Creo que tenemos que estudiar de dónde y porque nacen las organizaciones sindicales y, a partir de ello, analizar su vocación política. Veamos unos fragmentos de texto de un libro que estoy escribiendo justamente sobre este tema.
A fines del siglo XIX, los trabajadores de oficios y artesanos comienzan a organizarse. No eran sindicatos como se los conoce ahora; eran generalmente sociedades de socorros mutuos. Es de suponer que estas “mutuas” fueron impulsadas en el periodo de 1848 y 1855, durante el gobierno del presidente Manuel Isidoro Belzu. Se pudo constatar que en esta época se dignificó a las sociedades de socorro, clubes, asociaciones privadas tipo gremial y sociocultural. Su objetivo no era la defensa únicamente de sus derechos sino fundamentalmente de apoyarse entre ellos. Tampoco tenían una determinada visión de país.
Según Trifonio Delgado en su libro “100 años de lucha obrera”, en 1876 los centros artesanales de La Paz, Oruro y Sucre enarbolaron las primeras luchas gremiales, Se denominaban Sociedad Industriosa de Artesanos que a la postre pasaron a llamarse, bajo la misma personería jurídica, Sociedad de Socorros Mutuos de artesanos e ingresaron de esta forma en la arena política. Según sus estatutos, se autodenominaban “revolucionarios” debido a su convencimiento de que lo fundamental era crear organismos de lucha y defensa del trabajador boliviano.
De esta forma la semilla de la necesidad de contar con una organización fue sembrada y brotó con más fuerza desde principios del siglo XX hasta la guerra del Chaco. Los trabajadores se organizan para defender sus derechos laborales y lo hacen fundamentalmente en los sectores de la minería, la naciente industria fabril, los gráficos y los ferroviarios, por lo menos así lo señalan los principales historiadores del movimiento obrero.
La formación de sindicatos y sobre todo la construcción de su ideario fue un proceso de constante recreación. La filosofía sindical, sobre todo en su versión de sindicalismo revolucionario, es un proceso que tardó algunos años en crearse. Contribuyeron para ello las masacres de trabajadores, sobre todo en el sector minero, que se dan a lo largo del siglo XX, pero también le dan su perfil contestario las filosofías desarrolladas en Europa, como las marxistas y anarquistas, las mismas que fueron recogidas en la “Tesis de Pulacayo” y en la “Tesis de Ayopaya”.
El anarquismo y el marxismo encontraron en Argentina y Chile a una clase trabajadora mucho más constituida; en Bolivia la clase trabajadora no estaba organizada y por lo tanto estas ideas fueron apropiadas por los grupos intelectuales que no tenían base social excepto los trabajadores gráficos, que según Guillermo Lora, en su famosa y excelente historia del movimiento obrero boliviano, afirma que los líderes de la Unión Gráfica Nacional, fundada en La Paz el año 1905, se constituyen en los “virtuales dirigentes del movimiento obrero boliviano”. A los gráficos se los consideraba “trabajadores intelectuales” ya que estos estaban vinculados a la impresión de libros, periódicos y pasquines y son ellos quienes se encargaron de difundir estas ideas en el resto de las clases trabajadoras y al mismo tiempo, encarar un proceso de organización de los trabajadores.
De tal suerte que la mayoría de los sindicatos nacieron sobre la base del pensamiento marxista o anarquista. Este hecho marcó su evolución futura.
Los primeros 32 años del siglo XX, desde el punto de vista sindical y según los principales historiadores del movimiento obrero, fue de toma de conciencia de clase. Esto lo explican por la fundación de muchas organizaciones sindicales. En ese periodo de pre y posguerra del Chaco se realizaron muchos intentos de creación de una organización que aglutinara a todos los trabajadores y sectores populares de Bolivia, como la Federación Obrera Local (FOL) y la Confederación Sindical de Trabajadores de Bolivia (CSTB). En cada una de las tentativas por la creación de una organización nacional se realizaban debates ideológicos y se decidían las acciones de lucha reivindicativa de los sectores populares. En otras palabras, desde muy temprano las organizaciones de los trabajadores, hubieran sido asalariados o no, actuaron bajo la influencia de la Revolución Rusa de 1917 y debatieron políticamente el destino del país.