La renta del gas tiene altas correlaciones con el crecimiento de la economía, el presupuesto fiscal, la balanza de pagos y el precio de la divisa. Eso puede observarse empíricamente en el pasado inmediato y suscita serias preocupaciones para el futuro teniendo en cuenta que la producción de gas y su comercialización disminuyeron drásticamente en los últimos años. Su futuro está determinado por la cantidad de reservas que se encuentran bajo tierra, pero la información disponible es inconsistente y confusa como explico en este artículo.
Bolivia dispone de varias certificaciones de reservas de gas natural emitidas por agencias internacionales especializadas en este campo: Degoyler and Macnaughton, (1997-2005), Ryder Scott (2009), GLJ Petroleum Consultants, (2013), Sproule Internatyional Limited (2017). Entre estas certificaciones internacionales, YPFB emitió sus propias evaluaciones.
La empresa Degoyler and Macnaughton hizo crecer su evaluación de reservas desde 3,6 trillones de pies cúbicos (TCF) en 1997, hasta 28,7 TCF en 2003 y la mantuvo en niveles elevados hasta diciembre del 2005. Unos meses después, las reservas bajaron a 16,7 TCF y las evaluaciones posteriores la disminuyeron aún más hasta llegar a menos de un tercio de lo que se evaluó en el primer quinquenio.
Conviene situar estas variaciones en el contexto político. El salto importante hacia arriba se dio durante el último año de gobierno de Hugo Banzer y continuó hasta 2005, durante los llamados gobiernos liberales, dando un brinco hacia abajo en el primer año de gobierno de Evo Morales y continuó disminuyendo durante su gestión y las de Janine Añez y de Luis Arce (MAS).
Las empresas transnacionales y los mercados simpatizaban con los gobiernos liberales, pero no con Evo Morales, a quien veían con temor y quien les impondría, en el año 2006, nuevas condiciones en sus contratos. Si bien hay una coincidencia en el tiempo entre los cambios de régimen político y las variaciones de reservas de gas, no se puede decir si hubo una relación de causa-efecto mientras no se aclare las razones para que se haya dado ese cambio en las certificaciones de reservas.
Por ser incomprensibles, estos saltos invitan a hacer algunas hipótesis para explicarlos: 1. La empresa Degoyler and Macnaughton se equivocó en forma persistente en sus evaluaciones entre los años 1997-2005 o, eventualmente, falseó la información. 2. Degoyler and Macnaughton no se equivocó, lo que significa que las evaluaciones posteriores están erradas. 3. Las evaluadoras basaron sus informes en las intenciones de inversión de las empresas transnacionales interesadas en los hidrocarburos de Bolivia.
Si fuera cierta la hipótesis 1, Bolivia debería pedir una fuerte indemnización a la empresa Degoyler and Macnaughton. Si la hipótesis 2 es cierta, Bolivia podría ver con optimismo su futuro. Sin embargo, la caída de producción desde 2016 no favorece la aceptación de esta hipótesis
Si la hipótesis 3 es correcta y si la empresa Degoyler and Macnaughton hizo su trabajo siguiendo los términos de referencia convenidos con Bolivia, su evaluación tendría muy poco valor científico, pero el mensaje subyacente que transmitió sería importante: “las empresas interesadas en los hidrocarburos en Bolivia están dispuestas a invertir porque saben que las reservas de gas son sustanciales” a lo que se puede añadir “no lo harán durante el gobierno del MAS”. Durante los gobiernos liberales, estaban incluso interesadas en el proyecto de exportación de gas a California. En este caso, al igual que con la hipótesis 2, Bolivia podría mirar su futuro con optimismo desechando las hipótesis pesimistas sobre la inexistencia de reservas.
Bolivia hizo inversiones millonarias en el sector hidrocarburos que serían inútiles si son correctas las últimas estimaciones de reservas de gas y dispuso de las finanzas públicas como si las rentas del gas continuaran en buenos niveles durante muchos años más. Todo eso ocurrió durante el gobierno de Evo Morales. La cuestión pendiente es la de saber si el gobierno ignoró y porqué las certificaciones de reservas de gas hechas después del año 2006. ¿Aceptó implícitamente que Bolivia estaba en un mar de gas como sugerían las estimaciones precedentes? Cabe también señalar que, en vista de la importante producción de gas desde ese año, podría haberse dado un fenómeno de espejismo sobre las reservas que convenía políticamente al gobierno.
Varios políticos y especialistas en hidrocarburos afirman que se puede recuperar la producción de gas haciendo nuevas exploraciones y culpabilizan al gobierno del MAS de no haberlas hecho anteriormente. Es decir, aceptan implícitamente que las reservas de gas de Bolivia son importantes desechando las últimas certificaciones.
Teniendo en cuenta la importancia del gas en la economía boliviana, elucidar estos temas es importante para entender lo que pasó durante este periodo y para proyectar el futuro.
Rolando Morales es PhD en economía.
@brjula.digital.bo