PC_GPTW-Brujula-digital
PC_GPTW-Brujula-digital
Brujula-Digital-BancoSol-PDF-Solfestivo-Diciembre-1000x155px-
Brujula-Digital-BancoSol-PDF-Solfestivo-Diciembre-1000x155px-
Diario vagabundo | 02/01/2025

Letras para el 2025

Hugo José Suárez
Hugo José Suárez

Luego de tomarme un espresso en uno de mis cafés preferidos de Av. Miguel Ángel de Quevedo, en Coyoacán (Ciudad de México), entro a una pequeña librería que pertenece a la editorial Bonilla. Ahí circulan libros no especialmente comerciales, pocas “novedades” que se monten en las exigencias del mercado. Procuro la última novela de mi colega y amigo Carlos Martínez Assad, “El cielo prometido y el infierno tan temido”, que desde la narrativa explora la cuestión religiosa.

Inevitablemente me paseo por los estantes en la librería más cálida de la zona, con unos sillones agradables en los que uno se puede sentar a disfrutar las lecturas. En alguno de los anaqueles me encuentro con mi texto “Tertulia sociológica”. Me vienen las imágenes de ese documento porque fue de los primeros que escribí luego de mi ingreso al Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM. Era la compilación de entrevistas a académicos a quienes les puse la grabadora en distintos momentos para recoger su trayectoria intelectual.

La experiencia fue estimulante porque me permitió, por un lado, retomar la larga tradición sociológica de proponer preguntas y dudas más que ofrecer respuestas y certezas y, por otro lado, ofrecí un panorama de la discusión del momento en sus distintas vertientes. Por ello fue pertinente el epígrafe que escogí citando a Silvio Rodríguez: “yo vivo de preguntar, saber no puede ser lujo”.

Tal vez aquel sea uno de los libros que más interesó a distintas personas precisamente por su visión global y fácil comprensión. Y un detalle a no olvidar: fue publicado, precisamente, por Bonilla Editores, la librería en cuestión, en el año 2009. 

Al verme tan interesado, el joven que me atiende me informa que tiene otro libro del mismo autor. No puedo creerlo, ¿cuál?, interrogo si perder tiempo. Cambia de estante y me entrega un ejemplar de “Sueño Ligero. Memoria de la vida cotidiana” (Ed. Gente Común, 2012). Emocionado empiezo a atar cabos. En aquellos años (hace más de una década), cuando salió “Tertulia…”, les dejé unos ejemplares de mi otro texto en consignación. Lo había olvidado por completo.

Recuerdo mucho ese libro porque fue el inicio de una serie de entregas donde me permití escribir desde otro lugar. Empecé a sacudirme de protocolos científicos, de camisas de fuerza y hasta de temores; volví a la libertad de las letras entremezcladas con las ideas y las emociones. Incluso grabé algunos fragmentos que pasaron en Radio Deseo y luego subí a mi página web (www.hugojosesuarez.com). Fue un giro, el inicio de una serie de títulos de lo que luego denominé “sociología vagabunda”.

En “Sueño ligero” (dedicado a mi hermana y sus hijas), recogí artículos donde narraba episodios cotidianos con un lente sociológico. Hablé de películas, de discos, de fotografías, de sentimientos. Volví a sucesos como aquellos sábados en la tarde cuando el peluquero de mi abuelo visitaba a la familia y nos dejaba a todos los varones con corte militar; me acordé de la empleada doméstica, Plácida, que horneaba oloroso pan los jueves; de Fidelia, que dominaba el zurcido invisible; de Miguel, el campesino transformado en jardinero cuando la ciudad visitó su puerta. Escribí sobre el entrañable amigo de papá, Ronnie Monje y la promesa que se hicieron antes de su muerte; volví, por supuesto, a la nostalgia de la ausencia de Lucho, mi padre, y reflexioné sobre la crudeza de su partida. La contratapa traía una presentación de mi querido amigo Omar Rocha Velasco, y la portada una foto mía de un hombre pensativo sentado en una banca en la Chiquitanía.

La editorial Gente Común cerró poco tiempo después (más bien se transformó en 3600), pero el simpático logo –una persona leyendo sentado en un inodoro– y el nombre perduran y despiertan más de una sonrisa. Me quedé con las ganas de una reedición para los 10 años; ya no se pudo, habrá que esperar.

La visita a la librería me hizo el día. Es curioso el destino de los libros. Muchos lo dijeron: tienen vida propia y son incontrolables sus caminos.

Sirvan estas remembranzas para desear a todos un 2025 lleno de letras y emociones tejidas con frases e historias.

Hugo José Suárez, investigador de la UNAM, es miembro de la Academia Boliviana de la Lengua.



300x300 lateral SAN FRANCISCO
300x300 lateral SAN FRANCISCO
AlicorpEffie2024-300x300
AlicorpEffie2024-300x300