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Oveja Negra | 14/08/2020

Pugna por comicios: trayectoria de una contienda nociva

Eduardo Leaño
Eduardo Leaño

La democracia oscila entre prácticas políticas convencionales y no convencionales, esta última es el escenario privilegiado de la contienda transgresiva donde los actores (partidos políticos, movimientos sociales, grupos de interés, etc.) hacen política por otros medios: al margen de la institucionalidad y en oposición a normas prescritas. La pugna por comicios en nuestro país se enmarca en este contexto. El artículo pretende analizar la trayectoria de esta contienda y advertir sus probables consecuencias.

Inicialmente es necesario identificar a los reivindicadores y al objeto de la reivindicación. En la contienda que tratamos, la Central Obrera Boliviana (COB) y organizaciones sociales vinculadas al Movimiento al Socialismo (MAS) resultaron los reivindicadores o desafiadores y, celebrar elecciones el 6 de septiembre, se constituyó en la demanda que reivindicaron.

De la contienda contenida a la transgresiva. A mediados de marzo, el gobierno central declaró cuarentena nacional por la amenaza del coronavirus y el organismo electoral paralizó el calendario electoral. Este hecho anticipó la posibilidad de postergar las elecciones de mayo; sin embargo, en el marco de la política convencional y la contienda contenida, los reivindicadores exigieron que los comicios previstos se lleven a cabo en la fecha establecida. Frente a la inevitable postergación de las elecciones, los desafiadores exigieron que estas se realicen el 2 de agosto, aunque terminaron aceptando que se efectúen el 6 de septiembre.

Hasta ahí la contienda contenida se desarrolló en el marco institucional y las normas prescritas. El 22 de julio, el organismo electoral por resolución de Sala Plena, después de varias consideraciones, asumió la decisión de postergar las elecciones para el 18 de octubre. Esta disposición fue el disparador que provocó el inicio de la contienda transgresiva liderada por el MAS y sus aliados, la misma que se prolongó por algo más de diez días. La trayectoria de la contienda encarada por los reivindicadores, está relacionada con algunos mecanismos como: la oportunidad, la apropiación social y los repertorios de contienda.  

Oportunidad. El término hace referencia a señales percibidas por los reivindicadores como la ocasión que les anima a emplear determinados recursos para el logro de su objetivo. En la contienda transgresiva por los comicios, la COB y los movimientos sociales ligados al MAS advirtieron tres indicadores que les alentaron para embarcarse en el conflicto: observaron un “golpe a la democracia”, una “ilegal e ilegítima” postergación de las elecciones y una reiterada prorroga de mandato de Jeanine Añez. Pero, la percepción de los desafiadores organizados no fue compartida por el resto de actores políticos y sociales que, al parecer, mayoritariamente consideraron aquellas señales como inválidas, insuficientes y descontextualizadas. El presunto “golpe”, la postergación de elecciones y la prórroga de Añez, en realidad fue una necesidad provocada por la aguda emergencia sanitaria. A partir de aquella lectura equivocada, la exigencia de elecciones no solo resultó una demanda ilegítima sino que, en lugar de una oportunidad, significó un riesgo desmedido. Esto, en parte, explica el repliegue de los reivindicadores y la retirada de la demanda.

Apropiación social. En una contienda transgresiva es importante que la demanda enarbolada por los desafiadores se irradie en el cuerpo político social y, al mismo tiempo, se espera que la mayoría asuma como suya la reivindicación exigida. En esto consiste la apropiación social que, además, supone contar con una cantidad suficiente de personas y organizaciones. En la contienda que analizamos, la COB, el Pacto de Unidad y el MAS no consiguieron sumar el apoyo militante de ningún partido político ni de organizaciones sociales como la de gremiales, universitarios, cooperativistas, maestros, transportistas, cocaleros de los yungas, etc. El respaldo comprometido y activo se centralizó fundamentalmente en el Chapare (Cochabamba), la zona de Senkata (El Alto), algunas comunidades (altiplano de La Paz) y algunos municipios en Santa Cruz. Esto revela que la reivindicación no fue asumida por muchas organizaciones sociales ni en la mayor parte del territorio nacional. Esto aclara el fracaso de los desafiadores.

Repertorios de contienda. Se denomina así a las diferentes prácticas de protesta empleados por los reivindicadores en su empeño por conquistar su demanda. Existen distintos repertorios, el más común son los orientados a alterar el orden: marchas, mítines, bloqueo de calles, bloqueo de carreteras, toma de instituciones, etc. Ciertamente, los reivindicadores apelan al uso de repertorios de contienda considerando ex ante el medio expedito para lograr su fin, sin importar el sufrimiento que puedan provocar; aunque ex post resulte empeorando la situación. En la pugna por los comicios, los reivindicadores priorizaron el bloqueo de carreteras como repertorio de protesta; en plena pandemia se constituyó en un efectivo medio para complicar el funcionamiento del deteriorado sistema de salud que tiene Bolivia, incrementar la cantidad de contagios y, lo peor, impedir el acceso de tubos de oxígeno para aliviar a muchos enfermos del COVID-19 e impedir los decesos. Así, en lugar de que el repertorio se convierta en un mecanismo de presión que posibilite la realización de elecciones el 6 de septiembre; con la amenaza de la pandemia, se constituyó en una forma de protesta perversa e inhumana. Los bloqueos fueron censurados por la mayoría de los otros políticos, por diversas organizaciones sociales e incluso por organizaciones internacionales como la Organización de Estados Americanos. Este hecho dilucida el abandono de la reivindicación.  

Consecuencias. La promulgación de la ley que ratifica las elecciones para el 18 de octubre confirma que la contienda por los comicios fue un desacierto. Con seguridad, las consecuencias se reflejarán en los resultados electorales de los próximos comicios. Si en marzo las encuestas le otorgaban al MAS el 33% de intención de voto y a Comunidad Ciudadana (CC) el 18%; en la consulta de julio, ambas organizaciones políticas recibieron el 26% de respaldo ciudadano; así, es probable que en las siguientes encuestas, CC supere al MAS.

Esta tendencia quizá se consolide hasta los comicios de octubre debido, básicamente, a tres razones: por un lado, errores del MAS por insistir en la urgencia de las elecciones y en la falsedad del coronavirus; por otro lado, errores de JUNTOS por la corrupción, el nepotismo, el patrimonialismo, el prebendalismo y la ineficiencia para encarar la pandemia; finalmente, la prudencia de CC en todo este proceso.

Eduardo Leaño Román es sociólogo y docente universitario.



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