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07/01/2024
La curva recta

Libertad para Camacho, justicia para Bolivia

Agustín Echalar
Agustín Echalar

El gobernador de Santa Cruz, el departamento más importante de nuestro país, está preso desde hace más de un año, se le acusa de haber hecho un golpe de Estado, lo cual es una grosería criminal del partido de Gobierno, en primer lugar porque el presidente de entonces no fue depuesto sino que renunció y ordenó renunciar a todos quienes pudieron haberlo reemplazado en su misma tienda política; lo hizo pensando seguramente que la anomia creada haría que podría volver a la plaza Murillo de la manera que lo hizo Hugo Chávez en Venezuela.

Es importantísimo recalcar que la legitimidad de Morales había desaparecido el día en que en forma completamente abusiva se postuló para unas elecciones que de ganar lo hubieran llevado a un cuarto mandato, una aberración inadmisible en nuestra Constitución, que además sentaba el precedente para una eternización en el poder y que, insisto, merece ser castigada.

Las acciones del señor Camacho, y de otros activistas, políticos y manifestantes en general, evitaron que un individuo y su entorno se eternizaran en el poder; Camacho fue un actor crucial en esa lucha y se la debemos agradecer. No solamente a él, por supuesto, y en este marco no se debe minimizar el rol de la principal fuerza opositora, Comunidad Ciudadana, que fue además la más perjudicada por las ilegales maniobras del MAS.

El señor Camacho, habiendo sido elegido democráticamente gobernador del departamento de donde viene, debería gozar de inmunidad mientras dure su mandato aunque hubiera cometido algún delito. No tener esa salvaguarda es invitar una vez más al abuso de poder que pueden tener quienes lo detentan. En este caso, el Gobierno central, o quienes dentro de este manipulan de manera grosera al poder judicial.

Si Camacho hubiera cometido algún delito este debería ser juzgado en libertad.

El encarcelamiento de Luis Fernando Camacho no solamente es injusto e inhumano para él, es injusto para sus electores y para todo el departamento de Santa Cruz. Y afecta a la convivencia nacional, que debido a temas geográficos es bastante deleznable.

Y ahora, con el fallo del TCP, hacer que Camacho deje de ser gobernador de Santa Cruz, es definitivamente darle no solo al MAS, sino a la injusticia, una victoria: es una victoria del abuso de poder.

Estamos viviendo tiempos interesantes, el MAS monolítico está en vías de desaparición, aunque más allá de las acusaciones mutuas que se han lanzado los unos a los otros es posible que en el momento de la verdad se vuelvan a unir, los canallas se golpean y se abrazan en la misma borrachera.

Camacho debe ser liberado, pero si no lo es, no puede ser además despojado del cargo que le corresponde por haber sido elegido para este. Mientras tanto, la situación del gobernador preso, como la de la expresidenta Añez, que jamás hizo un golpe de Estado, debe hacer reflexionar al electorado no masista y a las fuerzas políticas opuestas al MAS.

La única forma de recuperar una justicia imparcial es hacer que el MAS deje el poder, y la única oportunidad que se puede tener en ese sentido es ganando las elecciones de 2025; para eso es necesario que se tenga un solo candidato opositor.

La experiencia de las elecciones de 2020 tiene que ser una lección aprendida. Es posible que si se hubiera tenido una sola fórmula no tendríamos hoy a Luis Arce en el poder, o por lo menos habría una mayor fuerza opositora en el parlamento.



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