1000x115_1
1000x115_1
Ahorrate Problemas 1000x155px
Ahorrate Problemas 1000x155px
Vuelta | 05/12/2023

Los cambios que vienen

Hernán Terrazas E.
Hernán Terrazas E.

Depende el cristal que se mire un año puede ser un lapso muy corto de tiempo para evaluar las tendencias de la historia, pero también puede parecer más prolongado si se consideran hechos significativos que puedan marcar una diferencia con el pasado e influir sobre el futuro.

En 2023 se registraron varios hechos importantes. Fue el año de la ruptura aparentemente definitiva en la cúpula del MAS. Aunque era de esperarse que hubiera tensiones entre el sucesor y el líder, no se pensaba que las diferencias entre el presidente Luis Arce y el expresidente, Evo Morales, iban a llegar a lo que se insinúa como un punto de no retorno.

Después de casi 17 años de Gobierno, el MAS no se dividió por discrepancias ideológicas, lo que hubiera podido analizarse desde una perspectiva distinta, sino simplemente por un problema de poder que se reduce a la definición de la candidatura partidaria para las elecciones de 2025. Arce y Morales quieren ser candidatos y, en ese afán, ambos buscan el control del instrumento político.

El quiebre interno obedece, además, a que el proyecto del MAS ya no tiene contenido, salvo el de mantenerse en el gobierno. No es que uno de los candidatos tenga una visión diferente de país, ni cosa parecida. Lo que tienen son dos grupos, que por ahora si diferencian porque unos gozan de los privilegios de la administración del ejecutivo, mientras los otros están en lista de espera para, eventualmente, ser el reemplazo. Así de vulgar es la cosa.

La elección del candidato para las elecciones generales será un acontecimiento crucial para los masistas en 2024.  La solución puede pasar por un aspirante que renueve la unidad –posibilidad que no se descarta– o por dos candidaturas por separado –Arce y Morales–, con ajustes en la denominación del partido.

A diferencia de procesos electorales anteriores, el MAS arrastrará ahora el peso de la crisis económica sobre sus espaldas. No es un problema estrictamente de la actual gestión, sino el resultado de la acumulación de malas decisiones que se aplicaron durante los últimos 17 años. Ni arce puede atribuir las causas a un pasado del que formó parte protagónica, ni Morales lavarse las manos de sus casi 14 años en el poder.

La economía va mal y la gente ha perdido la confianza y el optimismo. Ese es un factor que con seguridad entrará en juego a la hora de decidir el voto, sobre todo si en lo que queda hasta el día de las elecciones, no se produce ningún milagro que cambie las tendencias. El litio podría tener esa cualidad milagrosa, pero el desarrollo de este sector será posterior a los desenlaces políticos inmediatos.

Un tercer hecho clave del año fueron los nuevos incendios en la parte amazónica del país. El humo de siniestros provocados llegó hasta las principales ciudades del país y quedó suspendido durante semanas. Los incendios mataron destruyeron más de cuatro millones de hectáreas de bosques, mataron a seis millones de animales y dejaron al descubierto la absoluta pasividad, cuando no la complicidad del gobierno.

De las cenizas, sin embargo, nació una corriente importante de cambio, de la que en su mayoría son protagonistas los jóvenes del país. El tema ambiental, la transversalidad de la sostenibilidad, no pueden ignorarse más en las agendas políticas, no como una promesa destinada a quedar en el archivo como tantas otras, sino como una materia clave de minuciosa evaluación pública. No es un tema nuevo para debatir en democracia, pero ahora existe un sentido de urgencia y compromiso generacional que lo hacen fundamental.

No es poca cosa lo ocurrido en 2023. Hay que hechos que sin duda cambiarán la política, la orientación de la economía y las prioridades nacionales para las próximas décadas, además de nuevos actores generacionales que no están dispuestos a dejar las decisiones en manos de quienes las tuvieron siempre.

Hernán Terrazas es periodista.



300x300
300x300
@brjula.digital.bo