreditar al contendiente del lado antidemocrático.

Cada uno a su turno se mostraron como defensores de la Constitución, el pluralismo y militantes de la paz. No se parapetaron en el “proceso de cambio”, tampoco en la descolonización, ni en el socialismo primitivo ni el del siglo XXI, sino en la pura y generosa democracia, que descree de la violencia como partera de la historia y aborrece los radicalismos por ser las termitas del progreso pausado. Muy curioso.

Parecería que tanto a “evistas” como “arcistas”, hoy, cuando el ciclo del MAS declina y ambos se miran desde un poder disminuido (se estrenan como dos nuevas minorías), el virus democrático se les hubiera ido metiendo al cuerpo de manera sigilosa, desapercibida, minándolos meticulosamente hasta subir por su tráquea y tomarles la voz.

Tal vez en ello precisamente pueda radicar su salvación y evitar su suicidio histórico, en asumir la democracia para el bien suyo y el bien colectivo. Está claro, la democracia no sucumbirá en un nombre, en un esqueleto depredado. Es un espíritu que todavía respira, contagia e hizo camino en una marcha que, para no deslegitimarse, tuvo que encolumnarse dentro de los linderos democráticos, y un gobierno que, para no desbarrancarse, también tuvo que contenerse de abrir la boca del dragón para comerse a sus propios hijos. 

La democracia saca fuerzas de sus propias raíces y parece que su futuro no es quedarse sola, desamparada y expuesta al aliento de un dragón que carece de gasolina, diésel y gas.

César Rojas es comunicador social y sociólogo.




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