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09/07/2023
Sin letra chica

¿Miramos para otro lado?

Carlos federico Valverde Bravo
Carlos federico Valverde Bravo

Carlos federico Valverde Bravo

Cuando leo que nosotros somos “hijos de Bolivia” me queda la sensación de que hay un error de conceptos y tiempos; veamos los tiempos: los departamentos que decidieron crear el Estado o país fuimos libres antes del 6 de agosto de 1825. Ahora, el concepto: fue una decisión de los representantes de las patrias los que ganaron las guerras contra la Corona; fueron los patriotas quienes las liberaron. Crear Bolivia fue decisión de ellos, a pesar de la negativa de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad de Bolívar y Palacios.

Por ello, el país en el que vivimos es hijo de los departamentos y no al contrario, más allá de que el centralismo unitario ganador de la guerra civil, apodada Guerra Federal, entre liberales y conservadores, a fines del siglo XIX, haya decidido quedarse con él.

Consecuentemente, a nadie debe molestarle que hayamos muchos cruceños que sigamos considerando que Santa Cruz es la patria y Bolivia es el país y que no por eso nos tiene que interesar menos el país en el que nacimos y vivimos. En lo personal, no me estorba para nada ser boliviano, aunque sienta que es muy difícil ser boliviano, siendo cruceño.

Parece que el problema de esto último es decirlo, no sentirlo, aun así, lo digo; no es novedad y tampoco causo daño con ello. Daño de verdad causa el centralismo, las erradas políticas de los diferentes gobiernos, sobre todo los del “socialismo del Siglo XXI”, que tienen a los cruceños tan apretados en nuestras posibilidades sin darse cuenta del error que cometen; pero peor es el miedo a lo que podamos alcanzar que la ignorancia con la que actúan. Ese es otro tema, de manera que ahí lo dejo.

Si Santa Cruz es la patria, si este es nuestro sentido de vida, si creemos en esto, no podemos simplemente mirar lo mal que anda el gobierno nacional y sus erradas políticas mientras aquí, en lo local, tenemos un mal gobierno departamental y peores gestores de sus políticas públicas.

Santa Cruz es el único departamento del país que tiene, por estatuto, un vicegobernador electo que se ve impedido de acceder al cargo porque quienes rodean “desde lejos” al gobernador, han decidido que no debe (no es que no puede) ejercer el cargo porque de esa manera perdería su poder y valor intrínseco. Y entonces nada funciona como debe, salvo el trabajo del Instituto de Estadísticas, el incansable rol de Yovenka Rosado, directora de Recursos Naturales de la Gobernación, algunos sectores en materia de salud y otro pequeño espacio. Nada más.

Ver al vicegobernador Mario Aguilera intentar proyectos y hacer planificación es constatar que el poder interno está dañando a Santa Cruz y al gobernador secuestrado. Aguilera trabaja y trata de ser y hacer. El Asesor de Gestión de la Gobernación, Efraín Suárez es, mientras tanto, el dueño del poder, dice ser el “enviado” de Luis Fernando Camacho, secuestrado por dos lados: por el gobierno central y por el de los “funcionarios leales”, que cambian cada cierto tiempo. Como muestra, les recuerdo que ya no está “el hermano Erick Morón”, pero sigue Suárez y, por supuesto quienes, desde las sombras, elucubran estrategias que lo único que hacen es dar malas y equívocas señales.

Por si acaso, el poder del oficialismo en la Asamblea Departamental ya no existe, de manera que, si de hablar del gobierno nacional se trata, ahí se lo podrá ver, en lo local, cada vez será menos.

Veamos las dos últimas barbaridades cometidas con la figura y el cargo del gobernador:

1.- Hacerlo hablar en grabaciones de audio “gracias a la inteligencia artificial”. Esa fue una estupidez al tamaño del departamento; reclamé, apenas conocí el asunto, si habían dimensionado el daño que podía significar para Camacho, que otros, o sea los que lo tienen secuestrado, también lo usen para pedir que se apruebe cualquier cosa en favor de ese gobierno o el reconocimiento de los crímenes inexistentes que le adjudican.

La inteligencia artificial es accesible a quien tenga conocimientos y habilidad informática; en el poder hacen que se pierda la única cámara de un balcón, que nadie sea responsable de cobros de coimas en un ministerio, que nadie vea que se exporta casi media tonelada de cocaína, que se quemen “otras” pozas de maceración de cocaína y unos laboratorios errados en el Chapare y, con seguridad también pueden hacer que aparezcan otras en otros lugares.

Mientras los “genios” de la básica “inteligencia artificial de la Gobernación” que manipularon la voz del secuestrado, les dan ideas para que el poder haga lo mismo, así sea por molestar y distraer a la opinión pública. Lo peor es que pagaron spots en medios audiovisuales; qué desastre y peligro más grande. Parece que la puteada sirvió, no lo volvieron a mostrar.

2.- Veamos la otra, en esta semana que pasó: a horas de ocurrida la reunión del Consejo Nacional de Autonomías, el mismo Efraín Suárez leyó una carta firmada por el secuestrado Luis Fernando Camacho cuestionando lo decidido en dicho evento; las razones son correctas, pero el modo fue errado.

¿Nos quieren decir que el secuestrado gobernador tiene privilegios en su cuarto en Chonchocoro? ¿Qué tiene una computadora conectada a internet, que tiene papel de la gobernación y que se comunica permanentemente con Suárez y su equipo, cuando todos hemos visto que es un martirio o un larguísimo trámite lograr que Camacho sea asistido por un médico cuando lo necesita?

¿No hemos visto acaso que la firma del gobernador secuestrado demoró en hacerse efectiva en el caso del compromiso de la Gobernación con el gobierno para la carretera Okinawa-Santa cruz? Y, cuando se trata de un comunicado político, este llega a escasas horas de ocurrido el evento, firmado (por supuesto firma antigua y carta hecha en Santa Cruz) por el equipo de Efraín Suárez, que oficia de gobernador cuando nadie votó por él.

Claro, pueden desmentir esto y demostrarnos que el gobernador recibió permiso para que lo visiten o recojan la carta inmediatamente; creo que no van a poder, salvo que el gobernador sea un secuestrado con privilegios pactados, que tiene en su celda todo para ejercer el mando, cosa que no creo. Si así fuera, con seguridad hubiera firmado, entre otros, el documento que mantuvo una importante carretera bloqueada por días.

Personalmente creo que la Gobernación y el preso político necesitan ser respetados y no usados por la gente que lo rodea.

Sabemos que el secuestrado gobernador es un hombre enfermo, con problemas reales de salud al que ni siquiera se lo asiste con prontitud en sus crisis por falta de tratamiento periódico (cada 15 días) y se nos quiere hacer creer que habla “gracias a la inteligencia artificial” y firma cartas inmediatamente ocurre un evento como el del Consejo de Autonomías, al que no le dio la gana de ir el año pasado y quieren que no nos preocupemos?

Camacho puede o no ser del gusto personal de muchos (entre los que me cuento), pero mientras esté preso por delitos inexistentes es uno de los símbolos de las violaciones de derechos humanos que se cometen en el país; y a ese símbolo, ninguno de los que lo rodea tiene derecho de usarlo en beneficio propio. Eso no se lo debiera permitir; el reclamo debiera ser de la sociedad civil.

Finalmente, sostengo que, si existe un vicegobernador, debería asumir el cargo porque los que lo detentan lo están haciendo jiras y eso es algo que Santa cruz no se merece.

Así que, ¿miramos para otro lado o reclamamos como debe ser? ¿O nos quitaron hasta el ánimo de reclamar?

Carlos Valverde es periodista y analista político.



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