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Filia Dei | 21/08/2019

¡Nos urge patentar!

Cecilia González Paredes
Cecilia González Paredes

Hace muchos años, fui una de las incautas que consideraba el tema de patentes algo muy oscuro y que solo beneficiaba a grandes empresas. Al cursar la maestría, mi asesora aceptó que tomara una clase en la escuela de Derecho. La materia era Propiedad Intelectual en ciencia y tecnología. Quería aprender cómo este tema afectaba o podía fomentar la protección de los parientes silvestres de cultivo.

Durante dos o tres clases, tocamos de manera específica el tema de patentes. Fue una excelente manera de corregir ideas basadas en desinformación y dejar de objetar las mismas. El sistema de patentes, en varios países, es lo que ha logrado desarrollar un modelo que permite generar ingresos en apoyo y fomento a la investigación.

J. Ángel Menéndez explica en una breve publicación del 2018, que lleva por título “Una breve historia del origen de las patentes”, que “la patente es un privilegio otorgado por el estado, que permite explotar en exclusiva un invento o sus mejoras, a cambio de la  divulgación de la invención”. Cada patente lleva un titular, que puede hacer uso de la tecnología que se reivindica en la patente o autorizar a terceros a usarla bajo las condiciones que acuerden. Actualmente, las normas internacionales, determinan un tiempo limitado de 20 años para el uso exclusivo de la patente. Luego de ello, la misma es de uso abierto.

Las patentes no son algo exclusivo de nuestros tiempos. Las primeras se registran en siglo III en Grecia y en 1331 Inglaterra emite un documento similar a una patente. En 1450, Venecia establece un sistema precario de patentes, que más adelante fue llevado por los migrantes a sus nuevos hogares.

Hoy existe la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (WIPO por sus siglas en inglés). De su página se puede observar las estadísticas para el 2018, que reportan el top 5 de países que registran más patentes: Estados Unidos, China, Japón, Alemania y Corea del Sur. En mi anterior columna indiqué, que estos países son justamente los que más invierten de su PIB en investigación, desarrollo e innovación.

El reconocer el ingenio de una persona, que a través de su idea plasmada en un desarrollo concreto y que responde a alguna necesidad de la vida cotidiana, es un proceso que requiere un verdadero proceso de INVENCIÓN, no simplemente el imitar o adaptar.

¿Tenemos ese tipo de investigadores? Sí, y en una corta visita al Instituto de Investigaciones Fármaco-Químicas de la facultad de bioquímica de la UMSA, descubrí que sus años de trabajo han generado muchas propuestas para varias áreas.

La Dra. María Teresa Álvarez, me explicó los trabajos que les han permitido encontrar compuestos que ayudan a pacientes con leishmaniasis, excelentes desparasitadores, componentes nutracéuticos que ayudan a diabéticos y otro tipo de inflamaciones en el cuerpo, además de algunas soluciones mediante la biotecnología para el área de producción de alimentos. Sin embargo, la Dra. Álvarez hizo énfasis que uno de los obstáculos para generar mayor investigación, es precisamente no contar con un mecanismo dentro de la Universidad que permita el registro de patentes.

Mi alma mater donde cursé la maestría, contaba con un sistema multidisciplinario, que articulaba la facultad de derecho, con las distintas facultades de ciencias e ingenierías, además de algunos departamentos de las escuelas de negocios. El resultado se refleja en que la Universidad Estatal de Arizona (ASU) el 2018, registró 130 patentes. ASU empató con la Universidad de Michigan por el puesto número 10 en el ranking mundial de universidades que registran patentes.

Si no queremos quedar como un país que siempre busca imitar lo que los otros hacen, fomentar a los investigadores y empezar a presentar las variadas soluciones que nuestra diversidad ofrece, entonces es tiempo de que el triángulo virtuoso de Gobierno-Academia-Privados (Industria), empiecen a coordinar para que la genialidad de nuestros investigadores sea reconocida.

Cecilia González Paredes M.Sc.

Especialista en Agrobiotecnología



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