¿Qué está haciendo señor Presidente?

En las últimas semanas, el presidente del Estado parece vivir alejado de la realidad, tanto presente como histórica. Hace declaraciones, adopta decisiones y difunde spots que nada tienen que ver con lo que está pasando. También amenaza con adoptar medidas que no hace mucho no sirvieron para enfrentar la crisis (al contrario, agudizaron la hiperinflación) o que no se encuadran en nuestro ordenamiento legal y constitucional.

Una probable causa de esta situación puede ser el acoso permanente y sin conmiseración al que es sometido por su exjefe y mentor, al que se suman sus viejos compañeros de partido (que son cada vez más agresivos e irrespetuosos), situación que sus propios colaboradores tratan de aprovechar a su favor, haciéndolo cometer más errores de los que él mismo ya lo hizo.

Así, mientras el presidente parece haber viajado a Nirvana, el país está en rumbo a un descontrol generalizado. Parte de este descontrol es el golpe de Estado que se cometería con la organización de tres referendos –porque la Constitución Política del Estado (CPE) no le otorga esa atribución al Ejecutivo– para liberar al mandatario de la presión ejercida en su contra por el ex presidente fugado y de asumir responsablemente una política hidrocarburífera transparente y eficiente, y establecer la nueva redistribución de los escaños de la Cámara de Diputados en función a los resultados del Censo Nacional de Población y Vivienda, como norman la Constitución y las leyes.

Se puede agregar a ello iniciativas como el control de las divisas generadas por las exportaciones; seguir apañando la invasión de tierras fiscales, ahora en El Chore; creer que siempre se puede sembrar nabos en las espaldas de la ciudadanía (por ejemplo, establecer nuevos tipos de gasolina, como forma de elevar sus precios, decir que hay diésel mientras que se observa largas colas de camiones en todos los surtidores del país buscando ese producto que es vendido a cuentagotas, mantener relaciones con las dictaduras del Socialismo del Siglo XXI, cuando es claro que la gente del país las aborrece, buscando mantener su favor y que enfríen su relación con su ex  caudillo); todas las declaraciones de las autoridades sobre el precio del dólar y el desarrollo, y un largo, bien largo etc.

Así no se puede gobernar presidente Arce. Es urgente que retorne de Nirvana y en el poco más de un año de gestión que le resta asuma la responsabilidad que por los avatares de la vida se le ha dado y trate de trascender ayudando a reconstruir la democracia, de manera que el país se convierta en un espacio de pacífica convivencia, con instituciones democráticas debidamente conformadas y consolidadas, funcionando al servicio del bien común.

De lo contrario, presidente Arce, usted se quedará en Nirvana, sin comprender qué ha pasado, por qué la ciudadanía lo ha abandonado a su suerte ni por qué sus adláteres ya están buscando a quien apoyar a futuro para mantenerse gozando del poder…

Dura y fatigosa es la vida, como dicen en El Alto, presidente Arce.

Juan Cristóbal Soruco es periodista.